En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMENEZ
El vuelo desde Montreal a Boston le tomó al presidente Leonel Fernández y su comitiva alrededor de 52 minutos. Era la segunda escala de su gira por Canadá y Estados Unidos. En Boston, la Universidad de Massachusetts entregó a Fernández un Doctorado Honoris Causa en reconocimiento al buen desempeño económico de su gobierno, pero ese día, de manera simultánea, la academia celebraba la investidura de numerosos nuevos graduandos, entre ellos, varios de origen dominicano.

Para la ocasión se invitó al dominicano David Ortiz, primera base de Los Medias Rojas de Boston, quien se convirtió en una figura estelar en todo el curso de la ceremonia. Ortiz participó en un desayuno que el rector de la Universidad, Keith Mosley, ofreció al jefe de Estado dominicano. Mosley, según me informaron dominicanos residentes en Boston, es todo un personaje, un hombre de unos 7 pies, de piel negra, voz gruesa  y alegre, que hizo comentarios de gran elogio para el presidente Fernández y el estelar pelotero criollo. Ortiz no pasó desapercibido en aquella ceremonia. Todos los miembros de la  academia, de la sociedad más alta de Boston, blancos, rubios y ojos azules se aglomeraron para tomarse fotos con el nativo de Haina.

El presidente Fernández, en un inglés perfecto, habló en ese desayuno de los sueños que acarició desde que era mozalbete, de ser pelotero, deseos que vio frustrados por su temprana inclinación hacia la actividad política. Luego del desayuno, el Presidente y su comitiva se dirigieron al lugar donde se llevó a efecto la ceremonia de graduación,  un amplio espacio al aire libre que tenía como fondo una hermosa Bahía. Allí estaban reunidos 2,000 graduandos, muchos de ellos, de origen dominicano.

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La ocasión no podía ser más hermosa, me contaron, un hermoso cielo y una agradable brisa del océano compensaban la tenacidad de los rayos del sol. Una ceremonia súper organizada, con intérpretes, incluso, de lenguaje de señas para los sordomudos. En primera fila tomaron asientos Ligia Amada Melo y Alejandrina Germán, secretarias de, Educación y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, respectivamente; El embajador dominicano en  Washington, Flavio Darío Espinal y el secretario de Estado Sin Cartera Eduardo Selman. Junto al presidente Fernández también fue investido el famoso cantante de la agrupación Aerosmith, Steven Tayler, muy querido en Boston y que causó gran revuelo entre la juventud. El presidente Fernández habló en inglés a los graduandos y sus emotivas frases provocaron cerrados aplausos, repetidas veces, entre los graduandos, familiares y autoridades de la academia. Al término de la ceremonia, pasaron a un almuerzo en otro salón del campus, donde el rector de la universidad  volvió a referirse en términos elogiosos al gobernante dominicano. Este rector es un hombre de gran  personalidad y se afirma que tiene gran futuro político, me dicen unos amigos radicados en esa ciudad. Nueva York fue la última escala de la gira presidencial. El Presidente lanzó la primera bola en el juego  entre los Mets de Nueva  York y Los Gigantes de San Francisco, en el Shea Stadium.

En  el estadio, las medidas de seguridad estuvieron al por mayor y al detalle, pero más que todo lo que se evidenció es que allí son súper celosos con sus jugadores, pero el Servicio Secreto  norteamericano, responsable de la seguridad del Presidente dominicano también hizo su parte. Me dicen que antes del Presidente Fernández entrar al Shea Stadium habló y saludó a media humanidad. Ya en el interior, se reunió con el gerente general de Los Mets, Omar Minaya.

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En estos días, el presidente Leonel Fernández ha querido mantenerse lejos de la prensa acreditada al Palacio Nacional. Las razones parecerían obvias. Sabe de ante mano que el subsidio al gas y el problema con los haitianos estarían en primer orden. Pero el jueves, en Río San Juan, no pudo escaparse de  un contacto informal. Cuando el grupo de reporteros se le acercó, reaccionó pidiendo un alto, levantando su mano derecha: ¡Ustedes me acaban! Grito de buena gana. Conversó brevemente con nosotros, pero al final nos despidió diciendo: Ustedes están entre dos extremos, uno que hablaba mucho y otro que casi no habla”. Para un buen entendedor, pocas palabras bastan.

manuelj@verizon.net.do

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