Los periodistas se aglomeraban en el pasillo que da acceso al antedespacho presidencial, en las proximidades del salón Orlando Martínez, en la segunda planta, pues el punto resulta ahora estratégico por la gran cantidad de secretarios de Estado, directores generales y otros funcionarios de menor jerarquía que acuden a diario a la sede del gobierno. Ciertamente las visitas particulares resultan pocas, pero a veces se presentan, como es el caso reciente del empresario Roberto Prats.
Cuando los reporteros gráficos le vieron llegar, justo frente a la puerta de acceso al antedespacho, encendieron sus luces y echaron a rodar el video de sus cámaras, pero Roberto pareció sorprendido y levantando su mano derecha, para protegerse los ojos de los reflejos de luces, se limitó a gritar A(no me alucen!@, pero los muchachos no le hicieron caso y siguieron en su trabajo.
Al día siguiente, volví a ver al señor Prats de visita en el Palacio Nacional. El viernes, parecía un día suave, pues el presidente Hipólito Mejía tuvo una extensa comparecencia en una emisión especial de los telematutinos Uno+Uno, de Teleantillas y Al Día, de Telesistema, en el que enfocó ampliamente varios temas de interés. Pero al llegar a sus oficinas, el mandatario ordenó dar a conocer tres decretos, uno de los cuales creó la Comisión de Transición Presidencial y los dos restantes designaban las delegaciones dominicanas que representarán al Presidente de la República en la III Cumbre Europa-América Latina-Caribe a celebrarse a finales de este mes en Monterrey, México y a la toma de posesión del nuevo Presidente de Ecuador. Luis González Fabra, director de Prensa del Palacio Nacional, decidió dar lectura a los decretos en su despacho, frente a la prensa acreditada. Pero a muchos llamó la atención el aparentemente buen humor del director de Prensa ese día, pues en presencia de los reporteros se le escucho tarareando el merengue del año: (E=pa=fuera que van!. Claro, lo de González Fabra no era más que una jocosa manera de llamar la atención, pues nunca pensó que el pegajoso estribillo le diera en la misma diana
Debe estar previsto que a partir de este lunes se produzca el primer encuentro entre las comisiones de transición designada por el presidente Hipólito Mejía y el presidente electo Leonel Fernández. Se trata de una transición histórica, pues por primera vez en el país un Presidente traspasa al mando a quien se lo había entregado hace cuatro años. Debe estar previsto, igualmente, un par de encuentros entre los presidentes Mejía y Fernández, pues siempre en el marco de los procesos de transición surgen cosas que deben ser tratadas directamente entre ambos presidentes. Yo recuerdo, por ejemplo, la primera visita que el entonces Presidente electo Mejía hizo al Palacio Nacional para reunirse con el entonces presidente Fernández. Aquel encuentro generó muchas expectativas y la prensa acreditada al Palacio estaba en guardia.
Esas expectativas comenzaron a llenarse desde que Mejía hizo aparición en la explanada frontal de la mansión presidencial y se observó que entre sus acompañantes figuraban los generales José Miguel Soto Jiménez y Manuel Polanco Salvador. Aquel tipo de compañía no registraba precedentes en un Presidente electo acudiendo a una cita con el Presidente de turno. Tanto Soto Jiménez como Polanco Salvador habían abandonado sus puestos de agregados militares en Washington y París, respectivamente, tras conocerse de la victoria del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en las elecciones del 2000.
Desde su regreso al país, aparecieron en público junto al Presidente electo, pero nadie se imaginaba que le acompañarían en una visita a Palacio, a presentarse ante quien aún era su Comandante en jefe. Nunca se ha dicho si el presidente Fernández autorizó aquella presencia y si ambos generales, dentro del despacho presidencial, se cuadraron para presentar saludo a su comandante en jefe. Lo cierto que ese hecho no se registró, por lo menos en los procesos de transición que he tenido ocasión de cubrir; de Jacobo Majluta a Salvador Jorge Blanco, de Jorge Blanco a Joaquín Balaguer ni de Balaguer a Leonel Fernández. Pero Mejía había prometido en su campaña que sería un Presidente atípico y a estas alturas nadie tiene la menor duda.