En el día de las votaciones

En el día de las votaciones

FIDELIO DESPRADEL
Martes 16, día de las votaciones. ¿Expectativas? Ninguna. En el caso de que alguna persona de izquierda o progresista resulte elegida como congresista o síndico, como su candidatura no ha sido el  resultado de un proceso de integración de corrientes sociales, de propuestas programáticas y avances organizativos a nivel del movimiento social, estaría incapacitado para modificar en lo fundamental el curso actual que le han impuesto a la Nación.

Las cúpulas políticas, sociales y económicas, tienen razones para ufanarse. Con su esfuerzo y acción han convertido esta República Dominicana en un verdadero arquetipo de las sociedades que nos viene imponiendo la dictadura mundial del capital transnacional, que domina hoy el mundo, con una polarización social extrema, cúpulas ahogadas en la abundancia, un aparato productivo en declive, la Soberanía anulada por el capital transnacional, y gobiernos acostumbrados a doblar la cerviz ante el poder extranjero.

Estas elecciones reflejan la cultura y el horizonte de esas cúpulas que dominan la República Dominicana, imponiéndole un modelo excluyente y erosionador de la Soberanía y de las bases sobre las que puede sustentarse cualquier país verdaderamente independiente, como lo son la cultura y el aparato productivo nacional. Todo lo que pasa en estas elecciones, son reflejo del horizonte político y ético de esas cúpulas. Ni más ni menos.

Muchos y muchas, llegamos tarde a este proceso, y nos hemos tenido que contentar con ser actores pasivos. En ningún caso podemos ufanarnos de una actitud de este tipo. A lo sumo, lo que podemos hacer es comprometernos a superar el desfase, aprestándonos a otear el porvenir.

Me interesa resaltar lo siguiente: Los grandes avances habidos en el siglo XX fueron resultado de la lucha y dinámica de los grandes movimientos sociales, en rebelión contra la lógica que intentó imponer, en todas partes, y desde los mismos albores del siglo XX, los monopolios y el capital transnacional que dominaba el mundo en aquel entonces. En la Europa destruida por la guerra y la crisis internacional, fueron las luchas y las inmensas movilizaciones de masas, las que impusieron el gran pacto social que abrió las puertas a una redistribución progresiva de la Renta Nacional. Lo mismo pasó en los Estados Unidos, con el «New Deal», en Asia y Africa con los movimientos de liberación y los acuerdos de la Conferencia de  Bandung (1955), y en América Latina con las grandes movilizaciones de la segunda mitad del siglo XX, las revoluciones en marcha, principalmente la revolución cubana, y algunos gobiernos populistas de corte progresista.

Sin un poderoso movimiento social y grandes movilizaciones de masas, no hubiera podido alcanzarse la retribución progresiva de la Renta Nacional a favor de los pueblos y naciones, que se produjeron en los cinco continentes en tan sólo unas cuantas décadas del pasado siglo XX. Desde finales de la década del 40, hasta finales de los 60, se produjo una gran redistribución de la Renta Nacional en los cinco continentes, incluyendo los países que terminaron formando el llamado Bloque Socialista, en base a la movilización social y las luchas de los pueblos del grueso de los países de los cinco continentes.

En  la República Dominicana pasó otro tanto. El poderoso 14 de junio, el MPD, PSP, y ese PRD del «nacionalismo revolucionario» (el partido de base popular más grande habido en el país) eran expresión de algo mucho más significativo: la conformación de un «movimiento», desde la base, que se oponía a lo que ese movimiento identificaba como «el orden», integrado por las fuerzas sociales, económicas y políticas, que en el correr de los años, terminaron conformando el Bloque de Poder que hoy domina la República Dominicana, a través de un modelo económico, social, político y cultural, que precipita nuestro país hacia un abismo que está a la vista de todos.

De manera que si queremos construir una respuesta política a este desastre, que en las elecciones de hoy se expresa a través de la campaña vacía y sucia más grande de la historia reciente del país, no sólo pensemos en ideas, propuestas, programas y hombres y mujeres ejemplares (rostros), sino pensemos en movimiento social, en organización, dentro de la pluralidad, de los sectores sociales afectados y victimizados por el modelo; pensemos en procesos de lucha y recomposición o refundación del movimiento social, porque sin estos ingredientes fundamentales, soñar con desplazar del poder a las élites que el día de las votaciones, marchan a paso de vencedores hacia una reproducción de su espurio poder, es engañarnos a nosotros mismos y engañar a quienes depositan en nosotros y nosotras la confianza para trazar los caminos.

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