En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
Al secretario de Salud Pública, José Rodríguez Soldevilla, le preocupaban desde hace rato las constantes denuncias del Colegio Médico Dominicano (CMD) en torno a la crisis de los servicios en los hospitales del Estado y había intentado, sin éxito hasta ayer, que el Presidente Hipólito Mejía se decidiera por recorrer las plantas físicas de estos centros.

Lo que los médicos han estado denunciando, con su presidente Ariel Suero a la cabeza, es que en los hospitales públicos escasean los medicamentos, el  material quirúrgicos y que los apagones obligan a suspender cirugías, y en otros casos a practicarlas hasta con las luces de teléfonos celulares. Para el secretario de Salud todas estas denuncias no son más que “exageraciones” de los médicos para justificar su demanda de aumento salarial.

El Presidente Mejía, de su lado, las ha calificado de “monerías”. Pues bien, en el día de anteayer, de manera “sorpresiva”, según el doctor Rodríguez Soldevilla, el Presidente Mejía visitó el hospital Padre Billini, de la calle Santomé, en Ciudad Nueva, y allí todo parecía en orden. Los médicos y enfermeras atendían a sus asuntos, los pacientes, sentados en diferentes salas, esperaban su turno para ser atendidos y en los pasillos se respiraba limpieza y orden. El director del hospital, Glasdtone Cumberbatch, acompañó al jefe de Estado y al titular de Salud en un recorrido por la primera planta y sus explicaciones lucían didácticas, especialmente cuando informaba del funcionamiento de las unidades de Hemodiálisis y Diálisis Peritoneal, cuyos servicios han sido cuestionados.

Rodríguez Soldevilla parecía feliz y recordó a los periodistas de su afán para que éstos visitaran los hospitales y no se llevaran tan solo de las denuncias de los médicos. Por allí no apareció un delegado del Colegio Médico para que aunque fuera por “los bajos” le informara a la prensa si el hospital funciona o no funciona bien. El Presidente Mejía se mostró contento y satisfecho. Una muestra de ello es que en la unidad de Diálisis Peritoneal conversó con una señora, Tomasa de la Cruz, de 63 años, que en ese momento se sometía al tratamiento. Le preguntó si Soldevilla, el titular de Salud, no le había conseguido “una ayudita”. ¡Ay no, que va!”, le respondió la dama, nativa de la zona de Monte Plata. “A mí no me han dado nada”, agregó la señora. “Imagínese, y ahora esta gente ¡es pa’fuera que van!, le comentó el Presidente . “Pero todavía hay tiempo”, le dijo la doña con acento campesino. El Presidente Mejía extrajo entonces de su bolsillo un billete de 2,000 pesos y lo mostró a los ojos de doña Tomasa. ¿cuánto hay ahí?, le preguntó, entregándole el billete. Según Soldevilla, el Presidente Mejía estaba en libertad de continuar con su recorrido por otros hospitales, pero el mandatario se decidió por retornar a Palacio.

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Alberto Atallah, secretario Administrativo de la Presidencia, luce un hombre de temperamento tranquilo y sobrio, pero el jueves de la semana pasada el capitán de la Policía Santana Mejía (Yayo), chofer del Presidente Hipólito Mejía, le hizo perder los estribos. Cuentan que Yayo tiene algunas semanas dando vueltas por el despacho de Atallah, en la segunda planta del Palacio Nacional, gestionando el reembolso de 22,000 pesos que había entregado en una ocasión para cubrir un asunto ajeno a su persona, pero con la garantía de que el dinero le sería reembolsado por la Secretaría Administrativa, según algunas fuentes.

El tiempo ha pasado y a Yayo le preocupa que a estas alturas no haya visto a linda. Al parecer, el jueves, próximo al mediodía, su paciencia llegó al límite y decidió confrontar, de manera amenazante y con epítetos tales como “irresponsable” al secretario Administrativo, en pleno Palacio Nacional y a la vista y oídos de todos, lo que hizo que Atallah reaccionara bastante furioso, temiéndose que ambos llegaran a vía de hecho, pero la oportuna  intervención de algunos testigos evitó que la sangre llegara al río. Cosas veredes, Sancho, decía el Quijote.

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