POR MANUEL JIMÉNEZ
Alejandrina Germán, a quien muchos llaman «la dama de hierro» llegó acompañada de su director de Relaciones Públicas, Luis García, al salón Hermanas Mirabal, en la primera planta del Palacio Nacional. Daba señales de estar en sus aguas, pues se le había invitado a exponer ante la prensa acreditada a la Presidencia sobre algo que maneja al dedillo, como es su función al frente de la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos. Rafael Núñez, director de Prensa del Palacio Nacional, hizo la presentación por puro formalismo.
Allí todas las caras resultaban conocidas. Se hizo otro tanto con Roberto Rodríguez Marchena, portavoz gubernamental, pero su presentación estaba motivada en el hecho de que el funcionario había estado ausente desde el inicio del briefing, debido a una fuerte afección gripal. ¡Gracias a todos los que se han preocupado por mi estado de salud!, expresó el portavoz. Doña Alejandrina, si se quiere, inauguró una novedad en el marco de los briefing matutinos, y es la de un funcionario invitado cada lunes. Digo si se quieres, pues la semana pasada ya había estado en este encuentro la subsecretaria de Obras Públicas, Claudio Francesca de los Santos, aunque, al parecer, no se había tomado la decisión de institucionalizar estas invitaciones, al menos, una vez a la semana. Luis García, como periodista veterano, confeccionó un voluminoso fólder con informaciones sobre los logros y planes de la Secretaria de Educación, que en sentido general, es útil como medio de consulta a la hora de escribir sobre el accionar de esta importante cartera. Pero la licenciada Germán fue directa al grano y sin esperar preguntas de los reporteros inició una extensa exposición de esos logros y planes.
En esa exposición hubo algunas novedades como, por ejemplo, el hecho de que en el país, especialmente en la región sur, existen 121 escuelas que reúnen menos de 15 estudiantes y que, incluso, hay casos de planteles en la zona rural que sólo albergan entre cuatro y cinco niños. El fenómeno no sólo es atribuido por la Secretaria de Educación a la deserción escolar, sino al éxodo frecuente de familias de las zonas rurales a las urbanas. García trato de restar impacto a este fenómeno al destacar que se trata de un porcentaje muy bajo, si se toma en cuenta que en todo el país operan poco más de 13,000 escuelas públicas, pero su jefa Alejandrina no estuvo muy de acuerdo y ratificó que se trata de una situación preocupante, pues se da el caso de escuelas prácticamente recién construidas que han tenido que ser cerradas por falta de alumnos en áreas rurales, mientras que en las zonas urbanas se repiten denuncias de falta de aulas al inicio de cada año escolar.
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Los colegas Luisa Matos, de Radio Popular y José Antonio Peña, de Telemicro canal 5, no sólo se limitaron a desempeñar su función de periodistas acreditados a la fuente presidencial formulando sus preguntas a la secretaria de Estado invitada, sino que el tema de la falta de aulas en las áreas urbanas les llevó a exponer experiencias particulares en los respectivos sectores donde residen en la capital. Matos esta clamando desde el gobierno pasado por la ampliación de una escuela en Buenos Aires, de Herrera, pero hasta ahora ese reclamo no ha surtido efecto.
Peña, quien es dirigente comunitario en Los Olivos, donde reside, igualmente en el mismo entorno de Buenos Aires, dice que en su comunidad ha habido que realizar colectas para la construcción de un plantel escolar, que hoy está a medio construir y no cree posible que situaciones similares puedan tener lugar nada más y nada menos que en la propia capital de la República. Alejandrina pareció tener conocimiento de ambos casos y ofreció garantías de que ambos problemas estarían resueltos antes de iniciarse el próximo año escolar. ¡En hora buena!, comentó alguien. En lo que respecta al desempeño docente, doña Alejandrina soltó algunas prendas. Por ejemplo, pese a que el 90 por ciento de los maestros de las escuelas y liceos públicos tienen titulo universitario, esa proporción de aparente calidad académica no se ha transformado en una mejoría en la calidad de la enseñanza pública. ¡Farmacia Mella!, diría don Cuchito Álvarez. Al final, se sirvió una picadura, abundante en comparación con el número de los presentes, pero en pocos minutos unos «expertos en banquetes» arrasaron con todo. ¡Ofrézcome, que caballón que come!