POR MANUEL JIMÉNEZ
Cuando el director de Prensa de la Presidencia, Rafael Núñez, me adelantó detalles de su proyecto para encabezar diariamente un breafild matutino con los periodistas acreditados al Palacio Nacional, la iniciativa me resultó interesante. El interés del periodista es siempre la búsqueda de la noticia y si la autoridad de la fuente te facilita las cosas, pues mucho mejor. La idea, en principio, era que el periodista pudiese constatar fuentes de su interés por intermedio del director de Prensa.
Por ejemplo, si a este diario le interesa conocer la reacción de funcionarios del gabinete económico sobre cuestionamientos planteados en la víspera sobre la política económica del gobierno o alguna medida en concreto, pues canaliza ese pedido a través de la Dirección de Prensa y la oficina se ve en el compromiso de facilitar una respuesta en el menor tiempo posible.
Pero, además, el director de Prensa o el portavoz gubernamental, Roberto Rodríguez Marchena (que ha estado ausente en los primeros días del breafild por razones de salud, según la explicación oficial) podrán hacer precisiones o aclaraciones respecto a informaciones que entiendan no han sido correctamente tratadas o que consideren que generan distorsión en la opinión pública. Así entendí esta iniciativa y a ello se debe que, en principio, la estimé interesante. Ahora bien, el breafild no puede ir transformándose gradualmente en un espacio para montar una especie de rueda de prensa diaria con el director de Prensa o el portavoz gubernamental, colocándose estos funcionarios en el papel de voceros de todas las oficinas y departamentos del gobierno. No es que no puedan suministrar informaciones, hacer anuncios o aclaraciones sobre asuntos que son de competencia gubernamental, sino que he observado que en los últimos días, determinados colegas llegan cada mañana con un rosario de preguntas para el director de Prensa y el funcionario responde sobre temas de Obras Públicas, Consultoría Jurídica, Agricultura, Finanzas, la Comisión Nacional de Ética, la justicia, Cancillería y si seguimos por este camino pronto se le pedirá a Núñez el parte meteorológico.
Insisto en que la iniciativa es interesante, atinada y hasta oportuna, pero debe ceñirse a los objetivos iniciales, que las autoridades de prensa sirvan de canal entre la inquietud del periodista y el funcionario responsable del área de que se trate. El jueves, por ejemplo, fue más que acertada la comparecencia en el breafild de Claudia Francesca de los Santos, subsecretaria de Obras Públicas y este podría ser un excelente ejemplo a seguir.
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Hay quienes tienen el criterio de que el ex presidente Hipólito Mejía no es un político coherente. Sin embargo, en su background aparecen declaraciones y actitudes que podrían tipificar un mentís a quienes así piensen.
Por ejemplo, en los inicios de su mandato se opuso públicamente a que la justicia citase al entonces ex presidente Leonel Fernández para ser interrogado en torno al caso PEME. Días después, Fernández decidió auto incriminarse y se presentó ante la jueza que investigaba aquel expediente y todos recuerdan el desenlace.
La Policía disparó gases lacrimógenos a la llegada de Fernández al Palacio de Justicia, generando un mayúsculo incidente con repercusiones internacionales. El entonces presidente Mejía reaccionó en aquella ocasión acusando a Fernández de haber irrespetado al país, al atribuirle haber protagonizado aquel incidente, muy a pesar de que quienes dispararon los gases estaban bajo el mando del Poder Ejecutivo. En unas posteriores declaraciones, en respuesta a preguntas de los periodistas, Mejía dijo que si él hubiese sido Leonel no voy a la justicia. Entonces, hay que llegar a la feliz conclusión de que Mejía, al reiterar su negativa a comparecer ante la jueza Angelan Casasnovas, no hace mas que ser coherente con aquellas actitudes del pasado. Solo que aquella vez se lo aconsejaba a otro, pero ahora los torpedos están estallando en sus pies.
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El presidente Leonel Fernández llega mañana domingo al país después de participar en el homenaje a Juan Marichal en Los Angeles, California, pero el lunes sale con destino a Japón el vicepresidente Rafael Alburquerque, a participar en una feria internacional. La ausencia del vicepresidente será larga, pues en su agenda incluye algunas ciudades japonesas como Nagoya y Kyoto. Estará acompañado de Max Puig, secretario de Medio Ambiente y su regreso al país está pautado para el 29 de este mes. Ah, el canciller Carlos Morales Troncoso salió el jueves con destino a Bruselas, luego va a Luxemburgo y más tarde a Portugal, para participar en varios eventos inter-regionales. Estará también ausente del país por lo que resta de este mes.