¡En el icónico y legendario Hotel Mercedes! ¡RAÚL MORILLA ILUMINA LA MEMORIA!

¡En el icónico y legendario Hotel Mercedes! ¡RAÚL MORILLA ILUMINA LA MEMORIA!

“Agonía de la memoria”, no sólo reafirma el consagratorio y axiomático momento productivo que Raúl Morilla ya había logrado con su imponente “Claustro para el Edén” que le valiera el Gran Premio de la XXVlll Bienal Nacional de Artes Visuales (2015), sino que también sitúa y proyecta la producción artística dominicana contemporánea desde unos niveles paroxísticos de creatividad recursiva, riqueza visual y esplendor metafórico…

Algunos celajes reveladores, sitúan la XXVlll (vigésimo octava) edición del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes en un trance renovador y significativo. Un destello prístino y aún más auspicioso, desentraña su origen paradójico: las medidas de distanciamiento y restricción social contra la pandemia del Covid-19, han posibilitado que las obras seleccionadas puedan ser apreciadas en todo el mundo a través de una galería virtual con ángulo visual de 360 grados.

Una segunda ráfaga de aire fresco se respira desde el mismo desbordamiento de los espacios físicos y expositivos del Centro León, mediante varias intervenciones artísticas públicas que, efectivamente, vienen a contribuir de manera directa a una mayor apertura perceptual; un conocimiento más amplio y un mayor disfrute de la experiencia sensible que proponen los artistas contemporáneos a la sociedad y la ciudadanía de nuestro tiempo.

Joiri Minaya, con su acción plástica y performativa “Encubrimiento”, presentada a mediados de enero en el Parque Colon de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, intervino el conjunto escultórico monumental en homenaje a Cristóbal Colón con un manto rojo-como ensangrentado-cuyos motivos bordados aludían a plantas medicinales y rituales, utilizadas por los taínos y africanos esclavizadoscontra los colonizadores europeos.

La estelaridad de la 28 edición del histórico certamen le debe mucho a“Agonía de la memoria”, espectacular y elocuente intervención del reconocido arquitecto y artista visual Raúl T. Morilla (1972) sobre el edificio que hace décadas alojaba el mítico Hotel Mercedes (1928), localizado en la esquina que forman las calles 30 de Marzo y Máximo Gómez, justo en el centro histórico de la “ciudad corazón”, logrando atraer la atención de miles de santiaguenses, amantes y estudiosos del arte latinoamericano contemporáneo.

Con “Agonía de la memoria”, Raúl Morilla se ha instalado doblemente desde el espacio urbano y el icónico edificio del Hotel Mercedes, declarado Patrimonio Nacional (1991) al cubrir los portales del segundo y tercer nivel con una lona impermeable, amarilla y traslucida que, mediante un dispositivo electrónico, se infla y desinfla rítmicamente, simulando la respiración humana.

Los huecos del chanfleado del edificio, operaban como proyectores de imágenes y sonidos evocadores de leyendas, vivencias y acontecimientos memorables en torno a la ciudad de Santiago de los Caballeros y la historia reciente del país. Así, “Agonía de la memoria” se torna en una intervención estética del espacio urbano desde un ícono arquitectónico y patrimonial portador de esencias y cuya razón de ser no es otra que la intensa reflexión que asume su autor en torno a latrascendencia de los vestigios rizomáticos de nuestra memoria histórica y nuestros signos culturales identitarios.

Durante las últimas dos décadas, RaúlMorilla desarrolla una poética ontológica y una producción simbólica intensamente lúdica y reflexiva sobre la memoria emocional y sus vínculos con la ritualidad y las mitologías del caos cotidiano. Morilla se vale principalmente de la arquitectura, la escultura, la vídeo-instalación y las irrupciones instalativas “site specific”, poniendo en espejo una serie de fenómenos relacionados a lo espiritual, lo perceptivo y las sensaciones a través de un manejo prodigioso del espacio, el sonido, el color y la imagen en movimiento.

Además de precisar sobre la vital importancia de los íconos arquitectónicos patrimoniales y los espacios públicos portadores de memoria, en su obra global, Raúl Morilla aborda cuestiones imbricadas con problemáticas cruciales de nuestro tiempo como el ecocidio, la migración, el desarraigo, el consumismo, la banalidad, los rituales hedonistas del neocapitalismo, las prácticas artísticas contemporáneas y el vacío espiritual de la condición posmoderna. Desde luego, el interés de Raúl Morilla desborda lo puramente estético para implicarse y provocar interacciones cognitivas, sociales, políticas, éticas y culturales.

Precisamente, uno de los desafíos que le plantea Raúl Morilla desde su “Agonía de la memoria” al sujeto crítico contemporáneo es la respuesta urgente del pensar desprejuiciado y avizor que requieren hoy las prácticas creadoras implicatorias como la que él mismo materializa. Respuesta y urgencia que han de develar las claves de la hipermímesis desbocada y la frívola filigrana discursiva que también pervierten una parte notable de la producción artística dominicana de estos días.

La majestuosidad disruptiva en cuanto a lo técnico, lo conceptual y lo operativo, así como el esplendor visual y metafórico que caracterizan esta espectrológica y formidable video-instalación de Raúl Morilla en el edifico del Hotel Mercedes, nos permitencalibrar los altos niveles de reflexividad con que resiste su obra reciente al mismo tiempo que nos incitan a leer este tipo de irrupciones instalativas como legítimo y efectivo constructo de polivalencia significativa y posibilidad creacional en el contexto artístico dominicano de la actualidad.

EN SINTESIS
En su brillante y conmovedora “Agonía de la memoria”, Raúl Morilla ha utilizado un sistema de tuberías con más de 100 metros lineales para la distribución del aire activador de los bombachos que cubrían los vanos de los dos niveles intervenidos del Hotel Mercedes. Seis blowers de sistemas centrales de aire acondicionado, expulsaban y extraían el aire. Un temporizador, permitía el bombeo del aire cada ocho minutos, simulando la respiración humana.

Como requerimiento de los propietarios, fue emitido un seguro de responsabilidad. Tres proyectores de 5 mil lúmenes, disparaban las imágenes desde el interior sobre dos pantallas retro proyectables. En los tres primeros niveles del edificio, fue instalado un sistema de redes eléctricas controlado por un “Mainbreaker”o regulador de voltaje para mantener la iluminación.

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