En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMENEZ
Cuando Salvador Jorge Blanco abandonó el poder en agosto de 1986, el presidente entrante Joaquín Balaguer ordenó a cada secretario de Estado y directores generales de instituciones autónomas y descentralizadas rendir un informe al país de las condiciones en que recibía la dependencia puesta a su cargo.

Fue así como se inició una serie de discursos a través de Radio Televisión Dominicana donde cada incúmbente, en presencia de Balaguer, rendía su informe. Como es lógico, cada comparecencia era ampliamente destacada por la prensa al día siguiente.

No puede decirse, salvo raras excepciones, que aquellos discursos encontraron las respuestas y las aclaraciones pertinentes de parte de los funcionarios salientes. Pues bien, el lunes pasado la periodista Nancy Brito, de Telesistema, trató de entrevistar al presidente Leonel Fernández en momentos en que el gobernante se aprestaba a tomar el juramento a un grupo de funcionarios recién designados en diversos puestos de la administración pública. “No tengo noticias para ustedes. En lo adelante habrá nueva política de comunicaciones”, fue la respuesta de Fernández. El director de Prensa, Rafael Núñez, acaba de explicar en qué consiste esa “nueva política de comunicaciones”. El Consejo de Gobierno, según informó Núñez, acordó que semanalmente cada secretario de Estado y directores generales de instituciones del Estado ofrezca una rueda de prensa, probablemente retransmitida al país por Radio Televisión Dominicana, para informar de la situación en que encontraron la secretaría o la dirección general a su cargo, aunque también dando explicaciones sobre los resultados de las medidas que estarán adoptando en busca de una recuperación.

Lo que se ha dicho hasta ahora es que el presidente Fernández pronunciaría periódicos discursos al país, siempre y cuando entienda que ello es necesario. Se habla, asimismo, de la designación de una especie de vocero, un “speaker”, que bien puede ser el director de Prensa de la Presidencia, para dar respuesta a las inquietudes que surjan entre los periodistas en el día a día. Todo esto podría estar dando una señal clara de que el presidente Fernández se mantendrá alejado del contacto directo con la prensa. Por lo menos, ese es el mensaje que algunos entienden en el marco de esta “nueva política de comunicaciones”. De todos modos, habría que esperar a ver cómo vienen las cosas.

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Al presidente Fernández no podría pedírsele que asuma un comportamiento frente a la prensa similar al de su antecesor en  el cargo, el ex presidente Hipólito Mejía. Este último mantuvo una actitud contradictoria en su relación directa con los periodistas y los medios de comunicación. Mientras por un lado se mostraba abierto, siempre dispuesto a responder, por el otro asumía el papel de censor y sus manifestaciones de intolerancia frente a determinados periodistas o medios de comunicación a quienes suponía “contrarios” fueron más que frecuentes.

Fernández domina otro estilo, se maneja en un plano de respeto y caballerosidad, eso fue lo que observé y viví mientras me correspondió cubrir su anterior gestión de gobierno, entre 1996-2000. Su caso, sin embargo, es que sabe manejarse frente a los periodistas y los medios de comunicación. Fernández no habla cuando el periodista quiere, sino cuando él entiende que debe hacerlo. Este estilo vaticina una lucha entre el reportero que anda detrás de la noticia del día y la fuente que entiende que no es el momento para darla.

En todo caso, el reportero no puede dejar de asediar y ser persistente frente a la fuente, no puede bajar la guardia, ese es su papel y su deber ante  una opinión pública que espera respuestas ante los hechos que de seguro irán prediciéndose en el país. El “sepeaker” puede ser un remedio coyuntural, un caramelo, pero sus respuestas ante los casos que se le presenten no tendrán el valor ni el peso de una declaración formulada por el propio Presidente. Siempre habrá el interés de una reacción al más alto nivel. Aquí la gente o mejor dicho la opinión pública en sentido general esta muy acostumbrada a “lo que diga el Presidente”. Eso es parte de nuestra indiosincracia, nuestra cultura y aún falta mucho para que eso pueda cambiar.

El veterano periodista y escritor Miguel Guerrero, pese a su acumulada experiencia, no pude del todo ejecer esa labor de “speaker” del gobierno en los días en que se desempeñó como director de Prensa de la Presidencia en el primer mandato de Fernandez, pese a que se esforzó y dio pasos concretos en este sentido. Consuela saber, sin embargo, que el propio presidente Fernández conoce perfectamente de estas cosas y aunque se maneje, esperamos que no imponga una barrera entre él y la prensa.

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