En verdad, en verdad les digo que la economía de este país está en deuda con los muchos ciudadanos de ambos sexos que día a día trabajan en las más diversas áreas; desde el campo a las ciudades; y que generalmente reciben salarios insuficientes. Con la dura novedad de que legiones de mujeres se han sumado al mercado laboral -en adición a la labor doméstica- sin recibir un trato equitativo. Una reflexión en el Día de los Trabajadores, puede enfocarse dramáticamente en graves adversidades que predominan en el medio.
Para ser laboralmente útil se van necesitando aprendizajes que no abundan. No nos conformemos con saber que nuestros hijos y sobrinos -de niveles sociales medios- aprenden, se gradúan y especializan. En verdad los barrios miserables -que son mayoritarios- están repletos de meros obreros potenciales. De gente que el Estado no prepara mínimamente para ganarse el pan como Dios manda. Además, la seguridad social y el sistema de retiro no acaban de alcanzar su plenitud en perjuicio de quienes trabajan o no.
Hay que reiterar hoy que la sociedad es víctima de la desatención a la educación por lo que debe seguir exigiéndose que las inversiones en aulas y maestros alcancen un mínimo del 4% del PBI para garantizar empleos a miles y miles de dominicanos que cada año llegan a la edad de ser productivos pero que se estancan en el desempleo y en negativas informalidades económicas.
Un debate muy prometedor
La corrupción que en varios niveles públicos -y sin excluir el ámbito privado- preocupa a los dominicanos ha tenido múltiples manifestaciones a través del tiempo. No es de ahora. Del muy corrupto Trujillo pasamos a otras principalías del peculado, a veces con débiles apariencias de honestidad. El político modesto no abunda; mientras la pobreza jamás se ha mudado de los domicilios de más de media población.
¡Qué bueno que haya señales de que tendremos una campaña electoral en la que los responsables y aspirantes mayores de los partidos de la tradición (y quizás de buenos y malos averages) van a enrostrarse y atribuirse en feroz reciprocidad los pecados de sus pasos por el poder! Pero la sociedad quedaría defraudada si el debate se queda en lo ruidoso. Las partes hablan de indicios y pruebas de vagabunderías atribuibles a sus contrarios y todos quisiéramos ver que efectivamente todo aquello saliera a la luz.