En EE.UU., unos huyen de Matthew mientras otros se quedan

En EE.UU., unos huyen de Matthew mientras otros se quedan

CABO CAÑAVERAL, Florida. Pese a las órdenes de evacuación y las sombrías advertencias, Robert y Georgette Tyler dicen que se quedarán en su casa arrendada de 46 metros cuadrados (500 pies cuadrados) en Cabo Cañaveral sin arredrarse por el feroz huracán Matthew, que pronto llamará a su puerta.

Tomándose un descanso en su tarea de colocar tablones sobre las ventanas, Robert Tyler dijo que le preocupa quedarse atrapado en el tráfico, y que empaquetar sus motocicletas y armas de fuego es demasiado trabajo. Tiene dos generadores, 190 litros (50 galones) de combustible y suficiente agua y comida para una semana. Además, es un trabajador de mantenimiento y su teléfono no dejará de sonar en cuanto pase la tormenta.

“Supongo que forma parte de la vida en Florida, especialmente en la costa”, dijo. Mientras Matthew avanzaba hacia Estados Unidos, unos dos millones de personas recibieron recomendaciones de dirigirse tierra adentro, ante la tormenta más poderosa que ha amenazado la costa Atlántica en más de una década. Al menos 16 personas han muerto en el Caribe al paso de Matthew por Haití, Cuba y Bahamas.

Se esperaba que la tormenta rozara el jueves por la noche buena parte de la costa de Florida, quizá como tormenta de categoría 4 con vientos de 210 kilómetros por hora (130 millas por hora), y cualquier pequeño desvío podría implicar que toque tierra o se interne mar adentro. En cualquier caso, los meteorólogos esperan que pase lo bastante cerca como para causar destrozos en la parte sur de la costa Este, descargando hasta 28 centímetros (15 pulgadas) de agua en algunos puntos.

Se esperaba que las marejadas ciclónicas alcanzaran de 1,5 a 2,4 metros (de 5 a 8 pies) en toda la costa desde el centro de Florida y hasta Georgia. Nada de esto preocupaba a John Long. “El ruido va a ser peor que la tormenta en sí. Creo que estoy bastante bien”, comentó Long, propietario de una tienda de motocicletas y que tiene previsto capear la tormenta con su gato en su remolque a media milla del océano. Vive en la zona desde hace tres décadas. “Siempre hay unos preparativos tremendos, y luego no es más fuerte que una tormenta eléctrica de la tarde. No espero tantos daños”.

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