En el Palacio

En el Palacio

En diciembre de 1994, el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, inauguró en Miami la primera Cumbre de las Américas. Este foro, a diferencia de la Cumbre Iberoamericana que se había instalado por primera vez en 1988 en la ciudad mexicana de Guadalajara bajo los auspicios de España, establecía condiciones de naturaleza política para la participación de los países de la región. La administración del presidente Clinton, con el respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA), condicionó la participación de los países de la región a que estuvieran lidereados por gobernantes «democráticamente elegidos». Esta cláusula ha excluido desde entonces al líder cubano Fidel Castro, país que ha visto reducido sus esquemas de integración en la región a la Cumbre Iberoamericana y otros foros regionales y extraregionales como la Asociación de Estados del Caribe y el Grupo ACP (África, Caribe y el Pacífico). La representación dominicana en aquella primera cumbre de las Américas recayó en el fenecido presidente Joaquín Balaguer, un gobernante que había afrontado una difícil crisis política a raíz de los cuestionados resultados de las elecciones que tuvieron lugar en mayo de 1994. Bajo la presión internacional, especialmente de Estados Unidos, Balaguer, un veterano y audaz líder político, tuvo que acceder a recortar a dos años su mandato y apoyar una reforma constitucional para convocar a elecciones en un período de dos años. Balaguer, no obstante, asistió a la cumbre de Miami con la bendición de ser considerado por Estados Unidos y el resto de los países de la región como un gobernante «democráticamente elegido». Recuerdo que para entonces, el hoy ex presidente Leonel Fernández descollaba como líder político y se destacaba como analista en política internacional. Le encontré en el marco de esta cumbre acompañado de algunos amigos, entre ellos el periodista José Rafael Vargas. Dos años más tarde, escalaba la presidencia de la República Dominicana y le correspondió representar al país en la segunda Cumbre de las Américas celebrada entre el 18 y el 19 de abril de 1998 en Santiago de Chile. El encuentro fue igualmente encabezado por el entonces presidente Clinton.

Pero la condición de «extraordinaria» que la OEA concede a esta cumbre de Monterrey convierte al presidente Hipólito Mejía en el primer jefe de Estado dominicano en participar en dos encuentros similares en el curso de un solo mandato. Originalmente, se planteó que esta cumbre se efectuaría cada cinco años. Mejía representó al país en la tercera Cumbre de las Américas celebrada en Québec, Canadá, en abril del 2001. Esta cumbre se caracterizó por las violentas protestas que desencadenaron miles de opositores a la globalización y que hizo someter a Québec a una celosa vigilancia y amurallar algunas zonas. Fue éste el primer encuentro formal de Mejía con el nuevo presidente estadounidense George Bush. Mejía, un indiscutible aliado de Estados Unidos en la región, sostuvo aquella vez su primera reunión con Bush, en la que se hizo acompañar de su colega haitiano Jean Bertrand Aristide. Mejía acude nuevamente hoy a una Cumbre Iberoamericana, en esta ciudad mexicana de Monterrey, hecho, además, que le concede el envidiable record de ser el jefe de Estado dominicano que en mayor número de cumbres de mandatarios ha participado. Con un aval de 41 salidas al exterior desde que asumió el poder en agosto del 2000, Mejía ha tenido que reconocer que estaba equivocado cuando desde la oposición censuraba los frecuentes viajes al exterior de su antecesor en el cargo, el ex presidente Fernández Reyna.

La temática, en cada una de las cumbres en que ha participado el presidente Mejía, ha sido la lucha contra la pobreza, la corrupción, el terrorismo, el crecimiento económico, el libre comercio, la gobernabilidad democrática y el desarrollo de programas de educación y sanidad. En el plano interno, paradójicamente, la administración de Mejía ha afrontado serias dificultades en la mayoría de estas áreas por efecto de un progresivo deterioro de la situación económica, agravado en el último año. Ayer, el presidente Mejía llegó a esta ciudad, en el norte de México, donde permanecerá hasta hoy martes, hasta estampar su firma en una declaración conjunta que enfatiza la lucha contra la pobreza, la gobernabilidad democrática, la corrupción y el terrorismo, así como el libre comercio.

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