En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
El peculiar ruido que provocan las aspas de los helicópteros descendiendo gradualmente sobre la explanada que circunda la Basílica de Higüey atrajo la curiosidad de cientos de feligreses que habían viajado ayer hasta este santuario para rendir tributos a la Virgen de la Altagracia. Muchos corrieron hasta muy próximo a las zonas donde se aparcaban los aparatos, siendo frenados por efectivos militares de servicio. Previo a la llegada del presidente Leonel Fernández y de su esposa Margarita Cedeño de Fernández, en el área aterrizaron cuatro helicópteros militares que transportaron a ministros y directores generales, así como a los jefes militares encabezados por el secretario de las Fuerzas Armadas, almirante Sigfrido Pared Pérez.

Muchos curiosos aplaudían cuando veían desmontar a los ocupantes de los helicópteros en un gesto que parecía espontáneo y fruto de la emoción del momento. Cadetes de las tres ramas de las Fuerzas Armadas (llamaba la atención que una mujer comandaba el pelotón de la Fuerza Aérea) esperaban correctamente formados en la explanada frontal de la Basílica listos para rendir los honores de estilo al presidente Leonel Fernández. El helicóptero presidencial descendió justo a las 10:00 de la mañana y diez minutos más tarde, Fernández y su esposa estaban frente a la guardia de cadetes que inmediatamente inició la rendición de los honores. Junto al jefe de Estado, cuatro cadetes cargaron la efigie de la Virgen de la Altagracia, que en su parte posterior estaba cubierta por la Bandera Nacional. Cuando el Presidente Fernández, su esposa, jefes militares y funcionarios civiles subían las escalinatas frontales de la basílica, el público que se había concentrado a ambos extremos volvió a aplaudir.

Hubo quienes violaron el cordón de seguridad y llegaron a estrechar la mano de la Primera Dama, pese al celo de sus escoltas. La pareja presidencial caminó por el pasillo central en el interior de la basílica, ya repleta de feligreses, hasta tomar asientos en un salón, al lado izquierdo del altar. Allí, en primera fila, le acompañaron Alejandro Grullón, Gobernador de la Basílica y su esposa Melba de Grullón; Papo Menéndez, alto ejecutivo del Central Romana; el gobernador de La Altagracia y Amable Aristy Castro, Secretario general de la Liga Municipal Dominicana, acompañado de su hija Karina, síndica de Higüey. Al despedir a los feligreses, un sacerdote anunció por los amplificadores que el empresario Frank Rainieri, presente en la misa, del Grupo Punta Cana  donó un órgano a la Basílica.

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En los más de 20 años que tengo asistiendo al Tedeum que se oficia en la Basílica en ocasión del Día de la Altagracia, la prensa ha sido ubicada en un área contigua al Altar, de donde se tiene dominio del ceremonial religioso, así como de la pareja presidencial. Esta vez, sin embargo, dos religiosas comunicaron que la prensa debía ubicarse en dos tarimas improvisadas, a ambos extremos del púlpito. Pero su ubicación no garantizaba una buena cobertura para los fotógrafos y camarógrafos. Los reporteros, además, pronto se dieron cuenta que no había disponible copias de la homilía de monseñor Nicanor Peña, obispo de Higüey. ¡Que falta hace Quiteria!, grito alguien, en alusión a Quiteria Cedeño, quien tradicionalmente se ha ocupado de la atención a la prensa en este ceremonial religioso y en esta ocasión, extrañamente estaba ausente. Pero alguien intervino, y los reporteros pudieron mantener su tradicional ubicación y más tarde las copias de la homilía aparecieron dentro de un armario cerrado con llaves en la Sacristía.

El presidente Fernández y su esposa siguieron el tradicional rito de rendir devoción ante la imagen de la Virgen, y más tarde se encaminaron a un almuerzo en la residencia del obispo Peña. La prensa no esperaba ser invitada al almuerzo. Algunos recordaron las horas que esperaron fuera, sin almuerzo, en la última celebración, el 21 de enero del 2004. Pero para sorpresa de muchos, la seguridad en la puerta de acceso les comunicó que había mesas disponibles para la prensa. Es más, se les permitió servirse de primeros en el buffet, a fin de que almorzaran y pudieran concentrarse en su trabajo, sin estrés. Entre los presentes se observó a Máximo Aristy Caraballo, ex fiscal del Distrito Nacional en la administración pasada.

El Presidente Fernández abordó su helicóptero para retornar a Santo Domingo próximo a las 3:00 de la tarde. Antes, se disculpó frente a periodistas que intentaban entrevistarle.

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