En el Palacio

En el Palacio

La botella de vino chileno fue colocada sobre la mesa por la amable joven del servicio que cada sábado tiene entre sus responsabilidades la atención a los habituales asistentes a la tertulia del supermercado de la avenida Abraham Lincoln. La mesa, siempre a mitad del pasillo, entre el área de panadería y de restaurante del establecimiento, reunía ya a un buen número de contertulios.

Unos preferían una copa de vino, otros una cerveza y los menos un trago de whisky escocés de 12 años. El ambiente siempre es relajado y de abierta camaradería, salvo una que otra voz que se alza y otra que la apaga con una gran risotada. El grupo llama la atención de todo mortal que le cruza por el lugar, pues entre ellos hay reconocidas figuras de la televisión, la prensa escrita, la radio, un médico siquiatra de gran valía y clientela, empresarios, dirigentes políticos y hasta de la llamada sociedad civil. Previo al almuerzo, casi siempre a la carta y otras veces por Aconsenso@, se sirve un entremés variado, pero abundante y en este marco se van discutiendo temas tras otros, sin una formalidad ni una agenda previamente establecida y casi nunca sin llegar a conclusiones. Los asistentes acostumbran ocupar el mismo lugar en la mesa, aunque en ocasiones se altera la composición por la presencia de Ainvitados extras@ o gente que asiste de manera ocasional.

Este es el caso de un ex consultor y dirigente político, Guido Gómez Mazara. Lo cierto es que al paso del tiempo la tertulia del supermercado ha ido creciendo en número de participantes y algunas tienen carácter especial, pues de vez en cuando hay celebraciones en propiedades de algunos de los participantes ubicadas en diversos lugares del país. Se puede escoger una distante finca en Baní o una residencia campestre en los altos de Cambita, San Cristóbal. En otras ocasiones, se ha disfrutado de una casa en la playa y para éste sábado, como para bajar la tensión del último encuentro, se ha decidido trasladarla a Fantino, a una casa de Abigail Peña.

El ex consultor llego sin guardaespaldas, aunque armado de una pistola con calibre nueve milímetros, y tomo asiento colocado de espaldas a la salida del área de estacionamiento, en tanto que el comentarista de un visto espacio de la televisión vespertina, Abigail soto, se encontraba justo al centro de la mesa. El tema giraba en torno a los criterios Amercadológicos@ que un político interesado en mantener su imagen publica debería poner en práctica. Soto, una vez dirigente en la rama del comercio, puso de ejemplo a Miguel Vargas Maldonado, secretario de Obras Públicas. El ejemplo no gusto a Gómez Mazara, quien hizo algunas objeciones, incluso con implicaciones para terceros, dicen testigos. AUstedes, los periodistas han querido siempre chantajear a los dirigentes políticos@, enrostró con fuerza el antiguo funcionario palaciego, según los testigos. Soto sostenía, en cambio, que gastar para mantener una buena imagen pública constituía una inversión, no un dispendio. A(Así si es bueno, gastando los recursos del gobierno, sobornando!@, habría gritado entonces Gómez Mazara, según el relato del incidente. El intercambio fue subiendo de tono y se transformó en un enfrentamiento personal. El comentarista Soto hizo alusión a Aa los funcionarios corruptos@ y a su decisión de no defender a nadie que resulte implicado en acciones dolosas (después del 16 de agosto), según la versión. Los ánimos se caldearon y sobrevino un fuerte altercado, donde estuvo a punto de llegarse a vías de hecho. La pistola apareció en escena en manos del ex consultor, casi todos se levantaron violentamente de sus sillas y rodaron al suelo algunos vasos. Gómez Mazara, de buena altura y Soto, de fuerte contextura, se desafiaron entonces en salir al parqueo A(a matarnos!@

Uno de los contertulios, columnista de viaja data, alcanzó a agacharse debajo de una mesa, mientras otros tomaban distancia del incidente. César Mella, médico siquiatra, y Danny Perdomo, dirigente reformista, intervinieron, pero muchos esperaban un desenlace fatal. La cosa pudo calmarse, pero al cabo de una media hora Gómez Mazara se paró de su asiento y comentó: ADéjame irme a ver si encuentro cojo… en el parqueo@, narró otro testigo. Al escuchar la frase, Soto se dio por aludido y grito con fuerza que el ex consultor podía encontrar Acojo… ahí mismo@. El incidente se renovó con más intensidad y pasión. Algunos parroquianos no llegaban a entender lo que ocurría ante sus ojos. Las aguas volvieron a bajar más tarde y el ex funcionario y antiguo coordinador de campaña reeleccionista en el Este del país se retiro del lugar. Cesar Mella lo llamó más tarde a su celular y lo convenció de pedir una disculpa a Soto y así lo hizo. A(Yo voy para allá a darte un abrazo y pedirte disculpas!@, habría prometido Gómez Mazara a Soto, según las fuentes. Ambos se estrecharon las manos y se confundieron en un fuerte abrazo. La sangre no había llegado al río. La tertulia terminó antes de lo habitual, pero hubo quien invito a (Rumba@, un nigh club de la 27 de Febrero, a una celebración con cantina libre.

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