En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMENEZ
La elegancia y el confort fueron más que evidentes durante la visita que el presidente Hipólito Mejía hizo el viernes a las oficinas del Centro de Exportación e Inversión (CEI-RD) que dirige el ingeniero Danilo del Rosario.

El presidente Mejía acudió al lugar para dejar inaugurada la remodelación del edificio a un costo de más de 60.9 millones de pesos, incluyendo un piso ejecutivo donde se instaló una sala de prensa que lleva el nombre del fenecido periodista Adriano Fajardo, quien a la hora de su muerte se desempeñaba como director de Relaciones Públicas de éste organismo.

El ingeniero del Rosario es un hombre de detalles, meticuloso y fino en el trato. Organizó un buen recibimiento al Presidente y sus acompañantes y la prensa dispuso de abundante información no sólo relativa a la ceremonia, sino de toda la gestión en el CEI. Lo cierto es que estas oficinas no tienen nada que envidiarle a las de las más prestigiosas empresas privadas del país. La limpieza que exhibe este lugar es deslumbrante y el personal, hombres y mujeres, viste en forma impecable. Se trata de una dependencia donde predomina la gerencia y elevados criterios técnicos, pues gran parte de su personal es especializado en las áreas que les son afines, mucho de ellos, incluso, con entrenamiento en el exterior y en academias del país. Se trata de un recurso humano formado por la propia institución a través de programas de becas con instituciones y gobiernos extranjeros, como es el caso de Japón y academias locales tales como el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y el Instituto Tecnológico de las Américas, según los informes de que dispongo. El ingeniero del Rosario, además de meticuloso y fino en el trato personal, es también un hombre ambicioso en lo que a gerencia se refiere. Dotó al CEI-RD de un helipuerto y se anuncia que la institución esta reparando un avión con una inversión de 4 millones de pesos, pero que se traducirá en un patrimonio para el organismo estimado en 60 millones de pesos.

Dicen, además, que Del Rosario tiene preparado todo un ceremonial para el día de la entrega a su sucesor, incluso con una orquesta de cámara, con brindis de vino y champagne. El hombre se las trae.

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El Jardín Zoológico Nacional fue el segundo punto en el programa del jueves del presidente Hipólito Mejía. Todas las calles interiores del parque, las jaulas y las áreas de confinamiento de aves y animales fueron reacondicionadas por la Secretaría de Estado de Obras Públicas a un costo de 24.2 millones de pesos. Cuando el presidente Mejía llegó al lugar, le esperaba un grupo de niños seleccionados de colegios privados de la capital, quienes le dieron la bienvenida.

La ceremonia inaugural fue rápida y se invitó al Presidente para intercambiar con un grupo de niños formados en un área próxima. Mejía se mostró sonriente ante ellos, los saludó a su estilo y bromeo con el grupo. Uno de los niños, un mulato que sobresalía por ser uno de los más altos en estatura, aprovechó para identificarse ante el mandatario. ¡Presidente, yo soy hijo de Jesús Féliz!.

Obviamente, se refería al director del Departamento Anticorrupción de la Procuraduría General de la República. El Presidente quiso lucir simpático ante el niño, y más o menos le dijo: «Tú Papá vive aquí, tu Papá es un mono». Esa frase se la repitió más de dos veces, causando hilaridad entre sus acompañantes. El niño, con cara de inocente, trato igualmente de lucirle simpático a Mejía y le dijo: «Pero Presidente ¡usted puede ser comediante! La risa entre los presentes continuó, pero el intercambio acabó ahí mismo, pues el presidente Mejía fue invitado a montar en el trencito y recorrer las recién pavimentadas calles interiores junto a los niños escolares.

Previamente, el editor deportivo de El Nacional, Leo Corporán, se acercó a Mejía para presentarle a varios ingenieros que trabajaron en las obras deportivas para el montaje de los juegos panamericanos y a quienes el gobierno aún les adeuda una suma millonaria. El presidente Mejía se mostró receptivo y prometió hacer «un gran esfuerzo» para saldar la deuda, pero les aclaró, creo que a tono de chanza, lo siguiente: «Pero de todas maneras no hay problemas, si yo no les pago, ustedes tienen aquí a Leo que es asistente de Leonel» (Fernández), dijo Mejía. Los ingenieros gritaron casi al unísono ¡No!, queremos que sea ahora». A Leo no le quedó más alternativa que disfrutar de aquella ocurrencia del Presidente.

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