El presidente Hipólito Mejía encabezó el acto en que 461 jóvenes egresaron del programa de Servicio Militar Voluntario, en el salón Juan Pablo Duarte, en la Secretaría de las Fuerzas Armadas. La ceremonia había estado salpicada de algunas ocurrencias del mandatario, como esa de estrechar con fuerza y halar sorpresivamente la mano de algunos de los graduandos, en ánimo de sorprenderlos o relajar la rectitud que impone la disciplina militar cuando se está de frente a un superior. Los presentes disfrutaron las ocurrencias del Presidente cada vez que un graduando se le cuadraba al frente. La ceremonia finalizó con las notas del himno de las Fuerzas Armadas y acto seguido el gobernante, en compañía de los altos mandos militares, se dispuso a abandonar el salón. Caminaba flanqueado por el secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general José Miguel Soto Jiménez, y del subsecretario, mayor general Luis María Pérez Bello. Ligeramente hacia delante, caminaba el mayor general Jorge Radhamés Zorrilla Ozuna, jefe del Ejército, y detrás el también mayor general Carlos Díaz Morfa, jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares. Justo en el momento en que el Presidente se disponía a descender los tres escalones que conducen hasta la salida del salón, alguien le saludó a corta distancia, Mejía levantó la mano y alzó ligeramente la cabeza buscando con la mirada a quien le saludaba. De repente perdió el dominio de su cuerpo al falsear la pisada y su cuerpo se impulsó hacia adelante. Pérez Bello y Zorrilla Ozuna fueron los primeros en sujetarle con fuerza y los oficiales de seguridad que iban unos pasos adelante, se encargaron del resto y evitaron ver a un Presidente caer al piso. Todo sucedió rápido, no todos los fotógrafos y camarógrafos estaban al tanto, pero hubo quienes lograron hacer el >flash= y recoger la escena en video. Ya fuera del salón, el Presidente se detuvo para responder algunas preguntas de la batería de periodistas que seguía sus pasos. A(Presidente! a cuarenta y cinco días de usted traspasar el mando )cómo se siente?@ se le ocurrió preguntar a uno de los reporteros. ASi yo no estuviera ante ustedes les dijera una mala palabra aquí, pero no…@, comentó Mejía. A(Dígaselo jefe, dígaselo!2, voceó con entusiasmo una joven que se encontraba en el entorno.

En la recién concluida Vigésimo Cuarta Reunión Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de los Países del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), a la que asistió el presidente Mejía, se trató un punto de interés local. Este se refiere al Parlamento Centroamericano (PARLACEN), organismo que, de acuerdo a lo decidido por los jefes de Estado presentes, deberá ser sometido a una profunda reforma, pues Costa Rica ha puesto como condición para su ingreso, una reducción drástica en su presupuesto. Lo que ha propuesta Costa Rica es que cada uno de los países miembros solo este representado por cinco diputados y otras reformas adicionales deberán ser discutidas y acordadas en una reunión que se llevará a efecto en noviembre de este año en El Salvador, país que asumió ahora la secretaría pro-tempore. Ser integrante del Parlacen ha sido objeto hasta de negociaciones políticas en la República Dominicana, pues los representantes por cada país son designados por el Presidente de turno. Al presidente electo Leonel Fernández le corresponderán las nuevas designaciones de los representantes dominicanos.