En el Palacio

En el Palacio

El salón Orlando Martínez, en la segunda planta del Palacio Nacional, comenzó a recibir periodistas mucho antes de las 9:00 de la mañana del martes, hora en la que se había convocado a una rueda de prensa de la secretaria de Industria y Comercio, Sonia Guzmán de Hernández, para informar del final de las negociaciones con los Estados Unidos en torno a un tratado de libre comercio. Pero el encuentro no comenzó si no hasta una hora y quince minutos después, pues previamente la Secretaria, junto a Orlando Jorge Mera, director del Instituto Dominicana de Telecomunicaciones (INDOTEL), se reunió con el presidente Hipólito Mejía en su despacho para rendirle un informe oficial. La secretaria Guzmán de Hernández subió al podium visiblemente emocionada y satisfecha por la misión cumplida, pero rápidamente su rostro se transformó y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas cuando exaltaba el “patriotismo”, la “destreza” y la “profesionalidad” exhibida por el equipo negociador dominicano a lo largo de aquellas intensas jornadas frente a un equipo estadounidense con mayor experiencia en este tipo de discusiones. Era la misma manifestación de emotividad que había exhibido a finales de la semana pasada en Washington, casi al final de las negociaciones. Sin embargo, el semblante y el ánimo de la Secretaria fue diferente mientras narraba a la prensa el desenlace de uno de los capítulos que estima de mayor tensión a lo largo de las negociaciones, concerniente a la propuesta estadounidense en torno a la carne de cerdo. El equipo negociador estadounidense había propuesto exportar al mercado dominicano un número elevado de toneladas de carne de cerdo que se estimó afectaría la producción local. Estas negociaciones eran llevadas por un equipo encabezado por el dominicano Osmar Benítez, mientras que la parte estadounidense era dirigida por el “señor George”, un productor agropecuario amigo personal del presidente George Bush, según las expresiones de la secretaria de Industria y Comercio. Es más, el poder que demostraba el señor George en las negociaciones quedaba evidenciado en el hecho de que Virginia Vargos, la jefa del equipo negociador de Estados Unidos, ni le corregía ni contradecía sus posiciones, según lo narrado por doña Sonia Guzmán.

El señor George y Benítez habían tenido frecuentes choques verbales en el curso de las negociaciones, dijo Guzmán de Hernández, hasta el punto que el problema entre ellos pasó de una discusión estrictamente técnica a un asunto personal. Ambos, siguió diciendo la funcionaria, habían intercambiado duras palabras y en algún momento llegaron a levantarse intespectivamente de sus respectivas sillas, al calor de la discusión. “Yo me dí cuenta que cualquier cosa que el señor George pudiera ceder a la República Dominicana no lo haría porque pensaría que estaba doblando el brazo frente a Osmar Benitez”, dijo Guzmán de Hernández. “Entonces, agregó, cuando voy en el vehículo junto a Carolina Mejía, la hija del Presidente, se me prendió un bombillo, como se dice. El impasse principal en aquellas negociaciones era que Benitez, previa consulta con los productores nacionales, sostenía que el mercado dominicano solo estaba en capacidad de aceptar unas 2,000 toneladas de carrne de cerdo anuales procedente de Estados Unidos. El tranque parecía irreversible, pues los norteamericanos insistían en una cuota mucho mayor”. En el vehículo, doña Sonia pidió a Carolina que “hablara con su papᔠpara que le autorizara a la Secretaria pasar a dirigir esa mesa de negociación y Benitez fuera relegado a la condición de “asesor técnico”. Otra cosa, dijo doña Sonia, “le dije a Carolina que en vez de 2,000 toneladas, ofertáramos 3,150 toneladas, porque así como que se veía más bonito”. Al día siguiente, la Secretaria de Industria y Comecio tomó asiento frente a un sorprendido señor George y le explicó que en lo adelante ella asumiría la dirección de las negociaciones, que el señor Benitez estaría sentado a su lado como apoyo técnico, “pero él no puede hablar”. Doña Sonia narró que el semblante del señor George cambió y se dio cuenta entonces que se abría la posibilidad de un acuerdo. Lanzó la oferta de las 3,150 toneladas de carne de cerdo, el señor George se retiró a deliberar con su equipo y regreso aceptando la propuesta dominicana, pues ya en lo personal se había anotado un tanto con la salida de juego de Osmar Benítez.

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