En el mundo reformista

En el mundo reformista

Estaba listo para entrega este artículo cuando leímos, en otro matutino, la propuesta del dirigente reformista Noé Sterling Vásquez para contribuir con la solución de la prolongada crisis de ese partido. Dice que a la convención convocada para el 24 de julio próximo «no sabemos a lo que vamos».

Plantea que para sacar al gallo colorao de ese charco se recurra a una persona «con carácter para que todos los respeten; capaz, para no ser instrumento de nadie; sin tendencias, para que no se apasione; reconocida, para que no sea estigmatizada como improvisada, y sobretodo, conciliadora». Cita a Mario Read Vittini y a Licelot Marte de Barrios «como los que más se acercan a ese perfil». Más que lejos, ausente de ese «mundanal ruido», pienso que pudiera ser un Comité Rector de la Reconciliación Reformista que incluya, junto con aquellos, a Juan Aristides Taveras Guzmán. El comité quedará disuelto al cumplir el mandato que reciba. Ahí lo dejo.

Joaquín Balaguer, gallo padrote de la traba colorá, aceptó en su derredor a cuantos pollos y pollonas quisieron participar en el desempeño reformista. Los ayudó a crecer, y a beneficiarse, cuidándose siempre de recortarle las alas para imposibilitarlos de volar a las alturas de un liderazgo nacional. A la hora de darles picotazos pareció tener pico de águila. A todos cuantos fueron sancionados, nunca sumariamente, los aceptó después. Hay ahí varias muestras. «El partido tiene las puertas abiertas para todo el que quiera entrar», decía.

Luego de su desaparición física, se manifestaron las diferencias fermentándose entre sus afiliados desde años antes. Las ambiciones personales fueron el norte, pero era una postura errada. El partido ha sufrido cuatro derrotas electorales consecutivas, prácticamente tres de ellas responsabilidad de la cúpula dirigencial conocida como La Casa. Está a la vista que esa cúpula ha sido incapaz de bien dirigir al partido para darle el perfil de que pueda ser visto como una fuerza independiente, dinámica, con atractivo popular para retornar al poder. Se aferraron los de la cúpula a los puestos directivos sólo porque los designó Balaguer. El país sabe que esas designaciones las hizo el líder ya incapacitado, disminuido en absoluto, en estado físico miserable.

Los de la cúpula no han tenido vocación para la convivencia y la reconciliación, dos elementos indispensables para recomponer al partido. Un importante núcleo del cual forman parte los ex vicepresidentes de la República Jacinto Peynado y Carlos Morales Troncoso, también Leonardo Matos Berrido y Humberto Salazar, fue expulsado sumariamente cuando proclamaron su apoyo a Leonel Fernández. Lo apoyaron disconformes con el resultado de las primarias que eligió a Eduardo Estrella candidato presidencial reformista. Los de La Casa no accedieron nunca a la solicitud de repetir el proceso sólo en San Pedro de Macorís, escenario del fraude que se alega perjudicó al núcleo excluido. Los dirigentes reformistas Pedro Bretón, ex ministro de Agricultura, y Rosa Fadul, ex diputada y ex gobernadora de Santiago, apoyaron ahora, el primero al Presidente pepehachista, y la segunda a Leonel Fernández. Nadie ha hablado de sancionarlos.

Lo más reciente en aquel mundo es la revelación de un «acta de entendimiento» suscrito entre el vicepresidente del PRSC y miembro de su Comisión Ejecutiva Federico Antún Batlle con el Pe-eledé, que tiene tintes electorales supuestos a surtir efecto en caso de que en las pasadas elecciones hubiera una segunda vuelta. Está Antún Batlle, pues, en la antesala de la cámara de gas, junto con Ricardo Canalda, Rodolfo Rincón Martínez y Luis Toral, que también suscribieron el «entendimiento».

Por su ascendencia entre las bases reformistas, Antún Batlle es tenido por muchos como comandante de numerosos batallones de coloraos que no los tiene ninguno de los de la cúpula. Es, pues, un dirigente connotado, que eventualmente puede caer precisamente por eso.

Si fuera un pelagatos, para usar una palabra recordaba hace poco por el Cardenal, en otro tono hubiera cantado el gallo. Ni se hablara. Pero los celos generan envidia, y ésta busca destruir la competencia. Siempre ha sido así.

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