En el Palacio

En el Palacio

La llegada del Presidente Hipólito Mejía a una de las naves de la Zona Franca de El Seibo fue recibida con algarabía por las mujeres que en ese momento laboraban frente a sus respectivas máquinas en la confección de prendas íntimas femeninas, específicamente pantíes y brassieres.

Era el primer punto en la agenda que el Presidente Mejía encabezó el sábado por el Este del país y que abarcó, además, las poblaciones de Hato Mayor, Ingenio Consuelo y San Pedro de Macorís, donde concluyó en horas de la tarde con una concentración de respaldo a su reelección.

Cuando el Presidente Mejía tomó los micrófonos para dirigirse a las obreras, Guido Gómez Mazara, su coordinador de campaña en las cinco provincias del Este, se movía en sus aguas, repartiendo saludos y besos entre las obreras de la Zona Franca, donde parecía muy popular. «¡Que bueno está Guido!», gritó una de ellas mientras el ex consultor cruzaba antes sus ojos. En ese momento, arrancaba con sus palabras el Presidente Mejía: «La verdad es que el doctor Guido Gómez Mazara me había dicho lo contrario de las piezas que aquí fabrican. El dice que él prefiere no usarlas ni comprarlas, sino quitarlas».

La ocurrencia del gobernante fue igualmente recibida con algarabía por las mujeres, quien más tarde pasaron a lo serio y pidieron la ampliación de la zona franca y la habilitación de un dispensario médico, a lo que accedió Mejía. El Presidente y candidato era esperado en el Club Faro de Hicayagua, a la entrada de El Seibo, para sostener un encuentro con miembros de la sociedad civil. Allí estaban los presidentes de Juntas de Vecinos, de la Asociación de Seibanos sin Techos y de otras entidades comunitarias con vínculos con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). José Antonio Constanzo, Presidente de la Junta de Vecinos, hizo varias peticiones, pero una de ellas llamó la atención del Presidente Mejía, la donación de un carro fúnebre para la funeraria que opera la entidad. «No, yo no regalo eso, yo mejor se lo exoneró, dijo el gobernante.

La finca de Marcos Hernández, en las afueras de El Seibo, había sido el lugar escogido para un encuentro de ganaderos con el Presidente Mejía, pero allí solo hubo dos solicitudes formales al gobernante: La reconstrucción de algunos caminos vecinales de la zona y que en la época de vacaciones, en las escuelas, el gobierno siga comprando la leche que destina al programa de desayuno escolar. El resto se transformó en una sesión de chistes y cuentos pornográficos a cargo de José Manuel Alvarez, un ganadero de origen español radicado en Higuey.

Alvarez fue llamado para presentar al Presidente Mejía, pero en cambio inició sus palabras con una sorpresa. «Yo tengo que decir aquí que el Presidente (Hipólito Mejía) no es un hombre de palabra». Algunos de los presentes pusieron la cara dura, incrédulos frente a lo que escuchaban.

«Sí, no es un hombre de palabra», recalcó Alvarez, «pues había quedado de traerme una viagra y vino con las manos vacías». Aquello fue una carcajada al unísono. Alvarez, sin embargo, no se quedó ahí y cerró su intervención con un cuento de elevada tinta roja, sin reparar en la presencia de mujeres y niños. Mejía demostró al final a su amigo Alvarez que sí es un hombre de palabra y le informó que no solo le llevo el viagra, sino la última en el mercado, «Cialis», que prolonga sus efectos por 36 horas.

San Pedro de Macorís fue el último punto en el recorrido presidencial. La lluvia no impidió que una multitud se reuniera en la calle Francisco Domínguez Charro, en la zona del puerto. El moderador anunció con bombos y platillos la presencia del Rico Carty, de Jesús Pepe Frías, Micky Nazario y del comentarista Delis Herasme, todos en apoyo a la reelección. Pero su garganta se agitó al máximo al anunciar la presencia de Rafael Corporán de los Santos, popular productor de televisión y viejo radiodifusor. Los oradores fueron uno tras otro. Llegó el senador Ramón Alburquerque, quien terminó su perorata con un «¡Entren tó, coño!». Cuando Corporán fue llamado al pódium, la multitud estalló frenética. Confesó que había estado «inactivo» políticamente, pero que al acercar su oreja al «corazón del pueblo» escuchó que éste gritaba ¡Hipólito, Hipólito! Corporán lucía emocionado cuando pidió a los petromacorisanos que el 16 de mayo próximo «que aquí las urnas estén preñadas de votos coloraos!». Se percató que se había equivocado y repitió la frase tratando de corregirse, pero las cosas volvieron a salirle mal..»¡de votos coloraos!» La multitud se tomó aquello a risa, sobre todo cuando el popular productor se corrigió al final, y pudo gritar… «¡de votos blanco!….»

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