En el Museo de las Casas Reales ¡Vitalidad & celebración de Amaya Salazar!

En el Museo de las Casas Reales ¡Vitalidad & celebración de Amaya Salazar!

“la vida es bella y hay que celebrarla. La humanidad siempre ha tenido momentos de adversidad, guerra, pandemia y devastación, pero la vida es un privilegio.

Amaya Salazar, siempre lo ha entendido y lo ha plasmado en sus obras que celebran la ternura de una madre, la camaradería entre las mujeres, la unión familiar, los destellos de luz, la perfección de la naturaleza y el cromatismo infinito del mundo.

Hoy, cuando una vez más el arte se empieza a celebrar en República Dominicana, Amaya se lanza a celebrar la vida con su exposición titulada “Oda a la Vida”…(Bingene Armenteros,2021).

Amaya Salazar. Primavera. Hierro policromado. 17.5×19.25×14 pulgadas, 2021.

Durante los peores días de la pandemia de la Covid-19, las principales megápolis del planeta, recuperaron la experiencia de la oscuridad.

Al mismo tiempo, en las urbes marginales las noches se hicieron pesadas y casi insoportables. Las sombras del encierro, hicieron del 2020 el año más triste de las últimas diez décadas.

Los abrazos, fiestas, exposiciones, conciertos, encuentros y viajes se volvieron rituales estropeados. Jamás había estado toda la humanidad ante la urgencia de enfrentar un peligro común y desconocido.

Las respuestas sanitarias, políticas y sociales de los gobiernos y la tecnocracia autoritaria, precipitaron la posibilidad de una experiencia inédita a nivel global que habrá de transformar la vida y la consciencia de millones de seres humanos, aunque otros tantos todavía no adviertan ni sepan jamás cómo el espacio-mundo que habitamos ha devenido en opresiva distopia y anubarrado achatamiento.

En Santo Domingo, hace ya más de un año y dos meses que sufrimos los irritantes efectos del totalitario “Panopticum digital” con sus burocráticos y pírricos estados de emergencia, cuarentenas y toques.

Desde el inicio de las restricciones sociales, las horasde los rostros enmascarados, siguen pareciendo días y los días meses. Hoy, sin embargo, la reapertura económica, social y cultural se aproxima con favorables expectativas.

Precisamente, siguiendo el adecuado protocolo sanitario ante el complejo y delicado trance que enfrentamos, el Museo de las Casas Reales ha retomado su calendario expositivo con la presentación de la importante muestra individual “Oda a la Vida” de la reconocida artista dominicana Amaya Salazar.

Integrada por una reducida selección de obras: pinturas, esculturas y dibujos de rigurosa factura y gran riqueza simbólica, esta muestra se constituye en prueba irrebatible de los afinados remates estéticos y humanísticos que singularizan la energía intelectual y la capacidad creativa de Amaya Salazar.

Cada uno de los trabajos que componen “Oda a la Vida”, traslucen los depurados niveles de conceptualización y eticidad que soportan la producción reciente de Amaya Salazar. En estos trabajos, nuestra artista vuelve a recrear su luminoso universo visual de formas, cuerpos, oquedades, presencias, ausencias, transfiguraciones y celajes imagéticos, mediante unos refinados juegos de líneas, luces, sombras, superficies, veladuras y matices cromáticos con los que materializa una de las propuestas simbólicas más legitimas, vitales y distintivas del arte dominicano contemporáneo.

Y aquí se impone advertir que, en el caso de la producción reciente de Amaya Salazar, profundidad no equivale para nada a confusión ni rebuscamiento, sino a purificación, catarsis, simplicidad y lucidez.

Desde luego, tales conceptos, jamás operan desde la superficialidad ni se tornan simple apariencia en su obra. Más allá del diseño, la traza, el gesto y la “presencia” figural, en las obras de “Oda a la Vida”, arden las cifras cristalinas de la ausencia, los presagios y las iluminaciones del mismo proceso reflexivo y creacional de Amaya Salazar.

Desde mi lectura particular, y ante la confesión de la propia artista al sostener que el principal objetivo de esta muestra tiene que ver con su manera íntima y única de celebrar la vida y aportar “un poco de luz en la oscuridad”, es decir, ante el peso de la noche, las brumas y las sombras con que todavía azota a la humanidad la pandemia de la Covid-19, me arriesgo al sostener que Amaya Salazar opta por una práctica de la imaginación como especie de dáimon energético, conector y/o mediadora entre el mundo de la realidad material que se hace evidente a nuestros sentidos y el mundo recóndito y exotérico de las otredades.

Desde los espacios pictóricos de Amaya Salazar estallan las redes lineales y las capas cromáticas traslúcidas, radiantes y sublimes que impregnan la vida de luz y significados. En este sentido, vale anotar que la mayoría de las obras que integran su “Oda a la Vida”, aunque ejecutadas durante los momentos más desoladores de la pandemia, están llenas de sugestivos momentos, sentimientos y destellos de sueños esperanzadores.

Sueños de un devenir que subyace oculto en lo físico y lo metafísico y que ella logra plasmar de manera esplendorosa gracias a su dominio magistral del sistema pictórico, su lucidez intuitiva y su exquisita sensibilidad poética.

Amaya Salazar en su taller, 2021

Síntesis de Amaya Salazar
De ascendencia vasca, Amaya Salazar, nace en Santo Domingo en 1951. Se forma artísticamente entre Santo Domingo, España y Estados Unidos.

Ha realizado numerosas exposiciones individuales en Santo Domingo, Estados Unidos, España, Panamá, Puerto Rico y Canadá. Ha expuesto su obra exitosamente en galerías, museos y ferias de arte contemporáneo de Francia, Estados Unidos, Israel, Italia y Canadá.

Sus obras, forman parte de las colecciones del Museo de Arte Moderno; el Museo Hermanas Mirabal; el Banco Popular Dominicano; American Airlines; la Caja de Ahorros de Vitoria y el Banco Bilbao BizkaiaKutxa, España.

“Oda a la Vida”, permaneció abierta en el Museo de las Casas Reales desde el 21 de abril hasta el 21 de mayo del 2021.

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