En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
José Peña Santana estaba orondo y conversaba visiblemente animado entre el resto de sus compueblanos neiberos aquella mañana del sábado en el interior del salón donde el presidente Leonel Fernández acababa de juramentar a los integrantes del Consejo Provincial de Desarrollo de Baoruco.

Tenía razones para brotar alegría, no solo el presidente Fernández le había designado recientemente en el Instituto del Vino, sino que el grupo de reformistas que afuera se manifestaba con cartelones y banderas colaradas en respaldo al gobierno lo había organizado él.

En los cartelones que se levantaban se daba las gracias al presidente Fernández por haber designado a Peña Santana, un antiguo dirigente medio reformista, en el Instituto que persigue mejorar la calidad de la Uva y su desarrollo agroindustrial en esta zona. En ese salón estaba también el diputado José González Sánchez, miembro del Consejo de Desarrollo Provincial, y a quien se vio conversar con el presidente Fernández.

Terminada la ceremonia de juramentación, el presidente Fernández se trasladó hasta el multiuso, donde estaba previsto la celebración de una audiencia popular. El local, construido esencialmente para la práctica deportiva, estaba repleto, pues allí hablarían al Presidente los representantes de diversos sectores de la provincia Baoruco para plantearle sus prioridades más urgentes. Las prioridades en casi todas las provincias del suroeste son el arreglo de carreteras y caminos vecinales, la creación de fuentes empleo, equipamiento y construcción de hospitales y subcentros de salud, escuelas, liceos secundarios, equipos para el acondicionamiento de terrenos para la siembra de diversos productos agrícolas, reparto de tierras entre campesinos, la industrialización de la uva, así como la construcción de una presa. En algunas de las intervenciones la gente fue vehemente y hasta temeraria.

Recuerdo a una mujer que al resaltar que su comunidad carecían de agua potable, le dijo al Presidente: «Cuando usted se esté tomando un vaso de agua, recuerde que nosotros no tenemos agua!» Luego, en Neiba, Malsan Pérez Dotel, un campesino de Jaragua, tras presentar un rosario de peticiones, se dirigió en estos términos al Presidente Fernández: «Esperamos que la voz de su conciencia no le deje dormir ni de noche ni de día hasta que usted satisfaga los problemas de nuestra comunidad». Lo curioso es que estas expresiones, espontánea por demás, se producían en medio de reconocimientos a la gestión de gobierno, así como de cerrados aplausos.

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En la administración anterior, me llamó la atención que en la improvisada galería de ex presidentes de la Republica, instalada en el salón de sesiones del Consejo de Gobierno, en el Palacio Nacional, se exhibiera una fotografía del fenecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez, mientras estaban ausentes las de los ex presidentes Juan Bosch y Leonel Fernández. Peña Gómez acumuló méritos loables por su lucha en pro de la democracia y las libertades públicas, pero no alcanzó la estatura de Presidente de la República. Entonces, ese no era un lugar adecuado para exhibir su fotografía.

Ahora resulta que la galería ha sido desmantelada, pero provisionalmente. En algunas fuentes supe que se han dado instrucciones para restaurar los cuadros de los ex presidentes y colocarlos a todos, sin excepción. Los cuadros los observé en el interior de una oficina, algunos de ellos en muy mal estado, a la espera de ser trasladados al lugar donde serán restaurados observé en esa oficina los cuadros con las figuras de los ex presidentes Rafael Leonidas Trujillo Molina, Héctor Bienvenido Trujillo (Negro), Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán, Jacobo Majluta, Héctor García Godoy, Rafael Filiberto Bonelly, Donald Reid Cabral. No estaban, sin embargo, la del profesor Bosch ni la de Leonel Fernández, a quien le corresponde un cuadro en la galería por su primer mandato.

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