En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
El presidente Leonel Fernández sorprendió ayer a periodistas, empleados y visitantes del Palacio Nacional, cuando de manera sorpresiva se decidió por recorrer la sala de prensa y la Oficina de Información, Análisis y Estrategia de la Presidencia, ambas en el primer piso. Incluso, no todos los reporteros asignados a la fuente presidencial estaban presentes a la hora de la visita del gobernante, quien estuvo acompañado de su esposa, Margarita Cedeño de Fernández. Quien esto escribe había tenido que ausentarse de la fuente a las 11:30 de la mañana para atender una cita médica y otros colegas, sencillamente optaron por retirarse al ver que el Palacio lucía “virtualmente desierto”.

En realidad, el presidente Fernández había pernoctado en Punta Cana, en el Este del país, donde la noche del miércoles encabezó un encuentro con inversionistas turísticos europeos y estadounidenses.  Había viajado hasta allí acompañado de su esposa y del secretario de Turismo, Félix Jiménez. Entre los presentes en ese encuentro figuraron el afamado cantante español Julio Iglesias y el reconocido diseñador dominicano Oscar de la Renta.

La actividad se efectuó en la villa de Frank Rainieri, presidente del Grupo Punta Cana. En la mañana, antes de llegar al Palacio Nacional, el helicóptero presidencial aterrizó en la base aérea de San Isidro, pues el jefe de Estado visitó el hospital militar Ramón de Lara para percatarse del estado de salud de dos oficiales, uno de ellos adscrito a su escolta personal. El segundo teniente Francisco de La Rosa Pérez fue herido en la cabeza por desconocidos y es mantenido en una sala de cuidados intensivos de ese centro, en tanto que el capitán Ernesto de Jesús Valdez se recupera de heridas sufridas en un accidente de tránsito. Fue a su retorno al Palacio Nacional procedente de San Isidro, que el mandatario se decidió por realizar el recorrido por las señaladas oficinas. El presidente Fernández entró a la sala de prensa, en el primer piso del edificio presidencial, sin mucho alboroto, acompañado del jefe de su escolta, mayor general Aquino García y unos cuantos oficiales.

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Saludó a la recepcionista, Miguelina Brito y a los contados periodistas, camarógrafos y fotógrafos que estaban presentes. Chequeó los equipos de computadoras que están instalados y visitó el cubículo de Pedro Ángel Martínez, responsable de la administración de esa sala. Parece que la presencia del jefe de Estado, sin alerta previa, impactó a los reporteros que allí estaban, pues aunque el mandatario se mostró abierto y dispuesto a responder preguntas, a éstos se les pasaron algunos cartones, dicho sea de paso muy en la palestra pública, como son los casos del debate en torno al metro y la decisión del ex presidente Hipólito Mejía, de romper la tregua que había dado al gobierno. Después de responder a tres preguntas sobre precios, logros del gobierno en estos seis meses y de los resultados de su encuentro con los hoteleros en Punta Cana, el mandatario caminó por los pasillos del primer piso hasta la Oficina de Estrategia y Comunicación. “Vengo a conocer el lugar de donde me mandan los papeles”, comentó sonriente Fernández al penetrar a la oficina, donde le recibieron los empleados, pues el titular, Carlos Dore Cabral, no se encontraba en ese momento.

Repartió besos y abrazos entre algunas de las analistas que laboran para la oficina, entre ellas la periodista Camelia Michel, a quien le une una vieja amistad personal y estrechó las manos de los hombres. Algunos empleados de otros departamentos tuvieron ocasión de saludar al jefe de Estado mientras éste, siempre acompañado de su esposa, se desplazaba por los pasillos. Alcancé a retornar a Palacio a tiempo de mi cita médica y pude abordar al Presidente en el segundo nivel, ya de regreso a sus oficinas, pero la improvisada rueda de prensa había culminado y perdí  el chance de formular mis preguntas. Pero logré entablar un prolongado intercambio de impresiones con el Presidente y su esposa Margarita sobre temas de interés,  pero todo “off the record”.

Dos temas de interés dominaron ese intercambio, en torno a los cuales el Presidente me expresó sus puntos de vistas y razonamientos con bastante franqueza. En uno estuvimos totalmente de acuerdo, pero en el segundo, que fue el que más abordamos, confieso aún mis reservas, aunque sus explicaciones me resultaron comprensibles.

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