En el palacio

En el palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
Si hay un área que el presente gobierno ha mantenido bajo un análisis y supervisión extrema esa ha sido la económica, que también es, paradójicamente, en la que se ha apoyado mayormente  la oposición política para tratar de descalificar la gestión del Presidente Leonel Fernández. Ese discurso de los contradictores del gobierno ha encontrado eco en una población que solo piensa en sus bolsillos, en el supermercado y en las tiendas a la hora de externar su propia percepción sobre el desempeño económico de las actuales autoridades.

A esa gente no les importa que organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) avalen que este país logró recuperarse sorprendentemente y en tan poco tiempo de una severa crisis económica y social en la que se le llegó a considerar al borde del “default”, es decir caer en una cesación de pago de sus compromisos internacionales o que la inflación sobrepasara el 49 por ciento (en contraposición al 4% del año pasado), junto a una inestabilidad permanente en el tipo de cambio. Poco les importa, además, que las agencias calificadoras de riesgos tengan hoy las mejores evaluaciones sobre el clima de negocios y el progreso económico de la República Dominicana, con un crecimiento sostenido en los últimos tres años, algo que ha colocado al país en la mira de potenciales inversionistas extranjeros. Pero, además, no hace igualmente caso a estadísticas avaladas por el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), según las cuales producto de la crisis que estalló en el 2003 en este país se crearon 1.5 millones de nuevos pobres. No parece reparar tampoco en que mientras en agosto del 2000 la tasa de desempleo era de  13.9%, para el mismo mes del año 2004 había subido al 19.4%, lo que implicó que en este país surgieran para entonces 700 mil desempleados. En la actualidad, el desempleo ronda el 15.4%, según el gobierno.

Los últimos tres meses, el Presidente Fernández se los ha pasado entregando una, dos y hasta tres obras semanales, pero hay una población que se pregunta qué se hace con los dineros que paga de impuestos. Los subsidios al gas licuado de petróleo y a la electricidad están alcanzando niveles escandalosos. Apenas recientemente, el Superintendente de Electricidad, Francisco Méndez, decía que a partir de este mes el gobierno dispondría de RD$310 millones adicionales tan solo para mantener el actual nivel de la tarifa eléctrica ante el incremento de los precios del petróleo. Pero la gente sigue pidiendo explicaciones por la “voracidad fiscal” del gobierno. Nadie parece entender ni asimilar nada. Esa población gusta de los discursos bonitos y demagógicos, aunque después se hinque de rodillas implorando volver a la situación anterior. En la última publicación de “Páginas Amarillas”, auspiciada por una empresa privada, se informa que en los últimos tres años se han creado en el país unos 10,000 nuevos negocios, en tanto que las estadísticas del Banco Central hablan de que en este gobierno se han generado unos 340 mil nuevos puestos de trabajo, pero te encuentras con gente en la calle que te está diciendo que “no hay empleos”.  Es palos si boga y palos si no boga. Pero en el gobierno parece que se está consciente de esta percepción y en coordinación con organismos internacionales se está trabajando, según algunas fuentes, en la elaboración de un plan estratégico de lo que se proyecta sería la República Dominicana para el año 2030, en términos de garantizar una mejor distribución del ingreso. Pero usted podrá decir que esa gente no espera al 2030 y que quiere soluciones a su crisis particular ahora. Pero lo  cierto es que ningún país en el mundo ha logrado salir de sus problemas de pobreza de la noche a la mañana y el gran reto de la presente administración es lograr que los gobernados entiendan que el camino es largo, aunque en el trayecto será necesario ir redistribuyendo mejor la carga. El gobierno urge y necesita proyectar esa confianza y esa credibilidad inicial.

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