En el palacio

En el palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
No debería ser quien suscribe el que se tome la iniciativa de hacer precisiones en torno a la cantidad y calidad de la delegación dominicana que acompañó al presidente Leonel Fernández en su reciente visita oficial al Reino Unido.

En todo caso, el gobierno cuenta con una oficina de prensa y voceros autorizados que bien pueden salir al ruedo y hacer las aclaraciones pertinentes respecto a determinadas versiones que en el fondo sólo persiguen desmeritar los resultados de la visita, basándose en situaciones de la que sus propagadores ni fueron testigos ni han tenido el interés de ser objetivos, mas bien nutriéndose de fuentes interesadas y apasionadas, impactadas por alguna situación de orden personal, mas que política. Pero sucede que fui el único periodista que estuve dando cobertura a la agenda de la gira presidencial por Europa para un medio independiente como es HOY, y creo que ignorar estas versiones daría la impresión de que falte a mi deber profesional al no reportar situaciones que, según el caso que nos ocupa, empañaron la presencia dominicana, en especial en Gran Bretaña. Se habla, en concreto, de una supuesta alarma entre las autoridades británicas por el “excesivo” número de integrantes de la delegación dominicana. Sucede que cuando un Estado extranjero decide cursar una invitación para una visita oficial al gobernante de un país amigo, representantes de ambos partes se reúnen con bastante antelación para definir la agenda y el aspecto crucial de los integrantes de la comitiva. Defino de crucial este último aspecto, porque es al gobierno que invita a quien corresponde cubrir los gastos de todos los integrantes de esa delegación oficial. Por lo tanto, en ningún caso y bajo ninguna circunstancia, esa delegación debe sobrepasar el número de integrantes que ya ha sido decidido entre ambos gobiernos. ¿Entonces, cómo se explica que las autoridades británicas reaccionaran alarmadas ante un hecho que conocían con previa antelación? Me parece que el dato no es más que el fruto de una especulación un tanto temeraria y, por ende, apartada de toda lógica. Una cosa es que usted, en lo personal y respondiendo al interés que represente, entienda que el gobierno no fue prudente ni sensato al conformar una delegación que usted considera “excesiva”  y otra muy distinta es citar una supuesta alarma entre autoridades británicas por algo que ellas mismas aprobaron y conocían con bastante antelación, sin presentar objeciones previas.

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A modo de información debo resaltar lo siguiente. La delegación oficial que encabezó el presidente Leonel Fernández en su visita a Gran Bretaña estuvo conformada por diez personas, incluyendo a su esposa Margarita Cedeño de Fernández y el embajador dominicano en Londres, Aníbal de Castro. Los restantes fueron el canciller Carlos Morales Troncoso y los secretarios de Turismo, Félix Jiménez; Técnico de la Presidencia, Temístocles Montás y Administrativo de la Presidencia, Luís Manuel Bonetti; así como el director del Centro de Inversión y Exportación, Eddy Martínez; el director de Prensa del Palacio Nacional, Rafael Núñez y el rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Roberto Reyna. A esa delegación, según se hace constar en el programa oficial de la visita, el gobierno británico le cubrió sus gastos, como se estila en estos casos. Ahora bien, se explicó que el gobierno informó a las autoridades británicas de su interés de sacar el máximo provecho a esta visita y en esa tesitura se decidió integrar una delegación extraoficial, cuyos gastos sí fueron cubiertos con fondos del Erario Público y que tuvo por finalidad participar en tres eventos colaterales que se programaron  para promover inversiones y analizar la crisis energética nacional. Esa delegación la integraron otros diez funcionarios, pero entre estos  figuraron el jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares, mayor general Ramón Aquino y el asistente presidencial Danilo Pérez. El resto fueron el vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, Radhamés Segura; El superintendente de Electricidad, Federico Méndez; el presidente de Refidomsa, Eduardo Rodríguez; el asistente del canciller Luís Bogaert y su esposa Nicolasa Morales de Bogaert. En ese listado, sin embargo, no aparecen los secretarios de Educación Superior, Ligia Amada Melo y Sin Cartera, Eduardo Selman, quienes estuvieron igualmente en Londres, lo que revela que sus nombres fueron incorporados a última hora. Otro hecho a resaltar es que la presencia de funcionarios varió en cantidad y nombres en cada una de las escalas de esta gira, y que incluyeron, previo a Londres, las ciudades de Madrid y París.

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