En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMENEZ
El presidente Leonel Fernández retornará a San Francisco de Macorís en el curso del mes de septiembre próximo para dictar una conferencia en el Centro Universitario Regional del Nordeste (CURNE), donde se desempeñó como profesor. «Volveré al CURNE, ahora en mejores condiciones», bromeó el Presidente Fernández mientras informaba de la invitación a un grupo de ganaderos de esta ciudad reunidos en la hacienda Elba, propiedad de Santiago Paulino. Ese miércoles en la tarde, Fernández culminó un intenso recorrido por cinco provincias del norte y el nordeste del país para juramentar a los consejos provinciales de desarrollo de San Francisco de Macorís, Moca, Salcedo, Cotui y Bonao, donde anunció, además, la ejecución de decenas de obras de infraestructura que serían ejecutadas en los tres años que le restan de gobierno.

Más de 30 de las 50 habitaciones del hotel Las Caobas, propiedad de Julito Hazim, fueron ocupadas por el Presidente y los funcionarios que le acompañaron en el recorrido.

Hazim no quiso que nada fallara, y el domingo estuvo en su hotel verificando cada detalles e impartiendo instrucciones en torno al servicio, pero muy especialmente en el área gastronómica. Dispuso el traslado temporal a Las Caobas de su chef estrella, Benjamín Silvestre (Bengi), quien normalmente trabaja en el Restaurant Rancho Steak House, de la Feria ganadera, en Santo Domingo, para que no hubiese quejas sobre la cocina. Fernández, básicamente, solo desayunó en el hotel, pues en el curso de los cuatro días en que instaló el Gobierno Nacional en San Francisco de Macorís, almorzaba y cenaba en residencias de dirigentes y funcionarios locales de su partido en los puntos visitados.

Regularmente, el Presidente y su comitiva llegaban al hotel pasada las 11:00 de la noche y, en algunos casos, como ocurrió el martes, hasta después de la medianoche. El hotel luce confortable, espacioso, con buena vista, piscina, en las afueras de la ciudad, cruzando el Haya, y al lado tiene una escuela de béisbol de los Bravos de Atlanta.

—–

El lunes en la noche, a la llegada al hotel desde Salcedo, y luego de que el Presidente estuviera  en la residencia familiar de los hermanos Bautista Rojas, Secretario de Salud Pública y Onofre Rojas, coordinador de los Fondos de Lomé, a varios funcionarios le dio con preparar un sancocho.

Se dio la orden al chef Bengi y el «cocinao» fue servido pasada la medianoche, pero algunos funcionarios, ya agotados, no esperaron que lo sirvieran y se fueran a la cama a descansar, no sin antes dar las instrucciones para que le guardaran el suyo para por la mañana. En efecto, a la mañana siguiente, algunos fueron a procurar su sancocho, entre ellos Luis Acosta Moreta, de la ODC; Frank Rodríguez, del INDRHI y el ingeniero Reyna, subsecretario de Recursos Naturales.

El martes, cuando el Presidente se traslado hasta los municipios de Cotui y Bonao, el mandatario retornó a San Francisco de Macorís pocos después de las 11:00 de la noche. Y es que después de encabezar la audiencia popular en el Club de la Falconbridge, Fernández se fue a la residencia del ingeniero Carlos Osorio, en las afueras, donde intercambio por buen rato con personalidades de la zona y dirigentes de su partido. Ya en San Francisco, no se dirigió al hotel, sino a la residencia de su prima, Gisela Romero, donde ya le esperaban un buen número de personas, muchas del mismo vecindario. Ese tramo de la calle Sánchez se lleno de curiosos. Fernández se trancó en una habitación para recibir a varias personas interesadas en solicitarles, básicamente ayudas personales, y en ese momento se fue la luz. La seguridad se movilizó rápidamente para buscar linternas, pero el gobernante prosiguió con su encuentro.

En la habitación, sin acondicionador de aire, el calor era infernal. Se escuchó a su prima Gisela comentar: Yo le dije que saliera de ahí, que se va a sancochar. Eso es un horno». El primer grupo salió, y el Presidente recibió a un segundo, también integrado por personas humildes, quienes al salir de la habitación no ocultaban su alegría. ¡Me resolvieron!, grito un hombre emocionado. El miércoles, el Presidente no quiso retirarse de San Francisco de Macorís sin visitar a una vieja amiga, la profesora Mercedes María Polanco (doña Ninin), ya retirada, que tiene un puesto de bocadillos en la calle 27 de Febrero 67. Allí permaneció por algunos minutos. Más luego, un transeúnte observó la placa de la jeepeta presidencial, la 01, y de repente se llevó las manos a la cabeza gritando: ese salio anoche en la Lotería, y no lo jugué. ¡Coñó, verdad que el Presidente esta por aquí!, se lamentó de mala manera.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas