En el palacio

En el palacio

POR  MANUEL JIMÉNEZ
Durante el recorrido por las instalaciones del remodelado astillero de la Marina de Casa de Campo, en La Romana, a mediados de la semana pasada, algunos periodistas decidieron acercarse hasta el presidente Leonel Fernández y éste, como es su estilo, los saludó con cortesía. Pero el interés de los reporteros no era que el gobernante les saludara, sino que accediera a responder preguntas, pero en Fernández el estilo tradicional ha sido el de manejarse según su conveniencia en eso de declaraciones publicas.

Es un derecho que le asiste y que debe ser respetado. En realidad, nunca ha quedado establecido, en ninguna parte del mundo, las fronteras entre el periodista y la fuente. El reportero siempre buscará una declaración, pero es opción de la fuente acceder o no a ese interés periodístico. Ese día, sin embargo, el presidente Fernández quiso ser explicativo y exponer las razones por las cuales entendía que en ese momento no debía acceder a las preguntas de la prensa. Había pronunciado un extenso discurso ante la reunión conjunta del Senado y la Cámara de Diputados el pasado 27 de febrero, donde tocó los temas nacionales de interés, y más recientemente había comparecido al recién inaugurado espacio de televisión de Yolanda Martínez. Fernández razonó que volver a incursionar en los medios podría ser interpretado por la opinión pública como una “sobre exposición”. “Es una fatiga mediática”. Dijo. El Presidente no estaba en la obligación de explicar las razones por las cuales entiende que en un momento dado no puede prestarse para entrevistas improvisadas, pero lo hizo en un gesto de cortesía y amabilidad. Al día siguiente, un diario local tituló una información diciendo, más o menos: “Presidente hablará menos”. Eso, en honor a la verdad, no lo entendí, pues en el diálogo de Casa de Campo, en realidad, el gobernante, a mi modo de ver, no dijo si en el futuro hablaría mas o  menos. Simplemente explicó que en ese momento, por los antecedentes que citó,  entendía que no era  prudente volver a aparecer en los medios. Al menos, eso entendí.

Pero el viernes pasado, el presidente Fernández salió a la explanada frontal del Palacio Nacional para encabezar el acto de inicio de un programa de asistencia médica en las zonas fronterizas, a cargo de la Secretaría de Estado de Salud Pública. En el acto, el titular de Salud, Bautista Rojas Gómez, pronunció un discurso explicando los alcances de este programa y al final, el presidente Fernández supervisó los equipos instalados en las clínicas móviles que recorrerán la zona fronteriza. A los periodistas les resultó también atractivo volverse a encontrarse con el presidente Fernández, y de nuevo se decidieron por abordarle. Ese es su trabajo y hacen bien en buscar noticias. Pero el presidente Fernández insistió en resistirse y volvió a razonarles a los muchachos de la prensa. “Yo no puedo estar hablando todos los días”, insistió en aclarar el jefe de Estado. “Cuando yo quiera hablarles, yo lo haré”, agregó al grupo de reporteros que le extendía sus micrófonos y grabadoras. Una joven de la televisión, muy inquieta y persistente, le preguntó sobre el auge de la delincuencia, pero el Presidente siguió cerrado y tratando de calmarla, le prometió que “yo hablare de eso oportunamente”. Esa noche y al día siguiente, medios de prensa locales anunciaron que Fernández hablaría sobre el tema de la delincuencia. Un amigo me llamó al teléfono y me interrogó, más o menos de esta forma. ¿Cuándo es el discurso del Presidente? ¿Qué discurso? Le pregunté sin responderle. “Bueno, acabo de escuchar que el Presidente va a hablar de la delincuencia”, me replicó ese amigo, periodista y articulista, por demás. Me limité tan solo a explicarle en qué contexto se había producido ese comentario del Presidente, y entendió. Estos hechos los relato simple y llanamente como anécdotas, sin ánimo de entrar en exposiciones teóricas o juicios de carácter académicos. Creo que, más bien, tratado de llenar un espacio, aunque es probable que esto pueda ser de alguna utilidad para nuestros estudiantes de periodismo.

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