En el palacio

En el palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
El martes, al terminar el acto formal de juramentación a un grupo de funcionarios recién designados en diversas posiciones públicas, en el Salón de Embajadores, en la tercera planta del Palacio Nacional, el Presidente Leonel Fernández llamó al licenciado Ángel Lockward y le invitó a que le acompañara hasta las oficinas que tiene contiguo a ese salón y donde acostumbra despachar asuntos de alto interés.

Los lentes de algunos camarógrafos captaron el momento en que el mandatario echó su brazo derecho sobre el hombro de Lockward y así caminaron hasta que penetraron al interior de la oficina. Para entonces, el Presidente Fernández estaba advertido de la renuncia de Lockward al cargo de Secretario de Estado sin cartera y es obvio que en la conversación éste fue el tema central de la agenda.

Lo cierto es que al día siguiente, miércoles, nadie se imaginaba al licenciado Lockward de retorno a sus oficinas en el Palacio Nacional, pues en la víspera había iniciado su desmantelamiento. De ahí sacó hasta el escritorio que usaba y algunos adornos, entre ellos cuadros que él mismo había llevado.

Esa mañana su secretaria no tenía las llaves de la oficina y hubo de refugiarse en el despacho de Bolívar Tapia, Subsecretario Administrativo de la Presidencia, hasta recibir la llamada de su jefe comunicándole que estaba en camino al Palacio. Algunas fuentes cercanas a Lockward admiten que en su renuncia existe algo de emocional, temperamental, pero también de naturaleza político-grupal. Acompañado de Héctor Rodríguez Pimentel, recién designado director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), Lockward comenzó temprano a recorrer el país conquistando a favor de la reelección a reformistas disgustados, especialmente después de los resultados de las primarias de ese partido.

Ese movimiento, según se cuenta, creció más de lo esperado y fueron atraídos cuadros importantes del reformismo que esperan alguna atención oficial. Pero todo el peso de esa organización, así como de los compromisos que se hicieron, quedaron, en cierta medida, sobre los hombros de Lockward, pues de los restantes dirigentes del Movimiento Primera Vuelta con posiciones importantes en el gobierno nunca ha llegado una colaboración para sustentar estos movimientos. ¡Ahí hay gente que no ha dado ni un galón de gasolina pudiéndolo hacer!, reaccionó un cercano a Lockward. “Todo el peso de este movimiento ha caído sobre él (Lockward), y sencillamente, ¡él no puede más! Pero parece ser que las cosas no les saldrán tan mal al antiguo dirigente reformista, pues hasta el día de ayer el Presidente Fernández no daba por recibida su renuncia.Lockward, en las últimas horas, se ha mostrado un tanto vacilante y parece estar pensando las cosas más fríamente. Pero, de todas maneras, habrá que esperar lo que trae el barco.

Michel es un salsero popular. Está pegado en la radio nacional, pero también en la de varios países de América Latina con baladas arregladas a ritmo de salsa, y eso tan solo le ha bastado para “sonar”, y mucho. Pero no sabía que era integrante de la “Red de Comunicadores con Leonel”.

 El miércoles se le vio en primera fila en el salón de las Cariátides, muy atento a la conferencia que dictó a los miembros de ese núcleo político el Secretario de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás. Aplaudió como el más militante y al igual que el resto de los periodistas, locutores y comentaristas integrantes de esta Red salió más convencido que nunca de que las cosas no deben cambiar después de las elecciones del 16 de mayo próximo. Por lo menos, eso fue lo que se le escuchó comentar después de la conferencia de don Temo. Rafael Núñez, el Director de Prensa de la Presidencia, lució, de su lado, satisfecho. Desde su asiento, al frente del auditorio, observaba que el salón estaba totalmente repleto. El público, incluso, superaba la asistencia a los tradicionales actos de premiación al mérito estudiantil.

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