En el palacio

En el palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
El secretario de Estado sin Cartera, Miguel Mejía, fue llamado a tomar asiento en la mesa que encabezó el viernes pasado el presidente Leonel Fernández en el marco del «II Seminario de Seguimiento sobre los Lineamientos de Política Exterior del Gobierno de la República Dominicana», auspiciado por la Cancillería. Es probable que esa deferencia para con Mejía sorprendiera a varios de los presentes, pues en aquella actividad sólo estaban los embajadores y representantes dominicanos ante países y organismos internacionales y los titulares de dependencias públicas que tienen directamente que ver con los aspectos de promoción de inversiones, turismo y comercio exterior. Aunque Mejía se desempeñó en una ocasión como embajador adscrito a la Cancillería, hoy tiene rango de Secretario de Estado sin Cartera, con despacho en el Palacio Nacional. ¿Entonces, atendiendo a cuáles razones se le llamó a ocupar asiento en esa mesa principal? No hay que olvidar que sus viejos vínculos con las izquierdas latinoamericanas y caribeña, así como asiática le ha otorgado a Mejía una condición especial adicional en el gobierno del presidente Fernández. En noviembre pasado, Mejía encabezó una extensa gira por la República Popular China y Vietnam, en la que fue portavoz del interés de la presente administración por acrecentar los vínculos comerciales con estos gigantes asiáticos, muy especialmente en lo que concierne a la promoción de inversiones chinas en el territorio nacional. Pero en el curso de sus visitas a las ciudades de Shangai, Xian, Dalian y Beijing lo que escuchó de autoridades chinas al mas alto nivel que le recibieron, es que ese vínculo comercial sólo podría formalizarse e incrementarse si la República Dominicana accedía a establecer relaciones diplomáticas bilaterales, aboliendo sus viejos vínculos oficiales con Taiwán. Supongo que Mejía habrá rendido algún informe al presidente Fernández en el que hizo constar esas condiciones de las autoridades de la China Comunista.

Pero en el encuentro del viernes pasado en el salón de actos de la Escuela Diplomática de La Cancillería, se vio a un Miguel Mejía un tanto impactado. Se llevaba las manos al rostro, en algún momento se tornaba pensativo y de vez en cuando susurraba al oído de su colega, el arquitecto Eduardo Selman, sentado a su derecha. No era para menos, el presidente Fernández, en su discurso, no sólo trazaba los lineamientos generales de política exterior, sino que anunciaba lo que será la nueva relación con Taiwán, país con el cual entiende que República Dominicana debe mantener relaciones por razones estratégicas. El gobernante, en realidad, trazó lo que podría llamarse una nueva era de relaciones con Taipei basada en la promoción de inversiones y no en las donaciones. En este orden, anunció que en junio visitará Taiwán para inaugurar esa nueva era de relaciones bilaterales y suscribir acuerdos en los que empresarios chinos se comprometerían a invertir en el Parque Tecnológico de Las Américas o en un nuevo parque tecnológico, a fin de aprovechar la cercanía geográfica de República Dominicana con los Estados del Este de los Estados Unidos, en el marco de las ventajas que ofrece el tratado de libre comercio DR-CAFTA con China, planteó el presidente Fernández, el país seguirá estrechando el vínculo comercial y tratando de atraer inversiones. Al parecer, ese fue el interés al disponer que Mejía ocupara asiento en aquella mesa principal, que pudiese captar bien de cerca esa nueva orientación del gobierno. Pero el presidente Fernández no lo pasó por alto, citó a Mejía por su nombre destacando precisamente sus vínculos con los países asiáticos de la órbita comunista y dijo que el país debe aprovecharse de esos contactos, en especial con la China Popular. Este gobierno abrió una oficina comercial en Beijing en reciprocidad a la que ya ese Estado comunista instaló en Santo Domingo desde principio de la década de los años 90. El problema es que los chinos de la patria de Mao Tse Tung lo que quieren es una relación a nivel más formal y oficial, de las que se desprenderían otras acciones colaterales, como es el intercambio comercial. Mejía, por lo demás, viaja este viernes a La Paz, Bolivia, acompañando al vicepresidente Rafael Alburquerque, quien representará al presidente Fernández en los actos de toma de posesión de Evo Morales, otro líder de la izquierda en la región que asume la primera magistratura de un Estado.

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