En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMENEZ
El canciller de Brasil, Celso Luiz Amorim, no fue preciso el pasado lunes durante su presentación ante la prensa acreditada al Palacio Nacional poco después de su encuentro, de cerca de media hora, con el presidente Leonel Fernández. Amorim habló en términos muy generales de los resultados de una misión comercial de Brasil que le había antecedido en su visita a Santo Domingo y dijo que sus integrantes “exploraron” algunos acuerdos comerciales y de inversión con representantes del gobierno y el sector privado dominicano.

Fue en este marco que hizo mención de la presencia, entre esa delegación brasileña, de representantes de una empresa aeronáutica, considerada la cuarta en el mundo, que había conversado en el país sobre posibles operaciones para la venta de aviones militares del tipo Súper Tucano, de turbohélices y de un jet ejecutivo. Cuando mencionó “un jet ejecutivo”, la frase me llamó la atención y le pregunté si estaba hablando de un avión para uso del Presidente de la República.

“No sé a quien esta destinado”, aclaró el canciller. Ahora bien, si habló de conversaciones para la venta de aviones militares y “un jet ejecutivo”, parecería obvio que ambas cosas están atadas, pues no es lógico pensar que el sector privado estuviese negociando para la compra de naves de uso militar.

Ayer, el director de Prensa, Rafael Nuñez y el portavoz gubernamental, Roberto Rodríguez Marchena, evadieron tratar el tema cuando los abordé sobre lo informado por el canciller Amorim. “Yo no conozco nada de eso”, me respondió Nuñez en el inicio del briefing matutino que auspicia su oficina con la prensa acreditada al Palacio. No es secreto que la Fuerza Aérea Dominicana carece, en estos momentos, de aviones de combate. Los últimos de estos aparatos fueron adquiridos en los Estados Unidos durante la gestión del ex presidente Salvador Jorge Blanco, a principio de la década de los 80. Se trató de los A-37B, que rompen la barrera del sonido, pero algunos se accidentaron y los restantes son hoy piezas de museo. Más tarde, la administración del presidente Fernández 1996-2000 adquirió los pillan de fabricación chilena, que sólo sirven para entrenamiento y observación. Más luego llegaron dos aviones de transporte de fabricación española, mas la flotilla de helicópteros comprada en la administración del ex presidente Hipólito Mejía.

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El presidente Fernández, para sorpresas de algunos, ha decidido utilizar vuelos comerciales en sus más recientes salidas al exterior. Lo hizo cuando viajó a Madrid, a California, Washington, Canadá, Boston y Nueva York. Este gesto, sin embargo, no sienta un precedente en el país, pues recuerdo que muchos de los pocos viajes al exterior que hizo el fenecido presidente Joaquín Balaguer los realizó en aviones comerciales.  Fue justamente Fernández quien en su primera gestión entre 1996-2000 decidió rentar aviones privados para viajar al exterior y esta misma tónica siguió la administración pasada de Hipólito Mejía.

El ex presidente Mejía fue, incluso, temerario en esto, pues se hizo un viaje a Taiwán, en vuelo privado, en el que fue preciso realizar cinco escalas, incluyendo Alaska y territorio ruso, antes de llegar a su destino final, Taipei.

Ninguna administración ha dado a conocer sus gastos de viajes, incluyendo el costo de renta de un avión privado, que se paga en dólares. Probablemente que si el dato fuese del dominio público, la ciudadanía no se sintiera tan tentada a rechazar a priori la compra de un avión presidencial, reglamentando su uso de manera estricta, pues se cerciorarían de cuánto nos hemos gastado en estos años. Sandra Severino, subdirectora de Prensa del Palacio Nacional, acompañó al presidente Fernández en su reciente salida al exterior y me hablaba ayer de lo sorprendidos que estaban el resto de los pasajeros al enterarse que en su vuelo iba un Presidente

“Mucha gente se sorprendía de ver al Presidente dentro de los vuelos comerciales que utilizó en sus viajes y más de una persona  se acercó a nosotros al saber que somos de su equipo de trabajo, para indicarnos que el Presidente no debía viajar en un vuelo normal y que ya es tiempo de que la Presidencia compre un avión”, me dijo Sandra. Pero el tema siempre será controversial en este país. Mientras tanto, la interdependencia del mundo seguirá en ascenso y los Presidentes, absolutamente todos, seguirán viajando.

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