En el 107 aniversario de MARÍA MONTEZ

En el 107 aniversario de MARÍA MONTEZ

La llegada de María Montez a Hollywood el siglo pasado a principio de los años 40 ocurre en una etapa difícil para la mayoría de los habitantes del mundo, afectados de una u otra forma por la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de una época en la que el cine constituía una de las fuentes esenciales de entretenimiento. Muchas de las empresas productoras ofrecieron a los espectadores filmes caracterizados por la aventura y la fantasía, siendo factores esenciales el auge del cine a color y el perfeccionamiento de las técnicas de rodaje.
Como dijo el escritor Terenci Moix: “María Montez encarnó como ninguna otra las necesidades de evasión de un mundo en guerra”.
La conquista del estrellato le vino tras protagonizar “Las mil y una noches” (“Arabian Nights”, 1942), dirigida por John Rawlins, éxito que confirma con “Ali Baba y los cuarenta ladrones” (“Ali Baba and the Forty Thieves”, 1944), dirigida por Arthur Lubin, y que junto a “Cobra Woman” (La reina de Cobra), dirigida por Robert Siodmak, y que aún hoy en día son sus más populares filmes, todas rodadas en technicolor.

La ‘Sirena de Hollywood’ y ‘Reina del Technicolor’. Por sus atributos físicos, entre ellos su escultural figura que le valió el título de la “Sirena de Hollywood”, y la tonalidad ligeramente dorada de su piel, que la hacía lucir magníficamente bien en la pantalla, así como por la gran convicción con que interpretaba los roles que le eran asignados y su gran vocación para el cine, la joven que nació el 6 de junio de 1912 en Barahona como María África Gracia Vidal, comienza a ser conocida en todo el mundo como la Reina del Technicolor.
Un museo para nuestra María Montez. En la República Dominicana, cuna de María Montez, debería crearse un museo en su honor, dado los méritos de esa eximia actriz nacional, en aras de llevar a cabo una serie de iniciativas que a largo plazo permitan consolidar su recuerdo, tanto en su tierra como en todo el planeta.
La más urgente podría estar orientada a dar los pasos necesarios para la fundación de un museo dedicado a honrar su memoria en Barahona, lugar de donde es originaria.
Para ello sería de gran utilidad entrar en contacto con las únicas hermanas con vida que aun quedan, quienes fueron testigos de su hazaña tanto en Hollywood como en París, porque compartieron con la estrella esos extraordinarios momentos, sin dejar de tomar en cuenta a sobrinos, cuñados, primos y otros familiares.
Las hermanas que le sobreviven son Consuelo Carter y Teresita Gracia (por décadas modelo de “Vogue”). Consuelo contrajo matrimonio con Kenneth Carter, ejecutivo de la Universal Pictures, cuando vivía en Hollywood con su famosa hermana.
En relación con la obtención de la totalidad de sus películas, es necesario solicitarlas en los estudios para los que actuó; algunos ya no existen; sin embargo, nuevas empresas han adquirido los derechos de las mismas y podrían proporcionar la información necesaria para obtenerlas. En la obra “María Montez su vida”, edición especial de quien suscribe, hay una relación completa de sus películas, con sus reseñas, que incluyen entre otros datos las empresas cinematográficas a que pertenecen.

María Montez más que actriz

El legado más valioso de María Montez es haber alcanzado la ambiciosa meta de ser una gran estrella del cine, para lo que tanto se esforzó. Gracias a ello, el nombre de nuestro país figura en libros y enciclopedias de cine que ofrecen datos acerca de una de las carreras más aceleradas triunfales y breves de la historia del cine, como ha sido evaluada la trayectoria artística de nuestra diva, quien falleció en París trágicamente el 7 de septiembre de 1951. Están incluidos en este legado los 26 filmes que protagonizó, muchos de los cuales han sido considerados clásicos en su género. La película “El ladrón de Venecia”, de John Brahm, rodada en Italia en 1950 y la francesa “Pasión prohibida”, (Portrait d’un Assassin, 1949), de Bernard Roland, resumen las más brillantes actuaciones de su trayectoria. La diva nacional María Montez, ya consolidada en los estudios de la Universal, gozaba del privilegio de ser considerada “la figura hispana más destacada de Hollywood” de esa época, según George Hadley García. Por otro lado, incursionó en teatro con la obra “L’ll Heureuse” (La isla feliz), estrenada en París en 1951 y que luego fue presentada en las principales capitales europeas. Componentes de su legado son también las obras de su autoría: “Forever is a Long Time”, “Hollywood, Wolves I Have Tamed” y “Reunion in Lillith”. Escribió, asimismo, las canciones “Doliente” y “Midnight Memories”. Con la poesía “Crepúsculo” se convirtió en la ganadora de un concurso literario organizado por la asociación The Manuscripters. Fue también autora de numerosos artículos publicados en cuatro idiomas. La carrera de María Montez es recordada muy especialmente en Francia, donde descansan sus restos, en Italia y en los Estados Unidos.

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