En el PLD funcionan el consenso y los acuerdos

En el PLD funcionan el consenso y los acuerdos

Algunos apostaron a un “choque de trenes”. Sin embargo el Comité Político del PLD demostró capacidad de consenso y de forma unánime eligieron a la senadora Cristina Lizardo para presidir el Senado y ratificaron a Abel Martínez al frente de la Cámara de Diputados.

Para los que piensan con neuronas de genética perredeísta o ahora del PRM, o los que sueñan con una división en el PLD para colarse a la presidencia, el resultado de la reunión del CP el pasado lunes fue una nueva demostración de la racionalidad de los dos grandes líderes y estadistas.

Es una atribución reglamentaria del máximo organismo de dirección del PLD la selección de los bufetes directivos y tan pronto el Presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, anunció que no continuaría al frente de la cámara alta (decisión que emite un meta-mensaje de su decisión de correr hasta el final) surgieron dos alternativas definidas, la senadora Cristina Lizardo, apoyada por los senadores de la nomenclatura del presidente Danilo Medina, y la otra, la de Julio Cesar Valentín, quien recibió el endoso de los senadores pertenecientes a la nomenclatura del presidente del partido.

En el PLD existe un principio no escrito de cierto equilibrio en la distribución del poder que nace en el Comité Político, se replica en el Comité Central y en otros organismos y por vía de consecuencia en los poderes del Estado. Ese equilibrio no se podía romper eligiendo dos presidentes pertenecientes a una de las dos nomenclaturas. Por eso hubo un acuerdo entre el Presidente de la República y el presidente del partido y eso explica el resultado unánime en el Comité Político.

La elección de la senadora Cristina Lizardo fue un acto de justicia hacia esa dama y hacia la mujer dominicana. Ingresó al PLD en 1978, dedicó su vida a la educación, subió poco a poco, dos periodos como regidora, dos más como diputada y finalmente senadora ganando ampliamente en dos elecciones y ocupando la vicepresidencia del Senado. Y todo eso venciendo adversidades y una enfermedad. También es un reconocimiento a la mujer dominicana que en seis triunfos electorales ha dado su voto mayoritario al PLD.

Cuánta diferencia con el PRD, que en un momento trasladó los enfrentamientos entre tendencias al seno de uno de los poderes del Estado y el país presenció estupefacto dos Presidencias del Senado, uno Jacobo Majluta y el otro Domingo Tavares Areché. Pobre don Parisito Goico que debió moverse y sobrevivir a este cisma provocado por la irracionalidad suicida de un partido que en ese momento dominaba todos los poderes del Estado.

Cuánta diferencia entre un PLD que reconoce a una senadora convirtiéndola en la primera mujer en la posición número tres del Estado y un PRD que no aprovechó su oportunidad histórica para llevar a la Dra. Milagros Ortiz Bosch, con todos los méritos y más, a presidir la cámara alta.

El último cisma del PRD, acaba de parir un nuevo partido, el PRM, aunque anciano de nacimiento porque sus principales posiciones la detentan en su mayoría una generación agotada. Esa división augura conflictos en el seno de la Cámara de Diputados, porque habrá dos bancadas y dos voceros enfrentados, y en los municipios podrían hacer colapsar la regla de oro del “Pacto por la Municipalidad”, mediante el cual al partido que dispone la mayoría le corresponde el bufete directivo. ¿Qué va a ocurrir donde el PRD tenía la mayoría?

Esa es una de las diferencias entre el PLD y el principal partido opositor; en el PLD hay dos grandes líderes y estadistas conscientes de su responsabilidad histórica, mientras en el otro ha sido la de liderazgos irracionales y suicidas. Por supuesto, hay otra diferencia fundamental y es que los gobiernos del PLD se han caracterizado por mantener el crecimiento con estabilidad, la paz social y las políticas para reducir la pobreza, mientras en el otro se pierde la estabilidad, la paz social y se fabrican más pobres.

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