En el palacio

En el palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
En la Plaza Murillo, justo al frente del edificio del Congreso Nacional, la gente se apretujaba mientras victoreaba y aplaudía con entusiasmo la llegada de las delegaciones extranjeras invitadas a la ceremonia de toma de posesión de Evo Morales. Aunyá, una indígena aymara, había llegado desde Cochabamba, pues sólo muerta no podía ser testigo de aquel acontecimiento histórico.

Desde el interior de la sala de la Asamblea Nacional se escuchaban las consignas y aplausos al momento de la llegada de algún jefe de Estado, pero el venezolano Hugo Chávez, el brasileño Inacio Lula Da Silva y el argentino Néstor Kirchner se llevaron los primeros lugares en ovación. La Asamblea Nacional ya había sido instalada y la marcada distancia entre los senadores y diputados del Movimiento al Socialismo (MAS) y los del opositor grupo “PODEMOS” era más que evidente. Entre los legisladores del ahora oficialista MAS se destacaban los  indígenas con sus típicas indumentarias, los mineros que llevaban sus cascos de faena en el interior de las minas, intelectuales y dirigentes sindicales. Algunos estaban formalmente vestidos de saco y corbata, pero eran realmente los menos. En cambio, la representación de la oposición estuvo integrada por legisladores de tez blanca, formal y elegantemente vestidos, tanto hombres como mujeres. Otro detalle  llamaba poderosamente la atención. Desde el inicio de la sesión solemne, una gran parte de los congresistas del MAS se la pasaron masticando hoja de coca. Aquello podía ser un hecho común para los bolivianos, pero no así para las decenas de misiones extranjeras acomodadas ya en el segundo y tercer nivel de la sala. El vicepresidente Rafael Alburquerque, quien encabezó la delegación de República Dominicana a los actos y el secretario de Estado sin Cartera, Miguel Mejía, tomaron asientos en el primer balcón del segundo nivel, al lado del vicepresidente de Cuba, Carlos Lage y del canciller de Uruguay.

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El indígena Evo Morales, que se había impuesto por amplio margen en las elecciones del 18 de diciembre pasado (casi el 54 por ciento de los votos), entró al salón pasadas las 2:00 de la tarde. Pero los rasgos duros de su rostro andino sucumbieron ante la emoción del histórico momento. A esa hora, luchando por contener las lágrimas y refugiando su conmovido semblante en el hombro izquierdo de su vicepresidente y amigo, Álvaro García Linera, la fortaleza del indígena nacido hace 46 años en la localidad de Orinoca finalmente se quebrantó. El líder indígena había sido vitoreado por los centenares de personas que se concentraron en la plaza desde las 7.00 de la mañana cuando ingresaba al edificio del Congreso, el mismo lugar del que había sido expulsado justo un 22 de enero años atrás. ¡Coincidencia de la vida!  Antes de dar inicio formal a su discurso, Morales pidió un minuto de silencio por aquellos personajes que murieron luchando por sus convicciones revolucionarias y mencionó a Túpac Katari, Túpac Amaru, Luis Espinal y Ernesto-Che-Guevara. Pese a la emoción, el presidente Morales mostró también su cara irónica y un elegante sarcasmo frente a sus antiguos adversarios. Una de sus medidas puntuales consistió en la reducción en un 50 por ciento de los salarios del Presidente, Vicepresidente, el resto de los altos funcionarios de la nación y de los propios legisladores. Observó cuando desde la bancada de la oposición aplaudían su anuncio.

“Me alegro que estén aplaudiendo”, dijo con un dejo de ironía el Presidente y luego agrego: “Espero que esta sea una de las primeras leyes que aprueben”. Prosiguió con su extenso discurso, pero en un momento lo interrupio para llamar la atención a un legislador de oposición. “A nuestro senador por Cochabamba, que no se duerma, pues”, dijo sonriente. A renglón seguido, anunció una campaña anticorrupción y lamentó que su país  haya ganado el título de subcampeón del mundo en esta materia. Levantó su mano derecha y señaló al ex presidente Jaime Paz Zamora, presente en el salón, en cuya gestión, según la prensa local, se registraron los mayores escándalos de corrupción. “No pues, don Jaime, cómo es eso”. A Paz Zamora se le vio hacienda un tímido gesto como respuesta. Paz Zamora estuvo varias veces en la República Dominicana en su condición de amigo del fenecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez y de dirigente de la Internacional Socialista.

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