En el Museo de Arte Moderno: nueva entrega de la colección permanente

En el Museo de Arte Moderno: nueva entrega de la colección permanente

Clara Ledesma. Ozama. Oleo sobre tela, 88.5X155 cm, 1956. Primer Premio Pintura VIII Bienal, 1956.

Cataclismos, guerras preventivas, corrupción, hambrunas, insalubridad; autoritarismo, inseguridad ciudadana, violencia política y terror globalizado, constituyen iniquidades propias e inexcusables del presente. Sin embargo, la chispa de espiritualidad que nos resguarda de la bestial autodestrucción se materializa de manera radiante en la creación artística contemporánea, en la práctica sensible y especializada de la imaginación, revelándonos la maravillosa capacidad del ser humano en su persistencia transformadora.

El arte tiene unos orígenes tan dilatados-¡entre la luz y el tiempo!-como la misma humanidad. Por diversas razones, tales como el contexto sociopolítico, la economía y su intrínseca relación (en tanto signo de poder y prestigio) con las elites políticas, sociales y financieras, tanto en su proceso de producción como a través de sus distintas redes de socialización, la mayoría de la humanidad, sigue confrontando actualmente restricciones estructurales a la hora del pleno acceso al producto artístico y la experiencia estética.

Esta triste realidad nos sitúa ante un terrible contrasentido humanístico ya que, como advirtiera Ernesto Sábato, “la gran verdad sólo proviene del arte”. Y es que el amplio acceso a los derechos culturales y a la educación artística por parte de los grandes segmentos de la población, sigue siendo la más apremiante utopía social de la modernidad, así como el máximo reto de los Gobiernos, naciones y Estados democráticos a nivel global.

Resulta de rigor atender la rica y significativa historia que nos revela la activa participación de diversas instituciones e instancias, tanto públicas como privadas, auspiciando y sosteniendo proyectos humanísticos, educativos, científicos, artísticos y culturales en beneficio del desarrollo de todos los sectores de la sociedad. Como ejemplos precisos de estas acciones se impone subrayar el mecenazgo cultural; la nueva museología y las nuevas prácticas curatoriales.

Y aunque es cierto que en Santo Domingo no se puede hablar todavía de una política museológica que materialice y posicione a cabalidad el rol social del museo en tanto custodio, preservador y revalorizador del patrimonio cultural y/o como espacio democrático de investigación, educación y aprendizaje, iniciando este nuevo año 2023, se impone visitar nuevamente el Museo de Arte Moderno, donde se puede apreciar y disfrutar un extracto impactante y significativo de sus fondos artísticos patrimoniales.

Se trata de una nueva entrega de la magna exposición permanente del Museo de Arte Moderno, incluyendo más de cien obras, entre pinturas, esculturas, dibujos y grabados, cuya selección y despliegue museográfico en la amplia tercera planta del MAM han estado a cargo de la doctora Laura Gil Fiallo y el Arq. Federico Fondeur, investigadora y director, respectivamente, de la institución, destacando en dicha muestra una serie de obras axiales de la colección que operan como iconos emblemáticos del arte dominicano de la modernidad.

Entre estas, destacan obras pictóricas magistrales de artistas emblemáticos del siglo XX como “Desnudo”, óleo sobre tela de Celeste Woss y Gil (1891-1985), premio de la Primera Bienal en 1942; “Caballos Bajo la lluvia”, óleo sobre tela de Darío Suro (1917-1997), Premio de adquisición en la Primera Bienal de 1942; “Ozama”, óleo sobre tela de Clara Ledesma (1924-1999), Primer Premio de Pintura de la VIII Bienal en 1956; “Sacrificio del chivo”, óleo sobre tela de Eligio Pichardo (1929-1984), premiado en la IX Bienal (1958) y “Hombre espanto”, técnica mixta sobre tela de Paúl Giudicelli (1921-1965), primer premio de la X Bienal (1960).

La muestra, incluye una serie de obras que traslucen la diversidad, la intensidad disruptiva y el signo intensamente identitario de la pintura dominicana como “Pintura”, óleo sobre cartón de Silvano Lora, premio de la VIII Bienal (1956); “Uno que va. Otro que viene”, óleo sobre tela de Ramón Oviedo (1924-2015), Gran Premio de la XIII Bienal (1974); “10. 1+1= 3- 1+ 0”, acrílica sobre tela de Orlando Menicucci, segundo premio en la XIII Bienal (1974); “El paseo de las 10.00am”, acrílica sobre tela de Cándido Bidó (1936-2011), premiado en la XIV Bienal (1979) y “Fragmentación de un Gaga”, acrílica sobre tela de Manuel Montilla, Gran Premio de la XVII Bienal Nacional de Artes Visuales (1990).

La nueva entrega de la muestra permanente del Museo de Arte Moderno constituye un extracto representativo de los resultados más brillantes, vitales y trascendentes del proceso apropiador-asimilador- transmutador del signo cultural ancestral y los postulados estéticos capitales de las vanguardias estéticas del siglo XX que reafirma la impronta experimental y la misma carga identitaria de la pintura dominicana de la modernidad y la posmodernidad.

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