En el Palacio

En el Palacio

El acto del martes en la sede del Congreso Nacional, del Centro de los Héroes, fue lo más parecido a una toma de posesión. Todos los detalles recreaban el escenario. Se utilizó el salón de la Asamblea Nacional con la presencia de la membresía de ambas cámaras legislativas, así como del presidente saliente Hipólito Mejía y del entrante Leonel Fernández.

Asistieron las mismas personalidades que recibirán su invitación formal para la ceremonia del próximo 16 de agosto, es decir, los miembros del gabinete, directores generales, el clero católico, líderes empresariales, el cuerpo diplomático y consular, así como los representantes de organismos internacionales. La seguridad fue extrema, incluso se dispuso de distintivos especiales para los miembros de la prensa en adición al carné del medio correspondiente.

La sesión fue abierta con un discurso del presidente del Senado, Jesús Vásquez Martínez. El único detalle que no coincidió con el ceremonial de una toma de posesión es que el presidente Mejía y el presidente electo Fernández Reyna no estaban sentados uno al lado del otro. Entre ambos estaba Felipe González, ex jefe del gobierno español y quien tuvo a su cargo la conferencia magistral. Se notó que después de la intervención del presidente del Senado, González se paro de su asiento, listo para iniciar su charla, pero se escuchó la advertencia del presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco. A(Falto yo!@, dijo levantando la mano derecha.

El ex jefe del gobierno español había llegado a las 9:30 de la mañana a la sede del Congreso, media horas antes de lo previsto y fue recibido por una comisión de legisladores que encabezó el senador perredeísta Tonty Rutinel Domínguez. Algunos se preguntaban )por qué Tonty?

La pregunta no era ingenua, solo trataban de resaltar que el senador sería, como en efecto lo fue, quien le daría la bienvenida a la sede del Congreso al presidente Hipólito Mejía, a quien ha enfrentado con dureza en estos últimos días a propósito del escándalo de la Cámara de Cuentas. Pero nada, Rutinel Domínguez recibió al presidente Mejía con la cortesía debida y le acompañó hasta las oficinas del presidente del Senado. Otro hecho que llamó la atención fueron los aplausos, puestos de pie, que los legisladores del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y los funcionarios del gobierno presentes tributaron al presidente Mejía cuando éste fue presentado por la maestra de ceremonia, Jatnna Tavárez. Se esperaban entonces los aplausos para el momento en que se presentara formalmente al presidente electo Fernández.

Pero la competencia de aplausos que algunos esperaban no se dio. El primero en ponerse de pie para aplaudir a Fernández fue el propio presidente Mejía. Ese gesto, sin embargo, difirió mucho de lo que fue el intercambio entre Mejía y Fernández. Parecían ajenos el uno del otro, pese a las sonrisas que intentaron mostrar en determinados momentos. (No por donde!, me dijo alguien.

Una vez concluida su conferencia, Felipe González, acompañado de monseñor Agripino Núñez Collado, se dirigió hasta el recinto de la Universidad Católica Madre y Maestra, de la avenida Abraham Lincoln. El presidente Mejía le siguió los pasos. El presidente electo Fernández llegó unos 20 minutos más tarde. Los cuatro iniciaron una reunión que se prolongó por espacio de una hora en el despacho de Núñez Collado dando el último vistazo al documento-pacto que suscribieron más tarde. La prensa no tuvo acceso y hubo de conformarse con una especie de sesión fotográfica al término de la reunión, en la entrada principal del recinto. El Presidente electo me capto con la vista y me dirigió un saludo A)Cómo estás, Manuel?@ (Bien, Presidente!, le respondí. El presidente Mejía estaba justo a la izquierda de Fernández Reyna y al escuchar que éste me saludaba, le comentó. A(Ese es el jefe de los talibanes!@ A)Quién, Manuel?@, le preguntó un tanto sorprendido Fernández Reyna. A(Sí, ese es el jefe de los talibanes!@ , le recalcó el presidente Mejía señalándome con el dedo. Mejía, sonrió entonces de buena gana… La media jornada del día culminó con un almuerzo en la embajada de España, también vedado para la prensa, donde además de Mejía, Fernández Reyna, Felipe González y la embajadora de España, estuvieron presentes los embajadores de Estados Unidos, Hans Hertell, y de la Unión Europea, Miguel Amado.

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