“Mientras haya hambrientos, perseguidos, corrupción, abusos y explotación habrá perredeísmo en la República Dominicana”.

José Francisco Peña Gómez (1993).

 El Partido Revolucionario Dominicano está en un crucial momento  de su larga  vida política. La crisis  iniciada  con la resistencia a los resultados de la convención extraordinaria del 6 de marzo de 2011 se ha transformado, luego de la derrota electoral,  en un conflicto que amenaza con una nueva división del partido.

Esta contradicción sirve a la planificada estrategia  del peledeísmo gobernante de anular todo vestigio de oposición a su reinado amparado en su predominio de los poderes públicos.

El PRD es  víctima de una Operación  Caballo de Troya.

Ante el peligro inminente que acecha a la organización política que constituye un gran patrimonio del pueblo dominicano y soporte del equilibrio del sistema democrático ¿qué hacer?              

1.     Emplazar a los dos actores principales ingeniero Miguel Vargas Maldonado e Hipólito Mejía, para que entendiendo que los acontecimientos han desbordado su capacidad de confrontación, se acojan a las propuestas de diálogo y concertación hecha pública por el experto en negociación de conflictos doctor Nelson Espinal Báez.

2.     Acoger, asimismo, en calidad de garantes y testigos a las personalidades e instituciones como  Participación Ciudadana, la Iglesia católica, los empresarios y la representación de las bases del PRD, quienes han manifestado el interés de contribuir a la solución del conflicto perredeísta.

3.     Demandar, la aplicación estricta de los estatutos generales del PRD, en acatamiento del mandato de los artículos 19 y 23 sin interpretaciones fuera de contexto.

Y, concluyo con el testamento del doctor Peña Gómez: “Yo amo a mi pueblo, a mi país y a lo largo de toda mi vida he pagado un alto precio por eso, he recibido ataques feroces a veces frontales, a veces con veneno muy sutil como ahora, pero yo los perdono, mis adversarios pueden contar conmigo…con mi perdón”.