En el país de Juan Pablo Duarte

En el país de Juan Pablo Duarte

El natalicio del patricio Juan Pablo Duarte coincide esta vez con momentos en que la asimilación de su ideario por parte de los dominicanos se enfrenta a la dura prueba de actuar con suma entereza y rigor ante el soborno y la corrupción cometidos en perjuicio de los intereses del Estado que él nos legara. Precisamente en estos días una muestra significativa de la sociedad marchó en las calles para demandar el cese de la impunidad, marcha que delata la falta de acción de la autoridad que debe hacer valer el espíritu de justicia.
También coincide con momentos en que está a prueba la capacidad de los dominicanos para defender la soberanía económica ante las amenazas que representan las acciones del poder extranjero. Son tiempos en que la independencia financiera del país está en sus peores riesgos, con deudas ante acreedores foráneos que se utilizan para amortizar otras deudas. La sumisión al poder extranjero ha cambiado de estilo sin perder en nada su esencia.
La patria que tenemos dista mucho de ser la que soñó Duarte, por la que ofrendó su vida. La integridad en el ejercicio del poder está tan debilitada, que un poder del Estado se da el lujo de limitar por omisión las potencialidades de la Constitución, al no aprobar leyes que le son indispensables. Y el país figura entre los más corruptos. Es mala nuestra interpretación del ideario duartiano.

Discurso para los nuevos retos

El Presidente Danilo Medina ha llamado a la unidad de los pueblos latinoamericanos precisamente en el momento que más se necesita, cuando decisiones de la principal potencia mundial amenazan con descomponer el comercio internacional con perjuicios muy serios para los países pequeños. También ha sido acertado su llamado a fortalecer el intercambio comercial entre los integrantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en cuya apertura disertó.
Los retos a que se enfrenta la CELAC están amplia y objetivamente tratados en el discurso de Medina, con la visión de que las guerras comerciales que se prevén son una amenaza ante la que los pueblos latinoamericanos deben responder con una actitud de bloque, sin descuidar la necesidad de atender los problemas intrínsecos.

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