Entendamos que la pubertad y el desarrollo sexual son etapas de cambios constantes, donde el deseo y los impulsos sexuales dominan a una parte racional que no está del todo desarrollada. Es por esto que recibir una buena educación sexual es muy importante, no sólo a corto plazo, es decir, para que el adolescente supere sin riesgos sus etapas de maduración física y psíquica, sino también para establecer el comportamiento sexual que tendrá el joven cuando sea adulto.
La sexualidad no sólo tiene que ver con el acto de reproducirse, sino que representa la generación de deseos, sentimientos, fantasías y emociones, es decir, el desarrollo de una identidad sexual, que se puede definir como aquella parte de la identidad del individuo que le permite reconocerse y actuar como un ser sexual.
Estoy totalmente de acuerdo, con que desde el primer momento, hay que hacerles entender que el sexo es otra más de las facultades del ser humano y comentarles qué tienen que hacer para que esto sea una fuente de placer y no un problema. Y por supuesto, hay que evitar plantear el sexo de manera negativa. Si solo les explicamos que hay que estar muy seguros de con quién tener relaciones íntimas, que pueden contraer enfermedades de transmisión sexual, que puede haber un embarazo no deseado… lo estaremos planteando mal. Cuando se habla con los hijos del sexo hay que hacerles ver que, si se hacen bien las cosas, no hay que temer nada; y que puede ser muy placentero tanto física como emocionalmente: es una necesidad sentirse queridos y gustar. Hacerlo de esta manera los hará más receptivos y evitará las respuestas cortantes que acompañan a esa etapa de la vida, así como una visión distorsionada del sexo como la que llega por medio de la televisión o Internet.
«Lo más importante que debe enseñarle a su hijo es la responsabilidad», por eso debemos hablarles continuamente y hasta donde su edad lo permita, sobre cómo tomar decisiones y hacerles entender cuáles serán las consecuencias de tales decisiones. Recordémosles siempre: ¡Nunca se le debe obligar a nadie a tener relaciones sexuales! Y expliquémosles que si alguna vez le obligan a tener relaciones sexuales, es importante que nunca se culpen y que se lo cuenten a un adulto en quien confíe lo antes posible.
Deben tener pendiente que tristemente, una de las peores formas de violencia contra la niñez y adolescencia, es el abuso sexual. A pesar de que constituye un problema creciente en el mundo, porque todavía la mayoría de los casos no son detectados ni denunciados. Las víctimas sufren un daño irreparable a su integridad física, psíquica y moral. Se daña su derecho a la integridad, la intimidad, la privacidad y, principalmente, se vulnera el derecho a no ser expuesto a ningún tipo de violencia, abuso, explotación o malos tratos.
Lo elemental en todo esto, es que debemos hacer conciencia sobre lo importante que es la detección y la prevención. Para ello, resulta fundamental favorecer la comunicación con nuestros niños y adolescentes desde que nacen. Hay numerosos libros de cuentos y programas diseñados para enseñarles desde pequeños nociones acerca de su seguridad corporal, los límites saludables y las diferencias entre tocamientos buenos, confusos y malos.
Es fundamental abordar con franqueza las muy humanas preguntas sobre el desarrollo sexual, el deseo sexual y la naturaleza de la identidad sexual en el desarrollo del adolescente. Es muy importante compartir información objetiva con nuestros hijos adolescentes y brindarles una correcta orientación moral para que tengan herramientas que le permitan comprender lo que le está sucediendo. Con estos recursos, nuestros hijos podrán evitar errores de juicio devastadores y que puedan poner en riesgo su vida.