Sin precedente en el pasado lejano ni cercano y como inédito califico lo que sacó el CONEP de la conferencia del gobernador del Banco Central en ADOEXPO. La leí y la verdad debe ser dicha, no encontré ni pude inferir la frase que le atribuyen: “todo el que tiene bajos ingresos puede incurrir en delito, de tener vocación hacia el delito”.
Destacó dos temas, el repunte de la economía y el destino de la nueva riqueza. El crecimiento al alza del PIB, respecto a lo esperado, aunque el ritmo menor al del mismo semestre de 2014. Interanual aumento 6.4% en el primer semestre de 2015, destacando el aporte del sector externo, que cerró con superávits por el flujo de remesas e ingresos por turismo, además de la caída del petróleo. La relevancia del crecimiento, que no fue analizado por CONEP, es que se produce con las mayores economías latinoamericanas en recesión o creciendo poco, por la duda respecto al crecimiento chino y la depresión de las materias primas básicas. Brasil tiene cinco trimestres con descrecimiento, desde el segundo del 2014, Venezuela cuatro trimestres, comenzó en el primer trimestre del 2014, y las demás crecen poco, Argentina con 0.6%, Chile 2.2%, Colombia 2.9%, México 2.4% y Perú 2.9%.
Es probable que la respuesta del CONEP tenga que ver con el tema de la distribución del crecimiento entre capital, trabajo y tecnología, al que se refirió el gobernador. Dijo que no obstante el aumento de 14% en el mínimo, el ingreso real del trabajo a final de 2014 era parecido al del 1991. El retraso acumulado porque no se incorporó la proporción anual de la productividad y la inflación. Agrego, es más grave, el ingreso real primero se estancó, la tendencia ahora es retroceder en términos comparativos, observemos las cuentas nacionales recientes.
Como al finalizar el 2014 la participación del gasto de las familias equivalía a 84% del PIB, debía aumentar en $147 mil millones en los primeros seis meses de 2015, considerando que el PIB nominal se incrementó en $178 mil millones. No fue así, aumentó $30 mil millones menos, porque en el semestre redujo su participación en el PIB en dos puntos porcentuales. Por eso la paradoja de que crecemos mucho y al mismo tiempo aumenta la brecha entre ricos y pobres.
Si no hay “boroneo”, el salario pierde peso en el conjunto de la economía, lo gana la inversión y los impuestos, sucedió en el semestre. Cuando el reparto de la ganancia del crecimiento es equilibrado, mejora la competitividad y aumentan los ingresos por exportaciones de bienes. Es precisamente lo que ha faltado, el salario mínimo en la pequeña y mediana empresa cubre solo 62% y 70%, respectivamente, del costo ($12,659.75 pesos) de la canasta para el quintil 1, el 20% más pobre. Se reduce a 57% con el salario mínimo de la zona franca y 40% con el del sector público.
Por eso el FMI recomienda mejorar los ingresos de pobres y clase media, en un estudio reciente demostró que si aumentan uno por ciento el PIB sube 0.38 puntos porcentuales, y que se contrae 0.08 puntos porcentuales si el aumento es para los ricos.