En el Palacio

En el Palacio

POR MANUEL JIMÉNEZ
El canciller Carlos Morales Troncoso arribó en las primeras horas de ayer a Puerto Príncipe, Haití, al frente de una misión oficial, para conversaciones formales con las más altas autoridades haitianas encabezadas por el presidente Boniface Alexandre y el primer ministro, Gerard Latortue. Pasado el mediodía estaba previsto que visitaría la sede de la embajada dominicana en Petion Ville, pero a ultima hora esto se suspendió por razones de tiempo, según una explicación oficial.

Al caer la tarde y antes de abordar el vuelo de regreso a Santo Domingo, Morales Troncoso se reunió, en el aeropuerto de Puerto Príncipe, con el jefe de misión, Pastor Vásquez y los ministros consejeros Luis Moquete y Andrés Pérez Heredia; así como con los consejeros Máximo Heredia, Heridania Suero y Alvire García. 

El embajador José Serulle Ramia fue el gran ausente, pues viajó hace una semana con destino a Kiev, Ucrania, antigua República Soviética, para cumplir una agenda privada, pues se encuentra de vacaciones, según algunas fuentes. El hecho es que todos los trámites para la visita de la misión que encabezó el canciller Morales Troncoso se canalizaron a través del cónsul general dominicano en Puerto Príncipe, Carlos Castillo. En pocas palabras, la embajada no tuvo participación alguna y el personal al frente se encuentra en “babia”, como se dice popularmente, sin acceso a la agenda oficial que la misión abordó con las más altas autoridades haitianas.

Además, ningún interlocutor responsable de la embajada dominicana estuvo presente en las jornadas de trabajo que la misión dominicana sostuvo en el día de ayer con las autoridades haitianas. Lo que se alega es que esa representación debía caer en la persona del propio embajador, no en la de un funcionario subalterno, según me explicó una fuente. La misión que encabezó Morales Troncoso, que retornó anoche al país, la completaron el secretario de Trabajo, José Ramón-Monchi-Fadul y el embajador encargado de asuntos haitianos de la Cancillería, Inocencio García.

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El cónsul Castillo le estuvo acompañando durante su estada en la capital haitiana, pues según los informes, se trata de un joven con buena aceptación tanto en Palacio como en los niveles altos de la Cancillería.

Lo que estaría por determinarse es si el embajador Serulle Ramia tenía conocimiento anticipado de la visita de la misión dominicana a Haití, pues en ese caso no se explica el por qué tuvo que ausentarse de su puesto de trabajo, sobre todo, tomando en cuenta la trascendencia de los temas que se estarían abordando y en los que él debe ser un testigo e interlocutor de primer orden.

En caso de que no hubiese sido informado con la anticipación debida, habría entonces que dar cierto crédito a versiones familiares de que en la Cancillería se juega al fracaso de la misión del embajador, lo que en todo caso sería un revés para la política dominicana frente a sus vecinos.

Ahora bien, quienes manejan asuntos diplomáticos dudan que el embajador Serulle Ramia no estuviera enterado de la visita,  pues de ella debió informarse con antelación a la cancillería haitiana y ésta, a su vez, tenía que tramitar alguna respuesta a través de la embajada dominicana que es, por derecho y por lógica, el canal diplomático obligatorio. El viaje de la misión comenzó a tramitarse desde mayo pasado, a raíz de la visita a Santo Domingo del canciller haitiano, Gerard Abraham. En esa ocasión, llamó la atención que el embajador Serulle Ramia no viajara también al país, sobre todo, si estamos tan solo a menos de media hora en avión desde Puerto Príncipe.

Lo que se traduce de todo esto es que algo no anda bien entre la Cancillería y nuestra principal embajada en el exterior por su proximidad geográfica y por los conflictos que periódicamente se presentan en el marco de las relaciones bilaterales. Serulle gusta de organizar ferias de ecoturismo que, sin lugar a dudas, representan una buena promoción para el país, pero Haití es nuestro principal problema en materia de política exterior. Otra responsabilidad adicional debe ser postergada o delegada a terceros.

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