En el palacio

En el palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
Poco después de las 10:00 de la mañana las gradas, los palcos y el área del tabloncillo del Palacio de los Deportes, en esta capital, no registraban espacios vacíos para albergar a otro ser humano. En tanto, afuera, una muchedumbre forcejeaba entre sí buscando acercarse a la puerta de acceso a como diera lugar, donde se encontraban a unos responsables de la seguridad gritando que no había espacio, que todo estaba lleno. ¡Yo vine desde Castañuelas y estoy despierta desde las 4:00 de la madrugada, y hay que dejarme entrar!, gritaba desafiante una joven mujer vestida de blusa morada y que llevaba una pequeña pancarta en sus manos promoviendo la reelección.

En el otro extremo observé a Nélsida Marmolejos, una mujer forjada en la actividad sindical y que hoy desempeña un cargo ejecutivo en el nuevo sistema de la seguridad social, lidiando con un oficial de seguridad para que le permitiera el acceso, bien apretujada. Al final, una apreciable cantidad de personas no logró el acceso, y hubo que conformarse con irse ubicando en torno a los equipos de amplificación colocados al exterior del centro deportivo, para escuchar los discursos.

 Los muchachos de la prensa tuvieron sus inconvenientes para el ingreso, aunque ya en el interior se les acomodó en un área reservada donde un personal les repartió sandwiches, refrescos y agua. La vista de la tarima central era excelente desde ese lugar y se podía observar que antes de las 11:00 de la mañana allí estaban presentes todos los dirigentes de nivel del PLD identificados con la reelección, así como algunos invitados especiales, entre ellos el reconocido abogado Jottin Cury. A muchos llamó poderosamente la atención la alegría y el entusiasmo que observó Alma Fernández, directora del INVI, durante el desarrollo del acto, al punto que en algún momento llegó a competir en aplausos y emoción con cualquiera de los más fieles e incondicionales aliados del Presidente Fernández.

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La emoción subió de nivel en el interior de la edificación deportiva cuando una cámara colocada afuera captó y proyectó en pantalla gigante la llegada de la caravana presidencial. Arrancaron los aplausos y una frenética algarabía se adueñó del lugar, y no cesó aún después de que el gobernante hizo acto de presencia.

Al contrario, mientras Fernández caminaba por el pasillo central de la tarima hacia el público, levantando sus dos brazos, haciendo la señal de la «L», la bulla era cada vez más ensordecedora. José Peña Suazo, que junto a su orquesta fue ubicado sobre una tarima en el extremo izquierdo, fue el primero en arrancar con la parte artística y atrajo la atención del escenario con su ya popular merengue ¡Yo sigo, subido en el palo!  Cuando Fernández se dirigía a tomar su asiento, la multitud arrancó nuevamente frenética al escuchar la orquesta entonar de nuevo, pero esta vez con el ¡déjalo ahí, no lo mueva de ahí! Rubén Camilo, que junto a Celinée Méndez y Omar Liriano hicieron las veces de maestros de ceremonia, inició la presentación formal de los miembros del Comité Político presentes en el acto, y la gran sorpresa la constituyó Franklin Almeyda, actual Secretario de Interior y Policía, quien recibió una verdadera ovación.

Todo el mundo de pie, de parte de la multitud. ¿Lo reconocen o lo despiden? Preguntó un avieso periodista, pero no cabe duda que la intensidad de aquellos aplausos fue de respaldo a su controversial desempeño público. Al cesar los aplausos, Camilo volvió al micrófono para corregir un error grave, había olvidado el nombre de Euclides Gutiérrez Félix, a quien se le rindió otra gran ovación. La adrenalina del público se mantuvo siempre en alto, pero volvió a subir al máximo con Ileana Reynoso. La joven cantante apareció en escena interpretando lo que al parecer todos esperaban: ¡No hay nadie más/para sustituirte!, una parodia con letras bien ajustadas a la causa de la reelección.

 En un momento se vio al Vicepresidente Rafael Alburquerque, cargado de emoción, levantarse impactado de su asiento, agitando sus brazos y dando saltitos al compás de la contagiosa música, gesto que imitó, aunque de manera más moderada, el Presidente Fernández y el resto de los dirigentes presentes que, en realidad, no hacían más que responder al entusiasmo del público.

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La bachata no faltó en aquel escenario y Raulín Rodríguez, popular como el que más, escogió una canción que el público la manipuló como una directa o mensaje: ¡Yo no quisiera llorar por ti/ pero me salen las lágrimas! Pero si aquel público había estado presa de la emoción y la algarabía desde el principio, el preámbulo final cautivó a tal grado que la gente llegó a lucir como salida de sus casillas, frenéticas.

Fue cuando Ramón Orlando salió a la tribuna, y poco después le siguió Sergio Vargas, y ambos iniciaron la interpretación, de nuevo, de ¡No hay nadie más  para sustituirte! A mitad del merengue se le sumó Rafa Rosario, y cuando los gritos de la gente parecían competir con el tono de la música, apareció entonces Rubby Pérez.

 La carga emocional era en exceso. Ya no se sabía si era un acto político o un espectáculo. Lo cierto es que antes de la intervención del Presidente Fernández hubo nuevos aplausos, pero ¡oh sorpresa!, fueron para Rafael Corporan de los Santos, un viejo zorro de la radio y la televisión, pero tambien de la política vernácula, que esta vez sigue siendo reeleccionista, por los siglos de los siglos, ¡amén!.

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