MAKIIVKA, Ucrania. En la alcaldía de Makiivka, en el este de Ucrania, vigilada por guardias encapuchados, ondea la bandera de la «República de Donetsk» con colores rusos y los concejales piden un referéndum para distanciarse de Kiev.

«Los ciudadanos que están aquí no están armados. Son pacíficos, no son terroristas ni separatistas», asegura Serguii Naponski, quien afirma ser el portavoz del movimiento que controla el edifico, vigilado por guardias encapuchados.

«Lo único que quieren es que el gobierno los escuche», agrega.   Al preguntársele si quieren unirse a Rusia o formar parte de una Ucrania federal, contesta: «Por ahora no sabemos».   No obstante, Naponski prefiere el federalismo dentro de Ucrania: «Tenemos potenciales económicos distintos y culturas diferentes con respecto a las regiones del oeste. Hay países de la Unión Europea que son federaciones. ¿Por qué Ucrania no va a poder serlo si la gente así lo desea?», pregunta.   Makiivka, que cuenta con 400.000 habitantes, es la tercera ciudad de la cuenca minera de Donbass, cuya capital es Donetsk.

La ciudad, que cuenta con diez minas activas y otras tantas que se están reestructurando, forma parte de los lugares en los que han tenido lugar asaltos, aparentemente coordinados, contra edificios públicos, llevados a cabo por prorrusos.