En el palacio

En el palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
A media mañana del lunes 19, había arribado al parque central de Azua, dos horas antes de que hiciera acto de presencia el Presidente Leonel Fernández para encabezar el desfile cívico-militar que tuvo lugar allí en ocasión del 163 aniversario de la Batalla del 19 de Marzo.

 Justo detrás de la tarima que ocupó la prensa se observaba imponente el busto de Juan Pablo Duarte, fundador de la nacionalidad dominicana. En principio, algunos nos confundimos y desde lejos imaginábamos que se trataba de Antonio Duvergé, el Centinela de la Frontera, como lo bautizara en una de sus obras el fenecido Presidente Joaquín Balaguer.

 El público comenzó a llenar el parque desde temprano, pero se concentró mas hacia el lado de la avenida Duarte para presenciar más de cerca el desfile. Los lugares estratégicos para observar la actividad estaban copados y entonces, había que buscar algún sitio desde donde se pudiera divisar un acto que sólo tiene lugar una vez al año en Azua.

Osvaldo Cepeda y Cepeda, un maestro de ceremonias de experiencia inigualable en la narración de este tipo de desfile, se empeñaba en resaltar el respeto a los héroes nacionales, en especial de aquellos que a fuego y sangre forjaron la nacionalidad y nuestra independencia.

 Narraba con maestría la batalla que había tenido un lugar en aquel escenario contra el haitiano invasor un 19 de marzo de 1844. Pero a sus espaldas, a pocos metros, unos jovenzuelos habían subido hasta el busto de Duarte para observar mejor la escena.

 Uno estaba sentado justo sobre la cabeza de la efigie del patricio, y otros dos apoyaban sus traseros sobre los hombros. Llamé la atención de un oficial militar y éste impartió una orden a través de su aparato de comunicación y alguien apareció minutos mas tarde ordenándole a los jovenzuelos bajar de allí. Pero momentos después de ese primer desalojo sobre el busto del fundador de la patria, aparecieron otros que también subieron hasta él, y de lo más entretenidos.

 El mismo oficial fue advertido de la escena nuevamente por los periodistas y nueva vez se ordenó bajarlos, pero la escena se repitió por tercera vez, un poco mas tarde. Alguien llamó la atención sobre el hecho de que se trataba de jovenzuelos que actuaban de manera inconsciente. Pero de seguro que se trataba de estudiantes a quienes sus profesores deben haber hablado de la historia de su país y del respeto que se debe observar frente a los héroes de nuestra independencia. Deben haber visto el retrato de Duarte en algún libro de texto y, por ende, no pudieron haber ignorado sobre quién estaban sentados.

 

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Ángel Lockward, que insiste en que nadie tiene potestad legal-estatutaria para suprimir su condición de dirigente del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), está estrenando oficina en la segunda planta del Palacio Nacional. Hace horario y se siente de lo más a gusto. Con Lockward las cosas operaron rápido, pues es sabido de casos anteriores de secretarios de Estado sin Cartera que han luchado por un espacio en Palacio y las cosas se les han puesto difíciles.

 Ayer asistió a un acto oficial en la explanada frontal del Palacio Nacional, donde se colocó apenas a tres funcionarios a la derecha del Presidente Leonel Fernández, elegantemente vestido y visiblemente satisfecho. Así es que ya puede invitar a sus amigos a tomarse un cafecito a sus oficinas, pero en pleno Palacio…Cosas veredes,. Sancho, decía El Quijote.

 

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Habrá que hurgar a fondo para saber si el Presidente del Colegio Médico Dominicano, (CMD) Enriquillo Matos,  acudió ayer al Palacio Nacional interesado en el acto de lanzamiento de la Red Nacional de Respuestas a las Emergencias Médicas o si, en cambio, su fin era encontrarse con el Presidente Leonel Fernández.

 Tan pronto concluyó la ceremonia oficial se acercó rápidamente al mandatario para tratarle un tema de interés gremial:  que se preserve el Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) en el marco del nuevo sistema de seguridad social. Fernández lo advirtió a tiempo y, al parecer, estaba preparado. Después de escuchar atentamente su exposición, le jugó un par de bromas. “Deje de estar subiéndose sobre los hombros de sus colegas. ¡Eso es peligroso!, le habría comentado el mandatario. Se refería a una escena captada por la prensa la semana pasada durante la protesta de los médicos frente al Palacio Nacional.

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