En el Palacio

En el Palacio

Una picaresca sonrisa escapó de los labios del secretario Técnico de la Presidencia, Carlos Despradel, al observar cómo el grupo de periodistas se movía a su encuentro, ávidos de informaciones. A(No hay nada, no hay dinero!@, exclamó en forma jocosa mientras se tocaba con la mano el bolsillo derecho de su pantalón. Es un gesto característico cuando se expresa Aestoy en mala@.

Pero en este caso, el gesto del funcionario no guardaba relación con su situación personal. Era obvio que Despradel instruía que aquellos periodistas estaban en busca de respuestas a una crisis energética que preocupa a la mayoría de la población. A)Qué perspectivas de solución tenemos? )Habrá alguna esperanza en términos inmediatos? )En realidad debe o no el gobierno a las empresas energéticas o las cosas se limitan a un simple problema financiero entre los distribuidores y los generadores, como alega el secretario de Finanzas, Rafael Calderón?@ Eran algunas de las preguntas que hacía los periodistas, grabadora en ristre, pero el animo del secretario Técnico de la Presidencia no estaba para dar respuestas.

Evadió, siempre con una sonrisa, hacer alusión a la crisis energética y mucho menos a las recientes afirmaciones cargadas de optimismo del secretario Calderón de que este gobierno dejará Auna situación fácil@ en términos económicos a la administración que encabezará a partir del 16 de agosto el presidente electo Leonel Fernández. Con paciencia y sonrisa, Despradel venció a los Amuchachos de la prensa@ que vieron transcurrir otro día de virtual inactividad noticiosa en el Palacio Nacional. El martes de cada semana es un día de noticias en la sede del gobierno. El presidente Mejía sesiona con parte de su equipo económico y la totalidad de los funcionarios que tienen que ver con las recaudaciones fiscales.

Ayer, sin embargo, esa reunión se efectuó en la residencia particular del presidente Mejía, en el reparto La Julia, de esta capital, y la prensa no pudo acercarse a los participantes. Allí estaban, entre otros, el gobernador del Banco Central, José Lois Malkun; el aecretario Calderón, la Tesorera, Pastora Méndez de Fondeur; el director de Presupuesto, Luis Ernesto Pérez Cuevas y se habló del director de Impuestos Internos, Quico Tabar, pero no alcancé a verlo.

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Cuando esa reunión llegaba a su final, en la residencia presidencial, al Palacio Nacional llegaba el secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general José Miguel Soto Jiménez. Su carro, color negro, penetró por el lado de la avenida México y de inmediato se dirigió hasta la segunda planta, al despacho del presidente Mejía. Los periodistas no pudieron ver al importante jefe militar mientras abandonaba la sede del gobierno, pues en la mayoría de los casos algunos funcionarios abandonan el despacho por el área de estacionamiento que da a la capilla de Palacio, una zona vedada para el acceso de los periodistas. Se comentó la presencia en Palacio de Rafael Subervi Bonilla, quien coordina el trabajo de la comisión de transición gubernamental y otros aseguran haber visto a Eligio Jáquez, sobre todo porque se observó en el lobby a su inseparable asistente >Cañón=.

Otras visitas, muy escasas por cierto, fueron de algunos empresarios privados, entre ellos Félix García, de Santiago, y Roberto Prats, quien en estos días se le ha visto con frecuencia por allí. Los periodistas, en realidad, hoy nos paseamos por pasillos semidesérticos, donde apenas se encuentra uno que otro empleado conversando sobre lo que observan o comentando los rumores que llegan. En algunos despachos están más ocupados almacenando y reorganizando papeles. Por ejemplo, en los antedespachos de la dirección de Prensa ya se amontonan cajas, supongo que repletas de documentos, publicaciones y hasta de casetes. La agenda presidencial virtualmente es desconocida para la prensa o tan solo está a disposición de unos cuantos. Ayer, la dirección de Prensa ignoraba un rumor de que el Presidente acudiría a la sede de la embajada de los Estados Unidos para firmar el libro de condolencias por la muerte del presidente Ronald Reagan. Esto hizo que se esperara gran parte de la tarde la salida del Presidente.

Ayer, además, muchos trataban de determinar el por qué la Bandera Nacional había sido colocada a media asta en el Palacio Nacional. Pero tampoco había respuestas. Algunos suponían que se debía a la muerte de Reagan, al final se pudo establecerse que el duelo era por el fallecimiento del general Ismael Peguero Mota.

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