En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
La prensa acreditada al Palacio Nacional se acostumbró a las habituales escapatorias del anterior presidente Hipólito Mejía. Con el respaldo de su escolta, Mejía lograba escabullirse con facilidad cuando no estaba interesado en que los medios de comunicación siguieran sus pasos. Para esto se utilizaban estrategias diferentes. Por ejemplo, unas veces se ordenaba a dos vehículos de la escolta colocarse a la retaguardia de la caravana presidencial, bloquear ambos carriles y descender la velocidad, con la intención expresa de rezagar la marcha de los vehículos de los medios de prensa que le seguían. En el ínterin, el resto de los vehículos de la caravana presidencial aceleraban la marcha y en pocos minutos habían  desaparecidos de la vista de los reporteros. Muy pocas veces pudo establecerse el destino final del entonces Presidente de la República. Otras veces, la caravana presidencial hacía una entrada a la sede del Cuerpo de Ayudantes Militares, en la avenida César Nicolás Penson, hasta donde no tenían acceso los vehículos de prensa. Mientras los reporteros quedaban vigilantes frente al portón de acceso al recinto militar, Mejía, con una reducida escolta, se escabullía por una salida posterior. El juego, al final, llegó a resultar simpático y muy adecuado al ambiente distraído y gozoso que se vivía entonces. Ayer, aunque las cosas no operaron de esta manera, los vehículos de la prensa quedaron rezagados cuando intentaban seguir la caravana del presidente Fernández desde el club Mauricio Báez, en Villa Juana, donde el gobernante había estado en la celebración del aniversario de la entidad. En realidad, la partida a tiempo de la prensa se vio entorpecida por otros vehículos de funcionarios y particulares que asistieron a la actividad y que bloquearon por algunos minutos un tramo de la calle Mauricio Báez. Lo cierto es que el presidente Fernández desapareció de los reporteros acreditados al Palacio desde más o menos las 10:00 de la mañana, cuando partió desde el club Mauricio Báez, hasta las 2:00 de la tarde, cuando llegó a la Casa Nacional del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de la avenida Independencia, donde eran velados los restos del ex rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Rafael Kasse Acta. La prensa había sido informada que Fernández estaría en la Casa Nacional a las 11:00 de la mañana, pero llegó allí con cuatro horas de retraso. ¿Dónde estuvo el Presidente? Ayer, no hubo respuesta a esta pregunta.

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Tengo un gran respeto por R.A. Font Bernard, pero además lo admiro mucho y leo sus artículos con pasión, pues de él siempre se aprende. En días pasados anoté en esta columna que había retomado su vieja condición de asistente presidencial y, entre otras cosas, resaltaba el hecho de que le había visto salir del despacho presidencial en horas de la mañana en más de una ocasión. Font Bernard concedió en estos días una amena e interesante entrevista al amigo César Medina, en Hoy Mismo, de Color Visión, y al éste preguntarle en torno a lo publicado en esta columna, se limitó a decir que eso era “un chisme”. Pienso que se trató de una mera ocurrencia del amigo Font Bernard, pues en el Palacio Nacional todos saben que labora en la Oficina de Gestión Presidencial junto a Juan Francisco Santamaría. La oficina se encuentra en la segunda planta, al lado del despacho del vicepresidente Rafael Alburquerque. Font Bernard es un intelectual y ducho en el manejo de asuntos de Estado y en esta labor parece a gusto, pues muchas veces extiende sus labores hasta el anochecer.

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En los corrillos del Palacio Nacional se sigue hablando de algunos nombres de personas que representaran al país como embajadores en Europa y América Latina. Algunos de estos nombres ya han sido adelantados por la columna Coctelera, de este diario, entre éstos los del periodista Aníbal de Castro, en Inglaterra, y Guillermo Piña Contreras, en Francia. En adición, se cita a José Serulle Ramia, en Haití; Pedro Bergés, en Alemania; Pablo Maríñez, en México; Ana Silvia Reynoso de Abud, en Italia; Alejandro González Pons, en España, y Héctor Galván, en Corea del Sur. Hay que recordar además, la designación de Jaime Vargas, ex embajador en Japón, como Adscrito a la Cancillería, encargado de los asuntos asiáticos.

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