En el país el 63% apoya el sistema democrático, dice Latinobarómetro

En el país el 63% apoya el sistema democrático, dice Latinobarómetro

El apoyo a la democracia en República Dominicana es superior al promedio de América Latina en todos los años medidos. Mientras en América Latina en el 2015 se registra un promedio de 56% en República Dominicana es el 63%.

Esta brecha de apoyo a la democracia alcanzó a ser 14 puntos porcentuales en el 2004, cuando se la midió por primera vez, donde el promedio de la región era 53% mientras República Dominicana alcanzaba el 65%. A lo largo de la década observamos altos y bajos entre 2004 y 2008, llegando a un máximo de 73% en el 2008. A partir de ese momento observamos una disminución paulatina al 63% que obtiene en 2015.

Esta caída va acorde con la disminución que sufre el apoyo a la democracia en la región y tiene relación con el fin del súper ciclo económico global.

La democracia en República Dominicana tiene menos apoyo entre los jóvenes (54%) que entre los más adultos en la sociedad (74%) y tiene más apoyo entre los más pobres (clase baja 67%) que entre los más ricos (clase alta 51%).

El perfil sociodemográfico del apoyo a la democracia se diferencia por edad y por pertenencia a una clase social, más que por educación. Son los jóvenes los que tienen menor aprecio por la democracia (54%) y más aprecio por la actitud autoritaria (25%) y la indiferencia al tipo de régimen (18%), mientras los mayores de 60 años son los que más apoyan la democracia (67%) y tienen la menor cantidad de apoyo al autoritarismo (13%) y la indiferencia (9%).

El efecto edad en la democracia funciona, en otras palabras, al revés: a medida que pasa el tiempo disminuye generacionalmente el apoyo a la democracia, mientras que aumentan los otros dos.

Esto está correlacionado no tanto con la educación, como con la posición social de cada cual. Mientras el mayor apoyo a la democracia se encuentra en los que tienen clase social baja (auto clasificación) (67%), los que tienen clase alta, solo el 51% apoya la democracia, encontrando también la mayor cantidad de autoritarios (26%) e indiferentes (19%).

En otras palabras mientras más pobre se es, y mientras más edad se tiene, más apoyo a la democracia encontramos. Por el contrario, mientras más joven y más rico se es, menos apoyo a la democracia y más autoritarismo encontramos.

Winston Churchill, ex primer ministro británico, acuñó la idea de que la Democracia es el “peor sistema de gobierno excepto por todos los otros”.

El mejor sistema. Es por ello que se ha diseñado una pregunta para medir el apoyo genérico a la democracia que evalúa el grado de acuerdo con la frase “la democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno”.

Esta pregunta se diferencia de la anterior en la medida que no mide apoyo, sino más bien el reconocimiento de lo que implica la existencia de un sistema democrático.

Es decir una persona puede estar de acuerdo con esta frase de Churchill, y no apoyar la democracia en su país, puede ser un indiferente, por ejemplo. Un 76% de los dominicanos se muestra de acuerdo con la idea churchulliana, cuatro puntos porcentuales por encima del promedio de la región, ubicándose en el séptimo lugar entre los 18 países.

Si miramos la evolución de la democracia en la región, no solo se ubica en los once años en que hay una medición por encima del promedio regional, sino que tiene la misma evolución con la excepción del año 2006.

Satisfacción con la democracia. En la satisfacción con la democracia los dominicanos se destacan mucho más que en el apoyo, siendo en todo momento superior al promedio de la región con la excepción del 2010 y el 2011. En el 2015 se alcanza la mayor distancia en los once años medidos entre la satisfacción (54%) con la democracia de los dominicanos y el promedio de la región (37%), un total de 17 puntos porcentuales.

La satisfacción con la democracia en República Dominicana se ubica en cuarto lugar en la región y es la más alta entre los países de Centroamérica, con un 54% de ciudadanos que señala estar muy satisfecho o más bien satisfecho con la democracia en el país.

A nivel latinoamericano solamente Uruguay, Ecuador y Argentina registran porcentajes más altos.

La satisfacción con la democracia es una variable de desempeño que se relaciona altamente con el vaivén de la economía.

Existe una relación, a veces más débil a veces más fuerte, entre el crecimiento económico y la satisfacción, confirmando su carácter de variable de desempeño más que de evaluación de la democracia.

Esto se aprecia desde el año 2004 al año 2006, en el quinquenio virtuoso en el que el crecimiento del PIB aumentó significativamente, para luego comenzar a disminuir y llegar a su punto más bajo en el año 2009, con solamente un 0,9% de crecimiento.

La satisfacción con la democracia aumenta entre el 2004 y 2006 si bien no a la velocidad y magnitud del crecimiento del PIB, pero sigue el ciclo, luego baja hasta el 2008, aumentando de 47% a 53% en el 2009 en vez de seguir bajando como lo hizo el PIB.

Entre el 2009 y el 2011 no hay evolución de ambos indicadores en el mismo sentido. Estos se acoplan de nuevo entre el 2013 y 2015. En otras palabras la satisfacción con la democracia evoluciona no solo impulsada por el desempeño económico del país y la implementación que los gobiernos hacen de ella, sino por otros motivos.

En el 2008 se reelige por tercera vez no consecutiva a Leonel Fernández como presidente de la República, lo que tuvo evidentemente un efecto positivo que rompió el acople con el crecimiento económico.

Básicamente esos indicadores se desacoplan durante el tercer mandato del presidente Leonel Fernández y se vuelven acoplar a partir de 2013 bajo la presidencia Danilo Medina.

¿Es eso una coincidencia o hay una relación? ¿Cuáles son otros factores que pueden haber influido en esa evolución? Para ello analizamos indicadores económicos y sociales más específicos como empleo, salarios, inflación y pobreza.

Ahí es posible ver que durante los años de la crisis económica estos no sintieron de manera significativa el impacto de la desaceleración económica.

El desempleo llegó el año 2009 a un 5,7%, para luego descender a un 5,0%; el nivel promedio de los salarios por hora mantuvo su tendencia al alza, la inflación, aunque comparativamente alta hasta el año 2012 tendió a la baja en los años siguientes, y la pobreza bajó de 44% a 41% aún en los años de crisis económica.

En los años posteriores al 2010 se inicia un proceso de recuperación del crecimiento económico, lo cual va acompañado de un alza del nivel de satisfacción con la democracia.

Sin embargo, en este periodo algunos indicadores socialmente sensibles, como el desempleo, tienden a deteriorarse llegando en el 2012 y el 2013 a un 7%. Con todo, la inflación cae de manera notable llegando a solo un 1,58% en 2014, los salarios siguen aumentando y la pobreza disminuyendo.

Es decir la suma de los impactos políticos y económicos tienen el efecto indicado en la satisfacción con la democracia. Estos indicadores muestran también por qué al final del súper ciclo económico de los commodities, República Dominicana se puede desempeñar mucho mejor que la región, aumentando la brecha entre el promedio regional y el país.

Esto es doblemente interesante porque en el mismo período vimos que disminuía el apoyo a la democracia, mostrando claramente como esta no está ligada al desarrollo económico sino a los llamados “bienes políticos” como mostrará el informe más adelante.

Esto también marca una diferencia con otros países de la región, donde tanto el apoyo como la satisfacción van a la par con el crecimiento económico, mostrando cómo la democracia tiene el potencial de resolver carencias sociales en los países donde se implemente. Como decía el expresidente argentino Raúl Alfonsín durante campaña: Con la democracia se come, se cura, se educa.

Para quién se gobierna. La pregunta central de la representación democrática es ¿Para quién se gobierna? La percepción de cuál es el beneficiario de la gestión de gobierno impacta los indicadores de evaluación de la democracia, de las instituciones, de la política y de los líderes.

En la región de América Latina encontramos un alto grado de escepticismo respecto de para quién perciben los ciudadanos que se gobierna. En promedio cerca de un tercio de la región, un 28%, ha respondido en el 2015 que se gobierna para el bien de todos, sin grandes variaciones.

En República Dominicana no solo observamos porcentajes mucho menores, sino grandes fluctuaciones en este indicador, mostrando en el año 2005 su punto más alto, con un 30% que percibe que se gobierna para todo el pueblo, mientras en el 2011 era solo el 9%, el punto más bajo de la última década. El desempeño de la economía puede ser bueno, pero la manera como el pueblo percibe si los beneficios del crecimiento y del desarrollo se reparten, hace pensar que hay algunos que profitan más que otros de él.

Los dominicanos vieron años muy negativos entre el 2007 y el 2011, donde apenas uno de cada diez creía que se gobernaba para todo el pueblo. En el 2015 han recuperado algo de confianza con un 26% que cree que es así. Esto es interesante porque en toda la región hasta el 2006 hay un impacto positivo de casi todos los indicadores y este indicador cae en la República dominicana. La baja de apoyo a la democracia está en parte explicada por esa sensación de que los frutos del crecimiento y de la gestión de gobierno no le llega al ciudadano, sino solo a unos pocos. Es a partir del 2006 que los dominicanos empiezan a perder la fe en la democracia, apoyándola cada día menos.

En el año 2015 solo un 26% de los ciudadanos dominicanos señalan que se gobierna para el bien de todo el pueblo, mientras que un 73% dice que el gobierno se ejerce por unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio.

La desafección con la política, la baja credibilidad de los partidos y el Congreso, están todas interrelacionadas con esta percepción del 73% del pueblo que cree que se gobierna para los intereses de unos pocos y no de todo el pueblo.

Solo el 29% de los latinoamericanos cree que se gobierna por el bien de todo el pueblo, mientras que un 67% piensa que el gobierno es encabezado por unos cuantos grupos en su propio beneficio. República Dominicana no escapa a esta tendencia crítica respecto de los gobiernos latinoamericanos. Solo cuatro países de la región tienen una mayoría de ciudadanos que creen que se gobierna para todos. (Fuente: Latinobarómetro).

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