En Dominicana: hacer las cosas
como deben ser

En Dominicana: hacer las cosas <BR>como deben ser

POR REGINALDO ATANAY
NUEVA YORK.- Durante su ejercicio de poder político en Dominicana, una vez, el ex presidente de la República, Hipólito Mejía, usó una expresión algo irrespetuosa a la dignidad que ostentaba. Fue cuando alguien, en una reunión pública, le dijo que en tal sitio vendían el pan a un precio que no era el acordado por las autoridades. El ex presidente Mejía repuso; «Pues no lo compre ahí; vaya a otro sitio donde lo vendan más barato».

Ya se sabe que durante el régimen de Mejía, el irrespeto a todo y a todos, era algo común y corriente; el entonces presidente pretendía, en parte, comportarse como lo hizo hace muchas décadas el dictador Ulises Hereaux (Lilís), con salidas folklóricas; pero el dictador, evidentemente, tenía una inteligencia que lucía, al menos por momentos, más aguda que la que mostraba, en sus expresiones cotidianas, el auto llamado «Guapo de Gurabo».

En eso del pan, otro presidente hubiera llamado a uno de sus ayudantes para que tomara nota; y luego, hubieran tramitado el caso a la Secretaría de Industria y comercio, para que los inspectores de ese departamento «obraran en consecuencia», como se estila decir en los oficios escritos, en algunas dependencias públicas.

Traemos este ejemplo, para recordar que muchas gentes, inclusive personas que no vivieron en la Era de Trujillo, dicen que ahora, en el país, «hace falta Trujillo».

¡Claro que Trujillo no hace falta! Pero lo que muchas gentes quieren decir con esa expresión, es que deben seguirse patrones de educación, de respeto, de civismo. Durante la Era de Trujillo, hubo vagabunderías de todo tipo. Pero «con orden», aunque parezca, este juicio, un contrasentido.

Y era que el dictador se cuidaba de llenar las apariencias, y hacía varias cosas que no eran negativas, porque en justicia, hay que recordar que aunque fue un régimen de terror y oprobio, se produjeron también cosas positivas. Como la obligación de los adolescentes de ir a la escuela; el respeto a los profesores y a las autoridades; a la ancianidad.

También, reverencia a los símbolos patrios, empeño en orden y limpieza… Y es en estados de ansias de orden y respeto público, que alguna gente dice que «aquí hace falta Trujillo».

Condenamos, hace unos cinco años, una manifestación política, del Partido de la Liberación Dominicana en la que algunos manifestantes se aparecieron con un fajo de hierba, para «dársela» a Mejía, entonces candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), sugiriendo que el político perredeista era dueño de un raciocinio escaso.

Condenamos aquella manifestación, como condenamos luego, también, las expresiones irrespetuosas del mismo Hipólito Mejía hacia la persona de su oponente, el doctor Leonel Fernández; y también, hacia la educadora Alejandrina Germán, a quien ofendió una vez como persona y como dama.

En Dominicana, ahora mismo, hay que hacer cumplir las leyes por todos los medios; y a los delincuentes, aplicarles todo el rigor que mandan los códigos. No deben las autoridades seguir haciéndose de la vista gorda ante actos delictuosos, indecentes, e irrespetuosos, pues por ir minimizando esas actitudes, es que la sociedad dominicana, ahora mismo, casi cada día, se lamenta de cómo han ido creciendo el libertinaje, el irrespeto, los robos, asesinatos y cuanto crimen puede inventar la humana mente.

El clamor público pide que las cosas se hagan como deben ser, y hay que llevar a los tribunales a los delincuentes: los de corbata, y los descalzos; no con saña, sino con el espíritu de la ley, para aplicar algo que la mayoría nacional ansía: justicia.

Meditación

Para la meditación de hoy: Averigua contigo qué es lo que más te molesta de los demás. Porque dicen profesionales que bregan con la psiquis que uno, muchas veces, repudia defectos en otras personas… y que esos defectos ¡también los tenemos nosotros! ¿No has visto a padres que critican a los hijos malcriados de sus amigos, teniendo a sus propios hijos, quienes se comportan igual o peor que aquellos? La enseñanza de Jesús tiene vigencia perenne: que, ¿recuerdas lo que narra el evangelista, cuando el Maestro recomendó que miráramos primero la paja en nuestro ojo antes de ver la que tiene el ojo ajeno?

ReginaldoAtanay@verizon.net.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas