En el palacio
El cumpleaños del presidente

<STRONG>En el palacio<BR></STRONG>El cumpleaños del presidente

POR MANUEL JIMÉNEZ
Pasaban de las 10:00 de la mañana cuando altos funcionarios, dirigentes políticos y particulares comenzaron a subir las escalinatas hacia los salones de la tercera planta del Palacio Nacional. Hombres y mujeres lucían formal y elegantemente vestidos, la gran mayoría con algunos obsequios en sus manos.

Y era que ese miércoles el Presidente Leonel Fernández festejaba su 54 cumpleaños y para las 11:00 de la mañana se había organizado una ceremonia especial de presentación de felicitaciones. El personal de Protocolo, auxiliado por oficiales de seguridad, organizó a todos en una extensa fila que cubría en toda su extensión los salones Embajadores y de Las Cariátides. Por alguna razón, los ingenieros Frank Rodríguez y Héctor Rodríguez Pimentel, directores de los institutos nacionales de Recursos Hidráulicos (INDRHI) y de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), respectivamente, encabezaban las filas. A Luis Acosta Moreta (El Gallo), director de la Oficina de Desarrollo de la Comunidad, que estaba en una posición cercana, se le ocurrió advertir que Rodríguez Pimentel y Frank Rodríguez tan juntos, uno muy cerca del otro, daban mucha agua por todos lados. “Ustedes deberían separarse, porque aquí podría salir un ahogado”, comentó con cierta ironía. Rodríguez Pimentel, por lo demás, llevó en sus manos una elegante bolsa en la que guardaba su regalo para el Presidente Fernández. Pero Yarima Sosa, subdirectora del ceremonial del Palacio Nacional, muy apegada a la organización y a los detalles de seguridad, pidió al director del INDRHI que le entregara su regalo. Héctor dudó un instante, pero reacciono rápido y se negó a depositarlo en manos que no eran las destinatarias. ¡Este regalo yo no se lo entrego a nadie, eso lo traje yo para entregárselo en sus manos al Presidente!, dijo en tono firme. A partir de entonces se obvió un detalle de seguridad de que todo lo que está destinado al Presidente tiene que ser previamente chequeado con detectores de explosivos y armas.

En el presente mes de diciembre estaban supuestas a llegar al país las primeras unidades de la flotilla de ocho aviones Súper Tucano adquiridos por el Gobierno de República Dominicana a la empresa brasileña Embrear, que tiene sede en la ciudad de San José Dos Santos. Los aviones de combate, como se recuerda, fueron adquiridos durante la visita de Estado que el Presidente Leonel Fernández realizó a Brasil en el mes de junio pasado, y que incluyó una parada en las instalaciones de la referida empresa brasileña. En esa ocasión, el propio Presidente Fernández informó a la prensa que las primeras dos unidades de la flotilla estarían en el país en este mes de diciembre, pero no ha trascendido que haya ocurrido. En fuentes brasileñas se supo que el contrato para el financiamiento de las aeronaves a cargo del Banco de Desarrollo Económico y Social (BNDES), de Brasil, se encuentra en el Congreso Nacional pendiente de ratificación. La operación envuelve mas de US$900 millones y lo que se ha explicado es que esta inversión sería cubierta con un aumento de un dólar a la tasa aeroportuaria que pagan los turistas que visitan el país. El grueso de la operación sería cubierta por el BNDES, institución que recibiría el pago de lo recaudado por efecto del incremento a la tasa aeronáutica. Se sabe que oficiales pilotos de la Fuerza Aérea han viajado o están en Brasil recibiendo entrenamiento y que un avión Súper Tucano estuvo o aún se encuentra en la Base Aérea de San Isidro, al Este de Santo Domingo, también para fines de entrenamiento al personal militar dominicano. Recientemente estuvo en el país uno de los mas cercanos asistentes del Presidente Luiz Inacio Lula Da Silva que habría examinado la situación. El BNDES, según me dijo días atrás el embajador de Brasil en el país, Ronaldo Dunlop, no solo está interesado en la operación de los Súper Tucano, sino en una ampliación de una línea de crédito a la República Dominicana para financiar proyectos de infraestructura afectados por las tormentas Noel y Olga. Esto, claro está, tendría que ser solicitado por las autoridades dominicanas.

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