En el palacio

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POR MANUEL JIMÉNEZ
Cuando Guarionex Heredia, de la Asociación Dominicana de Profesionales de la Administración (ADOPA), subió al podium todo el auditorio estaba concentrado en prestar atención a cada una de las propuestas de reforma constitucional que se planteaban en aquel escenario. El estratégico salón, en un segundo nivel del edificio de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, de la avenida Abrahán Linconl, hacia apenas dos días que había sido restaurado, incluyendo su original mobiliario, muy propio para una sala de docencia o conferencia. El Presidente Leonel Fernández había sido relativamente puntual a su cita, pues ese martes tenia lugar la ultima sesión de consultas en el marco del proceso de reforma constitucional y Monseñor Agripino Núñez Collado, Coordinador del Dialogo Nacional, había cursado con tiempo las invitaciones a los representantes de los gremios de profesionales. El salón estaba repleto, reforzado por una numerosa presencia de la prensa radial, escrita y televisada.

El Presidente Fernández tomo asiento al centro de la mesa principal, entre Monseñor Núñez Collado y Marcos Villaman de la Comisión Presidencial para la Reforma y Modernización del Estado. A su derecha, se instalo el podium y a su izquierda, un tanto de frente, estuvieron miembros de la Comisión de Juristas de la reforma constitucional. Mas a la izquierda, llamaba la atención que otros dos juristas integrantes de esa comisión se habían sentados un poco distante del resto de sus colegas. Se trataba de Leyda Piña, quien es además jueza de la Junta Central Electoral y el doctor Luís Gómez. La exposición de Heredia, al parecer, llamo la atención de un modo especial al Presidente Fernández, que le miraba un tanto risueño y en ocasiones balaceando su cabeza, como el que esta entre dos, de acuerdo, pero en desacuerdo.

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El representante de la ADOPA, entre otras cosas, planteo que se consignara en la nueva Constitución la facultad del Secretario de Interior y Policía a designar de hecho y de derecho al jefe de la Policía, pero previa ratificación del Presidente de la República. Mas adelante, lanzo una segunda propuesta que hizo levantar la vista a Fernández, sin nunca perder una perspicaz sonrisa. Sugería que el Secretario de las Fuerzas Armadas designara a los jefes de Estado Mayor de las instituciones castrenses, también previa ratificación del Presidente de la República. Se escucho un murmullo entre los presentes, pero discreto, silencioso. Pero la escena cambio bruscamente, un estruendo al interior del salón hizo que los oficiales de seguridad se pusieran rápidamente en alerta y cuando los presentes dirigieron la mirada hacia el ala izquierda del salón, muy próximo al lugar donde estaba el Presidente Fernández, observaron todo un espectáculo. Dos respetables juristas, entre ellos una dama, un periodista y una cuarta persona estaban patas arriba, de espaldas sobre el piso, pues los tornillos que sujetaban las mesas a la cual estaban adheridos sus asientos cedieron ante el peso, y todos se fueron abajo. Hubo fotógrafos y camarógrafos a quienes no le dio tiempo manipular sus aparatos para captar la peculiar escena, pues en segundos muchos acudieron en auxilio de los accidentados, levantando del suelo a la doctora Leyda Piña y a su colega Luís Gómez. El periodista de Radio Popular, Félix Núñez, preocupo por momento, pues había recibido un golpe en la cabeza. El comunicador se llevo las manos a la cabeza, haciendo una mueca de dolor, pero cambio el semblante cuando volvió a mirar sus manos y  percatarse que no había sangre. El momento expectante rápidamente cambio unos minutos mas tarde, algunos comenzaron a dejar salir sus reprimidas carcajadas, incluso entre los propios accidentados  La reforma pareció irse a pique, pero después de algunos minutos de espera, Monseñor  Núñez Collado reinicio de buena forma las exposiciones, alegrándose de que el incidente no trajera consecuencias graves. Heredia pudo proseguir su exposición y finalizar  planteando un tema espinoso y controversial, el de la nacionalidad. En este punto, dijo que lo que se consigne en la Carta Magna debe de estar en consonancia con la sentencia de la Suprema Corte de Justicia que niega  la nacionalidad a los hijos de extranjeros indocumentados. Más claro, ni el agua.

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