En el Palacio

En el Palacio

Los términos de “muy malo”, “amargo”, “frustratorio” y “desastroso” utilizados por el presidente del Colegio Médico Dominicano, Ariel Suero, para definir el reciente encuentro con el presidente Hipólito Mejía hizo suponer que la reunión se desarrolló en un ambiente caldeado y sumamente tenso. Los representantes de los gremios que integran la Coordinadora de la Salud acudieron la mañana del lunes al Palacio Nacional, donde habían sido invitados, para discutir, pensaban ellos, las demandas que están planteando al gobierno y que incluyen un aumento salarial del 100%. Pero la realidad fue diferente cuando estaban en el despacho del presidente Mejía en la segunda planta.

Fuentes aseguran que el presidente Mejía no se anduvo con hipocresías ni asumió actitudes protocolares frente a los representantes de los gremios, especialmente en el caso del doctor Suero, sobre quien recayó la mayor parte de la descarga presidencial. Es probable que el doctor Suero no esperara que en aquel encuentro, en pleno despacho presidencial, le recordaran de mala manera a su padre, pero mucho menos que, en algún momento, se llegara a cuestionar su hombría. El encuentro se desarrolló en un ambiente de términos duros y fuertes y, en algún momento, el presidente de la Agrupación Médica del Instituto Dominicano de Seguros Sociales se vio obligado a llevar la voz cantante en representación de los gremialistas.

Al parecer, según relatan las fuentes de esta columna, al presidente Mejía no le gustó que le dijeran que no había tenido éxito en la designación de sus representantes en el sector de la salud o que había faltado a la palabra empeñada en una reunión anterior con los gremialistas celebrada en una finca en las afueras de la ciudad de Santiago. Lo cierto es que los médicos, enfermeras y bionalistas fueron por lana y salieron trasquilados, pues el presidente Mejía no cedió en ningún punto y su actitud, según se afirma, fue de abierto desafío. Lo cierto es que de esa reunión se están diciendo muchas cosas, nada buenas.

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Los comisionados del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con Danilo Medina a la cabeza, llegaron poco antes de la hora acordada para el encuentro con el presidente Hipólito Mejía, en el despacho de la segunda planta. El personal de la división de Protocolo responsable del recibimiento hubo de instalarlos en una oficina próximo al despacho presidencial a la espera de la llegada de monseñor Agripino Nuñez Collado.

Cuando el coordinador del Diálogo Nacional llegó al Palacio, Alexis Thompson, funcionario del Protocolo, lo introdujo por la primera planta, evitando así que los camarógrafos y fotógrafos lo captaran subiendo las escalinatas frontales. Toda la prensa acreditada fue llamada a penetrar al despacho presidencial, para estar presente en el acto de entrega del anteproyecto de ley de reforma fiscal. Cuando los ‘muchachos de la prensa’ penetraban al despacho, en el área del antedespacho era un blanco inevitable el ex consultor jurídico del poder Ejecutivo, Guido Gómez Mazara.

Inevitable, porque se había colocado justo al lado de la puerta de acceso al despacho presidencial y se ocupaba de llamar poderosamente la atención. Saludó con un fuerte manoplazo en la espalda a un reportero y escuché claramente cuando alguien, al parecer con una intención preconcebida, gritaba: “¡Guido, y entonces tu andas provocando!” El ex consultor, en términos desafiantes, respondió: “Si, a ver si me responden, pero no me responden!” La prensa se ubicó estratégicamente dentro del despacho presidencial, en una posición en la que captaba a plenitud al presidente Mejía y al resto de los presentes. Nuñez Collado, quien había recibido una copia del proyecto de reforma fiscal, entregó el ejemplar al presidente Mejía. Todo se desarrollaba protocolarmente, aunque los dardos no faltaron.

Todos los presentes parecieron llevárselas cuando el presidente Mejía comentó que introduciría al Congreso el proyecto de reforma sin “quitarle ni añadirle una coma”, para “que después no me digan que soy insensato”. No sé por qué, pero muchos dirigieron la mirada hacia el secretario general del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Reinaldo Pared. Mientras la ceremonia se desarrollaba, en una esquina, en el lado izquierdo, justo a la entrada del baño del despacho presidencial, estaba de pie, llamando la atención, el ex consultor Gómez Mazara. No era parte de los acompañantes del presidente Mejía y mucho menos representante de la sociedad civil, pero estaba allí atento a todo lo que ocurría.

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