En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
El diario colombiano El Tiempo trae una interesante nota en su edición del pasado 4 de agosto sobre la visita que el Presidente Hipólito Mejía hizo a Bogotá el miércoles pasado. La crónica la firma el subdirector del diario Amilkar Hernández. Se titula “Viaje Relámpago del Presidente Hipólito Mejía a Colombia”, y el texto es el siguiente: “Hipólito Mejía, llegó ayer (miércoles)  a las nueve de la mañana al aeropuerto militar de Catam.

Se bajó del avión y junto con su comitiva abordó una caravana de cuatro blindados, con ambulancia incluida, rumbo al norte de Bogotá. Como buen conocedor de la ciudad, Mejía se fue directo a la avenida Pepe Sierra, donde buscó el almacén Troya. Le dio varias vueltas al establecimiento y comenzó a comprar. Después de media hora, sus escoltas salieron con una silla para montar caballos, un freno y un sombrero.

El Presiente les confesó a sus acompañantes que después del próximo 16 de agosto, cuando le entregue el puesto a su sucesor, y también antecesor, Leonel Fernández, se irá para su finca. La caravana de seguridad se dirigió luego hacia el sur de la ciudad con destino al almacén El Balay, en la carrera 15 con calle 76, donde nuevamente el Presidente se bajó, recorrió el establecimiento y compró varias artesanías. En medio de mucha discreción, la comitiva presidencial se dirigió afanosamente al hotel Radisson -50 cuadras al norte- donde Mejía se cambió de vestido para salir del programa de compras y prepararse para la visita oficial. Mejía es casi más colombiano que dominicano.

Entre 1973 y 1974 tuvo apartamento en Bogotá y cada dos meses visitaba el país como ejecutivo de una multinacional. Poco antes de las 12 del día, la comitiva llegó afanosamente a la Casa de Nariño, luego de pasar de largo por la Casa del Florero, que estaba incluida en la agenda.

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“La lluvia-sigue diciendo la crónica- no permitió que el presidente dominicano tuviera una bienvenida con todos los honores. Acompañado del presidente Uribe y bajo un paraguas, saludó a las delegaciones. Luego, sin coger el paso, les pasó revista a las tropas. Después del almuerzo con Uribe, Mejía salió nuevamente a la Plaza de Armas, donde el sol permitió los honores de despedida.

En una corta rueda de prensa, el mandatario dominicano habló casi como ex presidente. Se refirió a la declaración conjunta contra el terrorismo y el tráfico de armas, drogas y personas. Dijo que se buscarán medidas que flexibilicen la obtención de visas para los colombianos que quieran hacer turismo en Punta Cana y todos los demás destinos, pero no se comprometió con detalles. En materia económica tampoco concretó mucho y dijo: «nosotros vamos para afuera». Sin embargo, se mostró optimista sobre las exportaciones de carbón. Finalmente, sobre la paz, Mejía comentó que «Colombia ha ganado el pleito a nivel internacional», y cuando el conflicto se resuelva, no se sabe a dónde irá a llegar el país. Luego del cruce de preguntas y respuestas con los periodistas, Mejía utilizó la alfombra roja para trasladarse de la Casa de Nariño al Capitolio. Por el camino, el mandatario dominicano le preguntó a uno de sus escoltas sobre el paquete con los habanos que le traía de regalo al presidente del Senado, Luis Humberto Gómez Gallo. Tras la breve visita, Mejía subió al blindado rumbo al aeropuerto.

En su recorrido pasó por lugares que recorrió hace más de 20 años cuando no era político, y que muy pronto se propone volver a visitar, ahora como ex presidente.” Hasta aquí la nota de El Tiempo, de Bogotá. El viaje a Colombia del presidente Mejía fue su salida 44 del país, desde que asumió el cargo en agosto del año 2000.

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En los recorridos y presentaciones públicas del presidente Mejía ha sido habitual la presencia de un grupo bautizado popularmente como “los pica pica”. El mote viene porque se trata de hombres y hasta mujeres que se dedican a “picar”, un eufemismo para definir pedir dinero descaradamente, a los secretarios de Estado, directores generales y funcionarios que acompañan al presidente Mejía en sus apariciones públicas. De este grupo no se salva ni el propio Presidente, quien periódicamente se lleva las manos a los bolsillos y les suelta unos miles para que se los repartan.

Ellos también son voceadores profesionales e improvisan consignas a favor del gobierno y de Mejía. Ya al final de esta gestión, se decidió premiarlos y a cada uno, alrededor de quince, según mis fuentes, se le regaló una motocicleta nueva (Suzuki 115). A todos dicen con satisfacción que “nos las regaló Papá Hipólito”.

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