POR MANUEL JIMÉNEZ
En Sao Paulo ya había anochecido aquel martes 19 de junio cuando la comitiva presidencial se puso en movimiento en dirección a un aeropuerto militar ubicado en las afueras, en las proximidades de la terminal para vuelos internacionales, para viajar a Brasilia, donde el presidente Leonel Fernández cumplió una visita de Estado.
La sorpresa era que aquella noche el presidente Luiz Inacio Lula Da Silva había dispuesto el envío del avión presidencial para el traslado de su homólogo dominicano, su esposa Margarita Cedeño y el resto de los integrantes de la comitiva. Hasta quien suscribe ocupó asiento en este vuelo por gestiones del director de Prensa, Rafael Núñez, y previa autorización presidencial. Durante el vuelo, José-Gordo-Oviedo no cansó de narrar anécdotas y ocurrencias de aquellos tiempos en los que militó en la izquierda revolucionaria y cuando pasaba gran parte de su tiempo, por no decir todo, paseándose en el campus de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Una de ellas, y que revela en gran parte su personalidad, fue de lo más divertida para quienes ocupábamos la parte trasera del avión. Contó que cuando se fundó el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), es decir lo que había sido la Línea Roja del 14 de Junio, llegó a la casa familiar con unos compañeros y uno de ellos informó al padre de Oviedo que habían estado en el acto de constitución del Partido de los Trabajadores Dominicanos. El padre de Oviedo, al escuchar aquello se paró de repente de su asiento, mostrándose feliz y agradecido. ¡Gracias del alma!, exclamó levantando los brazos, ¡al fin este muchacho tendrá trabajo!.
El avión presidencial descendió pasadas las 9:00 de la noche a una base militar en Brasilia, donde ya estaban dispuestos los honores para el presidente Fernández. La comitiva presidencial se alojó en el Meliá Brasilia, un hotel de una llamativa arquitectura interior, y al día siguiente se produjo la visita al Palacio Presidencial de Planalto. Brasilia es una ciudad relativamente joven con tan solo 47 años de fundada y una población que apenas sobrepasa ligeramente los 2 millones de habitantes. El Palacio de Planalto se encuentra en la Plaza de los Poderes, que debe su nombre a que en esa área están, además de la sede del Poder Ejecutivo, los palacios del Congreso Nacional y de la Justicia. El Planalto es un edificio de arquitectura moderna y lo que menos debe parecerle a un dominicano una sede presidencial. En su explanada frontal se dispuso la formación de una guardia con uniforme de gala que dio la bienvenida al presidente Fernández, a eso de las 11:30 de la mañana del miércoles 20. El presidente Lula, acompañado de su esposa, esperó a su invitado oficial a las puertas del edificio y tras un breve ceremonial enganchó su brazo derecho al de Fernández y así caminaron hasta un salón de reuniones, donde sostuvieron una audiencia de unos 40 minutos. El diálogo fue amplio y ameno, pues de los temas oficiales de agenda se pasó a otros asuntos de interés político y hasta personales. Una fuente me dijo que Lula habló al presidente Fernández de la manera en que había conducido su estrategia de campaña para su reelección y que ambos se mostraron muy interesados en esta parte. Es más, se afirma que Lula hasta comentó a Fernández de algunos eslóganes e iniciativas publicitarias que impactaron de manera determinante en el electorado brasileño. Al filo de la visita al Planalto se firmaron algunos convenios bilaterales entre el canciller brasileño, Celso Amorío, y su colega dominicano, Carlos Morales Troncoso. Un banquete de Estado en un edificio ubicado frente al Planalto cerró el encuentro de los dos presidentes, pero llamó la atención la presencia allí de la máxima representación de los tres poderes del Estado brasileño, del liderazgo empresarial y político, así como del cuerpo diplomático, entre ellos el embajador de Cuba.
Sandra Severino, subdirectora de Prensa del Palacio Nacional, es una incansable trabajadora. En ella han recaído los documentales que esa oficina está difundiendo por televisión sobre los logros de estos tres años de gobierno. Sin duda se esmeró en su producción, pues se trata de un material profesionalmente acabado, informativo y ameno.